Betsabé Caspani: “La pérdida de trabajo produce una alteración en todos los órdenes de la vida”
En los consultorios “se percibe mucha ansiedad, angustia y retraimiento”, advierte la psicóloga que define al desempleo como “una herida narcisista” que “trae aparejadas muchas consecuencias”. El impacto de la crisis en la salud mental de los santafesinos.
Desempleo. Una larga fila, cada vez más larga, la de la gente que busca trabajo en Santa Fe.
Mauricio Garín.
La crisis socioeconómica actual impacta duro en la población. Algunos santafesinos y santafesinas conviven con la incertidumbre laboral o con los problemas que les genera la falta de recursos para la subsistencia y la planificación general de la vida cotidiana. Es que en algunos casos el salario no les alcanza para cubrir la canasta básica de alimentos. Y en ese lote están los nuevos pobres, la clase media empobrecida, que antes podía y ahora ya no. Esto genera un sentimiento de angustia que, los que todavía pueden, lo trasladan al diván. Y los que no les alcanza el dinero para pagar y hacer terapia buscan algún tipo de solución o ayuda, en pos de no quedar en la encrucijada.
“En un sentido amplio, la salud mental implica un dinamismo que no se reduce sólo a lo psicológico, sino que confluyen distintos aspectos históricos, socioeconómicos y físicos”, comienza diciendo la psicóloga Betsabé Caspani (MP 636). “Cuando no se llegan a cumplir todos estos aspectos influyen considerablemente en el estado del sujeto y en sus padecimientos”, explica quien además preside el Colegio de Psicólogos de Santa Fe.
“En estas coordenadas de época el riesgo laboral es latente -continúa la especialista en salud mental-. Desde hace un tiempo se viene incrementando el desempleo o existe la posibilidad de la pérdida del mismo. Es una encrucijada en la que nos encontramos todos y todas”, dice.
Mauricio Garín.
El trabajo, la educación, la vivienda y la salud son los pilares fundamentales de toda persona. Si el trabajo es amenazado es motivo de desestabilización emocional paulatina y produce la inestabilidad diaria. “La salud mental ocupa un lugar prioritario y está en auge -admite Caspani-. Las personas le dan un lugar muy significativo a la preservación de su salud mental. Hay una inversión para sostener los espacios terapéuticos. Pero por su puesto que cuando priman las necesidades básicas el destino de ese dinero va a la conservación de la vida, que es lo prioritario”, aclara la magister en Salud Mental y Lic. en Psicología.
-En ese sentido, ante esta crisis, en Santa Fe ¿los pacientes en general han abandonado la terapia por no poder pagarla?
-Es difícil hacer una generalización, pero en función de los ingresos de cada persona, se produce un reacomodamiento de su economía y de lo que cada persona decide priorizar. En ese sentido, lo que se pudo haber alterado en los últimos tiempos es el encuadre de los tratamientos. Los pacientes que asistían a la terapia semanalmente ahora lo hacen cada 15 días, es decir que tienen que espaciar las sesiones.
-¿El Estado puede hacer algo al respecto, para sostener a la población?
-En estos días nos reunimos con una concejala para conversar sobre todo lo que tiene que ver con campañas de sensibilización y concientización en salud mental. Hicimos mucho hincapié en los recursos del Estado, porque por supuesto que cuando alguien está desempleado y se encuentra en una situación de desprotección social, el Estado debe cumplir su función de garante, debe ser el sostenimiento, que implica la salud mental del individuo. Pero en la realidad nos encontramos que son escasos los recursos humanos profesionales del Estado, no están en los hospitales ni en los centros de salud.
Según el último informe del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), en el segundo semestre del 2023, en el Gran Santa Fe el 48,9% de la población es pobre y el 15,3% es indigente. Es decir que 268.036 personas son pobres y 83.884 viven en la indigencia. El mismo informe ubica al Gran Santa Fe como el tercer conglomerado con mayor tasa de desocupación del país, con un 6,3%.
-¿Qué incidencia está teniendo esta crisis en la vida de las personas, qué se escucha en el consultorio?
-Ansiedad, angustia, retraimiento. Hay distintas manifestaciones sintomáticas. Todo depende del bagaje subjetivo de cada persona, de su historia y de los recursos simbólicos que tenga. Aparecen historias ligadas a la incertidumbre que genera mucho sufrimiento psíquico. Esto es algo que se escucha dentro de los consultorios y también por fuera, es decir, dentro del tejido social. Es algo que nos afecta a todos y todas.
-¿El temor a perder el empleo o gente a la que no le alcanza la plata, son temas recurrentes?
-Sí, así es. Hay dos aspectos relevantes: la desocupación y el lugar que ella ocupa en el imaginario colectivo. El trauma como factor sorpresa y el terror al desamparo, la desprotección y la incertidumbre, ya que la pérdida del empleo produce una herida narcisista. Y ello trae aparejadas muchas consecuencias. Así que el orden de la experiencia traumática es fundamental. Y en esto de lo anticipatorio, de lo que pueda llegar a suceder si me despiden, hay que pensar cómo se genera esta cuestión de masa colectiva y cómo se acompañan las cuestiones laborales, cuando en algún punto estamos todos inmersos en esta cuestión amenazante, hablando en términos metafóricos, porque todos podemos quedarnos sin trabajo. Y eso pulsa a aceptar distintas condiciones laborales, a la precarización, en la que no se contemplan las condiciones dignas. Porque recordemos que trabajar dignifica y nos permite obtener un organizador social de la vida.
“El desempleo afecta el ritmo, la cotidianeidad, la inserción social, el lazo con el otro”, enumera la especialista.
Guillermo Di Salvatore.
-Imagino que el desempleo afecta también a los psicólogos...
-Sí. Desde el Colegio (de Psicólogos) tenemos la política de acompañamiento de todas las cuestiones laborales. Venimos acompañando a psicólogos y psicólogas que se han quedado sin trabajo. Profesionales que han tenido contrataciones históricas muy irregulares, en situaciones de precarización laboral. Gente que en 15 años de servicio en el Estado no han pasado a planta permanente. Son contratos que hoy han caído y estos profesionales han quedado totalmente desamparados, víctimas de una situación totalmente arbitraria y traumática.
-¿Cómo se aborda en la terapia la pérdida del empleo o el temor a que ello suceda?
-Es muy difícil hacer generalidades. Hay que ir al sujeto en particular. Se debe pensar cómo ir armando pieza a pieza esto que le está sucediendo e impulsar la creatividad. Tenemos que ser muy creativos, muy artesanales, en posicionarnos en la construcción de las alternativas en el marco laboral y por fuera. Ir pensando los mejores recursos para sostenerse en estas situaciones tan difíciles y complejas. Más que decir, apuntamos a que el paciente pueda poner en palabras su padecimiento y ver cómo ordenar y acompañar ese tránsito para que se pueda apaciguar el malestar psíquico. Buscar herramientas y recursos que le permitan salir más airoso de esta situación.
-El suicidio es un tema tabú. Estas situaciones angustiantes pueden llevar a este tipo de pensamiento. ¿Qué se le dice a un suicida?
-En el trabajo de análisis es fundamental cuando uno pesquisa alguna cuestión de esta índole o cuando se detecta algún tipo de empobrecimiento yoico, problemas con la ligadura a la vida, con la conservación de la especie. Cuando se producen situaciones traumáticas, como un despido laboral, se provoca un sentimiento que se puede emplazar al propio cuerpo, algo que queda internalizado sin posibilidad de metabolizar o simbolizar por medio de la elaboración, la tramitación, la palabra; o puede ser dirigido al otro. Son situaciones de violencia en distintos marcos de ligadura al otro, distintos ámbitos vinculares, o también uno puede generarse auto agresiones de mucho padecimiento y vulnerabilidad. Entonces, hay que estar muy atentos para poder pesquisarlas a tiempo.
Mauricio Garín.
-Allí reside la importancia del análisis...
-El trabajo de análisis cumple aquí una función sustancial para saber qué hacer con esta herida narcisista. Porque la pérdida de trabajo produce una alteración en todos los órdenes de la vida: el ritmo, la cotidianeidad, la inserción social, el lazo con el otro. El sujeto queda como desorientado, pierde el eje de su vida y, además, con la incertidumbre social. Porque no es que uno pierde el trabajo y en seguida va a encontrar otro, sino que la posibilidad hoy se encuentra muy reducida. Además, el despido va a dejar cicatrices por el trauma social que provoca. Genera la concepción de que uno no va a conseguir otro trabajo. Y eso genera mayor malestar e imposibilidad de relanzar otras alternativas para conseguir otro trabajo o inmiscuirse en un ámbito laboral. Por ello es importante acá el análisis. Porque hay que tramitar lo que es un duelo, es una pérdida del orden real, de la realidad. Es una pérdida que se materializa.
-Los espacios terapéuticos son sustanciales…
-Así es, porque un sujeto no puede enfrentarse en soledad a todas estas cuestiones. Necesita de un otro que lo escuche, que pueda contener y alojar ese sufrimiento. Por ello se debe hacer hincapié en las éticas de cuidado. Hay que pasar del individualismo a la solidaridad. Generar lazos con el otro y que el entorno pueda permitir cierta contención, alojar ese sufrimiento y, de alguna manera, guiar para poder enfrentar situaciones tan feroces como es la pérdida del empleo.
-Por último, desde el Colegio de Psicólogos ¿se brinda algún tipo de capacitación en particular sobre el abordaje de estos temas a los profesionales?
-En el Colegio tenemos distintas capacitaciones. Todos tenemos formación porque lo que ancla a este tema es el padecimiento psíquico, el sufrimiento, los avatares de la vida, los síntomas que se manifiestan durante la pérdida del empleo. Los psicólogos de por sí ya tenemos la experiencia y el bagaje profesional para abordar estos temas. De todas formas, la convocamos a Alicia Stolkiner para que nos de una charla sobre salud mental y la coyuntura actual de esta época.
Stolkiner es una psicóloga, profesora e investigadora de la Universidad de Buenos Aires (UBA), dedicada a la salud colectiva. Es autora del libro "Prácticas en Salud Mental" (ed. Noveduc), entre otras obras. En sus investigaciones, la especialista interpela sobre la caída de las certezas, las formas odiantes, los discursos reaccionarios y los derechos humanos como idea fuerza contra la avanzada de la derecha neoliberal.
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