Este 2 de mayo se conmemora el Día Internacional contra el Acoso Escolar o Bullying con el objetivo de concientizar sobre los riesgos que conlleva este mecanismo, el cual afecta, según las estadísticas, a uno de cada tres niños.
Claudia Alzogaray, integrante del Programa Nación contra el Bullying, León, planteó la necesidad de trabajar intensamente en esta temática, tanto en las instituciones educativas como en los hogares.
Este 2 de mayo se conmemora el Día Internacional contra el Acoso Escolar o Bullying con el objetivo de concientizar sobre los riesgos que conlleva este mecanismo, el cual afecta, según las estadísticas, a uno de cada tres niños.
A nivel nacional existe desde hace años el Programa León, que apunta principalmente a visibilizar esta problemática y brindar herramientas para su abordaje. Según indicó una de las referentes, la docente venadense y directora de la Escuela Nº 238, Claudia Alzogaray, hoy se registran casos de bullying en “todas las escuelas” y por ello se trata de una situación la cual requiere especial atención para empezar a reducir estas cifras alarmantes.
“El acoso escolar o bullying es la burla o discriminación sistemática que surge entre pares, tanto niños como adolescentes. Es una forma de maltrato que puede ser psicológico, físico o verbal”, indicó Alzogaray, destacando que, cuando una burla, agresión o ataque es reiterado y sostenido en el tiempo hacia una misma persona, se convierte en bullying, en una persecución.
“Al día de hoy, en todas las escuelas hay casos de bullying, y se puede detectar fácilmente porque la persona que sufre este tipo de acoso tiene un comportamiento retraído, le cuesta integrarse al grupo, trata de escaparse de ese lugar que le hace mal o no se siente cómodo. Y lo expresa de ese modo, estando en soledad, apartado, ya sea por una decisión personal o porque lo dejan de lado”, destacó. Y añadió: “Es ahí donde, como adultos, tenemos que poner el foco, la atención, sobre todo cuando son chicos a los que les cuesta expresar lo que está atravesando”.
Seguidamente, como una forma de confirmar si un niño o adolescente está siendo víctima de acoso escolar, Alzogaray recomendó activar los “mecanismos de testigos”, para que puedan brindar información de lo que está sucediendo. Otra estrategia está relacionada con “buzones”, donde se puedan plantear de manera anónima situaciones que se están viviendo.
Si bien este tipo de propuestas están al alcance de las escuelas, la docente reconoció que la gran mayoría no las aplica. De todos modos, desde el programa León, insistirán en este tipo de acciones, tomando contacto con las instituciones educativas tanto primarias como secundarias. “Sabemos que no es nada sencillo abordar este tema, primero porque los docentes no contamos con el tiempo necesario, demanda mucho trabajo, y a veces no se cuenta con el conocimiento adecuado. Para aplicar un programa anti bullying se necesita hacer actas, tener diálogo con las familias, acordar acciones y demás”, puntualizó.
“Siempre donde hay grupos de niños o adolescentes, surgen hechos de estas características”, planteó Alzogaray, sosteniendo que no es una problemática exclusiva de las escuelas, sino que se dan en los barrios, los clubes y demás espacios de reunión.
“Cuando esto recién empieza, se puede frenar, no hay que dejar lo pasar, no se debe pensar que es una cargada y nada más. Debemos explicarles a los chicos que eso no se hace para que tomen dimensión del mal que pueden estar provocando”, puntualizó. Y disparó: “En este tipo de acoso hay dos personas que están en problemas: el que hace bullying y el que lo sufre”.
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