Fue una lástima (y no estoy hablando de lo que fue el partido). A un año del 9 de noviembre de 2019, fecha que el hincha rojinegro nunca dejará de rememorar, Colón se presentó en Avellaneda para enfrentar a otro Independiente (aquella vez fue del Valle, de Ecuador) y por muy poco no pudo traerse los tres puntos.
Primero estuvo a 7 minutos de lograrlo. ¿Por qué? Porque a los 13 del primer tiempo, luego de una excelente ejecución de un corner de Chancalay, el cual pegó en el travesaño (casi fue gol olímpico), Morelo tocó la pelota con su pierna derecha y un defensor del "Rojo" no pudo despejar antes de que ingresara. Así el rojinegro se ponía 1-0 arriba, cuando ninguno de los dos había hecho nada.
Tenés que leer"Colón, una pasión sin fronteras", no te quedes sin verloPasaron 78 minutos (los 34 "netos" de la primera etapa) hasta los 44 del complemento, durante los cuales Colón pudo continuar aguantando el resultado, pero en una jugada casi intrascendente, en la cual llegó un centro "llovido" desde la derecha, Lucas Rodríguez lo aprovechó entrando sólo por izquierda para meter un cabezazo que entró cerca del segundo caño, ante la "atenta" mirada de Burián, que pareció faltarle reacción.
Esa fue la primera parte de lo que dice el título de este comentario: No lo aguantó. ¿Y por qué no lo definió? Porque a los 50 minutos, en una contra (la única bien aprovechada) Góez enganchó hacia su izquierda dentro del área, y tras un rebote en un defensor, el balón dio en el brazo de Lucas Romero y Silvio Trucco no dudó en sancionar el penal.
El que se hizo cargo de la pena fue Emanuel Olivera. Luego de esa instancia era muy poco lo que se podía jugar. Pero el "Turro" Olivera fue muy displicente en su definición. Su remate, muy débil, a la derecha de Sosa, fue rechazado por el arquero. De ahí en más no hubo tiempo para nada, sólo para lamentarse por la oportunidad perdida.
Fue una lástima. Porque hubiera sido un festejo completo para los colonistas. Justo a un año de la impresionante gesta de la hinchada sabalera en La Nueva Olla en Asunción del Paraguay, Colón enfrentaba a otro Independiente. Y si hubiese ganado, habría sido en la previa de la fiesta en reconocimiento a esos 40.000 hinchas rojinegros presentes en la final de la Copa Sudamericana.
No pudo ser. De todos modos, nada podrá hacer olvidar los suficientes y justificados motivos que todo colonista tiene para sentirse orgulloso. Lo de hace un año fue y será inolvidable y no habrá nada ni nadie que pueda empañar esa fiesta en tierras guaraníes.
De fútbol se hablará en otro momento. ¿La verdad? ¿A qué hincha de Colón le importará ahora cómo jugó su equipo contra Independiente?
Sólo queda esa sensación, no lo pudo aguantar y no lo pudo definir...