Por Darío Pignata
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Hay dos realidades indiscutibles en el Mundo Colón para estas primeras fechas: 1) Los números que sumó Rubén Darío Forestello le “cierran” a cualquiera, máxime habiendo jugado ya con un grande en condición de visitante; 2) En el juego, Colón casi siempre fue superado, fundamentalmente en la tenencia de la pelota, como consecuencia de su propuesta.
El fútbol se compone de la técnica de los futbolistas, la táctica inicial del esquema de juego y la estrategia que define su entrenador acorde a los jugadores que tiene. A estos valores históricos, se agregaron “mágicamente” en los últimos tiempos la parte física —más atleta que jugadores— y la famosa “actitud” (ex personalidad).
Ahora bien, en esta etapa de formación, Forestello entiende que Colón debe jugar con mucho orden táctico en el fondo, despliegue físico en todas las líneas y apostar al contragolpe. La práctica se dio la mano con la teoría en dos partidos testigos: River Plate allá y Rosario Central acá. Salió bien, pero contra Godoy Cruz se quemaron todos los papeles.
Antes, cuando hace años salía la revista “Sólo Fútbol”, se hablaba del famoso resultado moral; es decir, lo que un equipo había merecido, aunque no siempre coincidía esa tabla con la de los puntos reales. Más acá en el tiempo, apareció el famoso “ping-pong”, que es contar las situaciones de gol de cada equipo para descubrir los méritos. Ahora, el moderno “Fútbol para Todos” propone los porcentajes exactos de tiempo en cuanto a la tenencia de la pelota.
En este último rubro, que es tener la pelota para jugar al fútbol, Colón fue superado casi siempre por sus rivales. Lo primero que se me ocurre decir es que será muy difícil imaginar un Colón protagonista si el equipo no se amiga un poco más con la pelota. Y por lo otro, cuando escuchaba a Alcoba diciendo que sintieron el esfuerzo y estaban cansados en ese final en Mendoza —donde el propio uruguayo quedó mal parado y sin volviendo a boxes sin nafta en el gol de Ramis—, no me sorprende: si se le regala la pelota al rival todo el tiempo, el gasto físico pudo ser de Godoy Cruz pero el gasto mental de aguantar sin salir fue de Colón.
“Una cosa es estar cansado y otra es sentirse cansado”, popularizó el Dr. Oliva al lado de Menotti en los ‘70. Y es así nomás: el cansancio de la cabeza suele provocar más heridas que el cansancio de las “gambas”.
Si Ramírez hiciera goles en todos los partidos estaría en el Barcelona y si Curuchet le agregara gol a su velocidad estaría en el Milán. Hoy, no tengo dudas, son los dos mejores delanteros que puede poner Colón en campo, pero la pregunta es: ¿cómo se sostiene la idea del contragolpe si “Tito” no la emboca y “Curu” no hace daño?.
Entonces, llegamos al punto. Colón define, por estrategia de su entrenador, jugar al contragolpe. Es una idea, respetable como cualquiera. Pero ¿qué pasa si Colón no golpea primero para ponerse arriba (River) o golpea de nuevo estando igualado en medio de la adversidad (Central)?. Cuando pasa lo que pasó en Mendoza que Colón no sale, no golpea y el rival lo emboca, al Colón de Forestello se le cierra el camino principal y no tiene atajos ni colectoras.
A la hora de los nombres, algo está claro: el arquero respondió, los zagueros se acomodaron, Prediger recuperó la memoria y hasta acá los dos puntas cumplieron. ¿El resto?: muchas ganas pero pocas ideas en el uno contra uno.
Hoy, por momentos, conviven dos realidades. Determinados jugadores no se ayudan y el esquema no ayuda a determinados jugadores. Ejemplo: Lucas Mugni. El zurdo sigue bajo, pero poner un enganche para abandonarlo contra la raya para que corra gente y se tire al piso no sirve para nada. Si la idea es poner corredores, el “Yagui” debe saber que hay mano de obra desocupada. En Colón y en todos los clubes.
Colón llegó a los puntos que tiene con Forestello como consecuencia de su efectividad en algunos partidos, algunos fallos arbitrales favorables y una interesante cuota de fortuna. En el fútbol de hoy, no conviene abusar de ninguna de las tres cosas, fundamentalmente de las dos últimas: los “pitos” se equivocan para los dos lados y la suerte es como el sol...a veces sale, a veces no.
El entrenador sabalero tiene la hermosa posibilidad de corregir defectos ahora, que los números “le cierran” en el arranque de su ciclo. Siempre es mejor hacer autocrítica cuando la pelotita entra. Porque si no hay juego y tampoco resultados —cosa que a la larga es lógico— no hay camino principal ni colectora, sólo un callejón sin salida que se llama fracaso.
Finalmente, a favor del entrenador, es una imagen refrescante ver a Bailo, Marcos Fernández y el pibe Jourdan adentro del primer equipo. Si el técnico les va dando rodaje es porque ve que los de abajo “están” o porque los de arriba “no están”.
En esto sí no hay punto medio ni grises: si un pibe sube debe tener posibilidades, porque de nada vale ponerlo un rato para que después desaparezca del mapa. Se necesita, en este punto, un poco más de rebeldía de los llamados “chicos” y un poco más de “huevo” de parte de los entrenadores de turno.
El desafío en La Plata está a la vuelta de la esquina y después se viene San Lorenzo en casa. Ojalá la lección de Mendoza haya servido para algo. Fue la primera vez que Colón no golpeó, recibió una mano y besó la lona. Claro que hay un dato no menor: en la tarjeta del jurado, cuando llegó el nocaut, también perdía la pelea por puntos.
¿Arranca Afa plus?
Empieza mañana una semana clave para el inicio del sistema Afa plus. En Colón aseguran que está todo listo y la Afa ya anunció que el debut de este nuevo ingreso a los estadios se producirá el domingo que viene en ocasión del encuentro ante San Lorenzo, pero los carnet que debe distribuir Correo Argentino no han llegado a los domicilios de los empadronados todavía.
Hasta el jueves se habían empadronado en Colón un total de 14.911 personas, de los cuáles 13.842 son simpatizantes sabaleros.
Por otra parte, el dato de los empadronados en todos los centros del país y que son socios, asciende a 11.141, mientras que los empadronados en todos los centros del país que son simpatizantes, asciende a un número total de 15.312.
En Colón funciona un Centro de Empadronamientos con más de una veintena de mesas que atienden de 8 a 20, con el único requisito de llevar el DNI, tener unos diez minutos aproximadamente para efectuar el trámite y sin costo.