Cuando el fútbol era amateur en Uruguay, se solía tener como tradición que después de un partido se hacía un asado (cualquier parecido con la realidad en la Argentina, es mera coincidencia, ¿no?). Entonces el equipo perdedor era el encargado de pelar las chauchas para la ensalada. De allí se entiende que aquélla marcha que trajo Gisleno Medina, fallecido hace poco, el hermano de Orlando, y que Colón adaptó como su marcha oficial, hable del "vayan pelando las chauchas, aunque les cueste trabajo, donde juega el sabalero, todo el mundo boca abajo", en clara alusión triunfalista. Y en esta otra noche histórica, tuvo que aparecer nuevamente la figura de un uruguayo que hizo todo lo que se le puede pedir a un ganador: figura en los 90 minutos (sobre todo en el primer tiempo) y nuevamente protagonista en la definición por penales.
Leonardo Burián (9) fue el "héroe" y responsable de la gran alegría que Colón le dio a su gente: se atajó todo en un partido claramente desfavorable en el trámite, fundamentalmente en ese primer tiempo en el que Colón fue desbordado por todas partes. Tapó varios mano a mano, cortó jugadas muy peligrosas y se la jugó con el cuerpo y el alma en pelotas divididas. Tuvo un segundo tiempo más tranquilo y apareció nuevamente en su gran dimensión para detener el penal que ejecutó Rafael Pérez y que fue clave para ganar el partido.
Tenés que leerBurián: "Nos permitimos soñar con algo que todos queremos"En el fondo, Colón tuvo problemas -y serios- en el primer tiempo. Meza (4) tuvo una noche para el olvido, desbordado por las apariciones de Martino, las subidas de Díaz y alguna diagonal de Auzqui o Santos. Jugó condicionado por la primera amarilla y Domínguez, que lo había puesto en duda durante la semana, lo dejó en cancha a pesar de que hizo calentar a Mura en el entretiempo. A los 5 minutos del segundo tiempo, la indecisión o demora del técnico en efectuar el cambio, más una nueva falta del pibe, dejaron a Colón con 10 y con un panorama muy complicado que luego supo resolver porque mejoró defensivamente y porque Talleres ya no fue el mismo en el segundo tiempo, ni siquiera en los minutos que jugó con uno de más (17 en total). Garcés (5) tuvo que trabajar mucho a espaldas de Meza, Bianchi (5) cometió un par de errores cuando salió lejos a marcar, pero mejoró en el segundo tiempo y lo mismo pasó con Delgado (5) para cubrir a un Piovi (4) muy complicado en el primer tiempo con la velocidad de Fragapane y las subidas de Tenaglia. En el complemento, como el resto de los defensores, mejoró un poco.
En el medio, lo mejorcito se vio otra vez por el lado de Aliendro (6), confiado y seguro en el manejo de la pelota, con prontitud y rapidez para saltear líneas y aparecer a espaldas de los volantes rivales, algo que no pudo hacer frecuentemente pero que le aportó frescura al equipo en medio de un panorama casi siempre complicado en el juego. Lértora (5) tuvo orden aunque muchas veces quedó en inferioridad de condiciones ante la rapidez y el buen juego de los mediocampistas rivales, en tanto que Castro (6) metió un cabezazo implacable en el gol y colaboró muchísimo en la marca, retrocediendo por el costado izquierdo para ubicarse cerca de Lértora y Aliendro para la recuperación.
Colón supo siempre que a Talleres le gusta salir jugando desde atrás y por eso fue a presionar. Quizás se hubiese necesitado de un jugador más explosivo, como el pibe Farías (recordar de qué manera convirtió el segundo gol ante Arsenal). Morelo (4) fue bien controlado, le tiraron pelotazos para que le gane las espaldas a Pérez e Hincapié pero en ningún momento pudo desequilibrar y se notó que viene de estar inactivo y sin muchos minutos en cancha a partir de su recuperación. Lo del Pulga Rodríguez (5) se incrementa en el valor por haber tenido la dicha de patear el último penal (¿no fue arriesgado dejarlo para el final?) y que ese remate le diera la victoria a Colón. Durante los 90 minutos, su aporte fue muy escaso y sólo contribuyó enviando muy buenos centros en las jugadas de pelota quieta.
Como pasó en el clásico, Domínguez se quedó con varios cambios sin hacer. En este caso, sólamente apeló a uno y terminó siendo el de Mura (5) por Morelo cuando, en realidad, tenía previsto hacerlo por Meza pues por algo lo hizo calentar al ex Estudiantes durante los quince minutos del entretiempo. El ingreso de Mura, el retroceso del equipo a partir del hecho de quedarse con uno menos -cuando estuvieron 10 contra 10 siguió en la misma postura- y el declinar físico de Talleres, que ya no tuvo la misma soltura y profundidad que en el primer tiempo, permitieron que el partido se aquiete y sea mucho más tranquilo para Colón.
Rosa Villano escribió: "Uruguay es apacible y tiene el cielo más celeste que existe". Habría que agregarle que dio un arquero que, a los 37 años, es como el vino: "cuánto más añejo, mejor".
Tenés que leerColón - Talleres: reviví la serie de penales que puso al Sabalero en SemifinalesLos jugadores llegaron al estadio en un micro, desde el predio, y se fueron todos juntos una vez terminado el encuentro. Allí se produjo la desconcentración y volverán este lunes a los entrenamientos.