Mientras Colón asume la responsabilidad de los famosos "Cien días de soledad" (fue el tiempo que le pidió don Carlos Lazzaroni a José Néstor Vignatti para una obra histórica en el piso del Cementerio de Elefantes) y perderá dos partidos su localía, Boca hace lo que quiere en el fútbol argentino en el mismo rubro. Pensar que la Liga Profesional, primero con Elizondo y luego con Tinelli, copió el formato europeo: "El césped debe estar diez puntos, para eso bajamos un Manual de Instrucción: cómo cortarlo, cómo marcarlo y hasta cómo hidratarlo". Se ve que el Manual de Boca se perdió en las aguas del Riachuelo.
Lo concreto: se sabía hace días que no se podía jugar, porque más allá de la arena en modo Miami, el piso es un riesgo para los players. Sin embargo, el estilo Riquelme que todo lo puede (menos ganar algo en serio) se encaprichó en jugar "como sea en La Bombonera" contra Colón en el debut.
Su rival de turno deberá mudarse el jueves que viene (contra Godoy Cruz) y en la cuarta fecha contra Barracas Central a la cancha de Patronato de Paraná. Mudará jugadores, hinchas, socios, dirigentes y prensa a otra provincia. Pero, claro, Colón no es Boca. Son dos reglamentos por separado.
"Prometimos cuidarla y cada día la encontramos más moderna y renovada. La obra del drenaje en el campo se suma a las que permitieron volver a convertir la tercera bandeja Norte en popular, sumar nuevos palcos, modernizarla por dentro y por fuera. Embellecerla. Bienvenidos a casa", fue la publicación del presidente Jorge Ameal, como si nada pasara.
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Para un fútbol dos veces campeón del mundo y actual ganador de la Copa América, haber montado Boca-Colón en esta Bombonera fue una desprolijidad. Como mínimo. Acorde al capricho de Riquelme.
En síntesis, Colón se muda y Boca hace lo que quiere. Un mismo fútbol, dos reglamentos. Increíble, pero real.
"Tengamos paciencia, con el correr de los partidos se verá mejor", fue la rápida salida de Riquelme en la previa de Boca-Colón.
En el destrato permanente del Consejo de Fútbol, lo pasaron por arriba al canchero histórico de Boca y contrataron a un amigo de Riquelme.
"El viernes cortamos el césped, seguimos fertilizando pero se verán lugares con arena", afirmaban.
Para variar, cuando explicaron que había que cambiar el drenaje (se inundó el día de Newell's con la suspensión) y modificaron los caños, enviaron un mensaje en modo Riquelme: "Hace años que nadie hace nada con esta cancha". En todo, mezclando política siempre.
No sorprende la desprolijo de Boca, ya nos estamos acostumbrando. Lo que sorprende es que la Liga tiene dos reglamentos: uno para Boca y otro para Colón.