Jugó el mejor partido de la Copa y disputará otra final en menos de dos años
Colón tuvo un fútbol de Academia
Definirá con Racing por el título de campeón. Derrotó sin atenuantes a Independiente, con un buen planteo de Domínguez y un equipo que casi no tuvo fisuras. Garcés fue el caudillo de la defensa y el mejor en un rendimiento individual con muchos jugadores para destacar.
Pablo Aguirre El festejo tras el final y el merecido triunfo de Colón en San Juan.
Si no fue el mejor partido de Colón en la Copa, le "pega en el palo". Lo planteó bien, lo ideó bien y lo interpretó aún mejor. El libreto fue claro. Colón sabía que Independiente lo iba a esperar, entonces salió a jugar el partido que más le convenía. Por eso, Domínguez eligió a Bernardi, un jugador muchas veces cuestionado pero que para la ocasión le iba a ser muy útil. Lo puso de enganche. Fue una de las modificaciones tácticas de Domínguez. La primera había sido la de jugar con línea de cuatro. Las ausencias de Goltz y Bianchi eran demasiado para arriesgarse a jugar con la línea de tres, más allá de que Falcioni eligió dejarlo a Velasco en el banco, aunque igualmente jugó con Palacios y Roa adelantados para acompañar a Silvio Romero. Pero Domínguez decidió respaldar el trabajo defensivo con línea de cuatro, tres volantes para manejar la pelota, más Bernardi jugando suelto delante de ellos y el Pulga con Farías más arriba. Un planteo simple y una estrategia bien clara: apretar sobre la salida de Independiente, manejar la pelota y ser el protagonista del partido.
Jugó bien Colón. Tuvo la firmeza de Garcés en el fondo –una gran figura durante los 90 minutos-, con dos marcadores laterales que trabajaron mucho pero que fueron de menor a mayor en el rendimiento. Mura se terminó acomodando y Piovi supo arreglárselas para contener la subida de Bustos y algunas apariciones de Asís en el segundo tiempo, cuando en ese pasaje inicial de 10 o 15 minutos (no mucho más de eso), Independiente complicó y estuvo merodeando el empate sobre el arco de Burián, lo cuál habría sido una tremenda injusticia.
Después, en el medio había que manejar la pelota y Colón lo hizo, con generosidad en el despliegue y esa confianza que vienen adquiriendo jugadores que han sabido tener buen nivel y regularidad, como Lértora y Aliendro, este último volcado a la izquierda (Castro lo hizo más por derecha), como ruedas de auxilio de un Lértora que jugó bien, pero cuidándose de una amarilla que pudiese dejarlo afuera de la final (también tenía cuatro amarillas, al igual que Delgado).
Colón dejó casi siempre la imagen de tener todo controlado. A veces lo hizo dominando, como al principio. Y en otras, sin sufrir a pesar de que la pelota pasó a tenerlo a Independiente como su propietario, como ocurrió en el final del primer tiempo y el arranque del segundo. Había que ajustar algunas cuestiones, como por ejemplo lo hicieron Mura y Piovi por los laterales. Y ser incisivo e inteligente para que el adelantamiento del rival –necesitado de ir en búsqueda del gol del empate- le generase espacios de mitad de cancha para adelante. Así fue que llegó el segundo gol sabalero, con un arranque espectacular de Castro y un acompañamiento lleno de confianza del pibe Pierotti, con una brillante definición.
Iban 22 minutos y ahí se terminó todo. Colón siguió creciendo en solidez. Y aquí es donde uno observa cuándo un equipo está bien conformado, porque faltaron jugadores clave en el sector defensivo, hubo que hacer un corrimiento de piezas y hasta un cambio de esquema. Sin embargo, todos se acomodaron en su justa medida. Y este es un gran acierto del técnico y la muestra cabal de la claridad que transmite un equipo cuando las cosas funcionan y, más allá de las ausencias, el nivel no disminuye.
Pablo Aguirre
Foto: Pablo Aguirre
Está bien Colón. La jornada de semifinalistas dejó en claro que, de los cuatro equipos, fue el mejor. Confianza, orden, seguridad y convicción, fueron sus atributos. Jugó el mejor partido del torneo, o uno de los mejores si es que en la evaluación final hay algún otro, de los 15 jugados por ahora, que se haya acercado o superado al de este lunes en el que el equipo de Domínguez demostró por qué el técnico confía tanto. Y por qué, después del partido, dijo en dos o tres ocasiones que el suyo, "es un buen equipo".