Colón pasó de la nada a poco
y quedó en rojo ante el Grana
El equipo de Kudelka ganó bien, los sabaleros estuvieron ausentes en el primer tiempo, mejoró muy poco en el segundo y el lindo gol de Benítez le puso dramatismo al final.
Colón fue menos de lo que se esperaba en este arranque con el pie izquierdo. Crédito: Manuel Fabatía
Sin ser alarmista, habrá que aceptar que al margen de haber perdido bien, Colón fue menos de lo que se esperaba en este arranque con el pie izquierdo. En el primer tiempo, el error puntual de Delgado en el gol de De la Vega, el poco juego y la escasa llegada, fueron los elementos que llevaron a que la actuación sea muy floja. En el segundo, el equipo mejoró. Es cierto que hubo otra actitud, pero había sido tan bajo lo del primero, que con poco más se vio algo distinto. Pero falta mucho.
Poquísimo de Colón en el primer tiempo. Casi nada. O mucho si tenemos que hablar de falencias, carencias y errores. 1) Inexplicable falla de Delgado en el gol de Lanús, al enviar hacia atrás una pelota que podía resolver de otra forma, permitiendo el centro de Di Plácido que tomó por sorpresa al resto de los defensores y la aparición de De la Vega para anticipar a Meza y definir; 2) muy poco juego interno en el medio y apenas un par de apariciones por afuera, ganando por derecha las espaldas de Sánchez Miño a través de Meza; 3) demasiados pelotazos desde lejos para la búsqueda de Wanchope y Neris, que quedaron prácticamente aislados y sin ninguna ocasión para convertir durante toda esa etapa.
Entonces, al partido lo manejó Lanús, más rápido, más atento, ganando más las pelotas divididas o el anticipo. Aprovechó los espacios y también los errores, como en la jugada del gol. Tampoco tuvo muchas chances, pero en el juego y en la generación de peligro, marcó diferencias que justificaron el 1 a 0 parcial.
¿Y Colón?, sólo un cabezazo de Perlaza, a los 26 minutos de ese primer tiempo, luego de un córner ejecutado por Delgado y que se fue muy cerca del palo izquierdo. Demasiado poco y en consonancia con el escaso juego que se le vio a un equipo al que le costó soltarse muchísimo, sin frescura ni ideas.
Nadie podía dudar que el partido iba a abrirse, porque, en realidad, debía abrirse. Aquí el riesgo era doble, porque al margen de que las ocasiones de gol podían darse para Colón (fueron muy pocas y el gol llegó como consecuencia de un remate cruzado desde afuera del área del “Conejo” Benítez, que entró por Neris para jugar la parte final del cotejo), también el equipo iba a quedar expuesto para el contragolpe.
Apenas se jugaban 8 minutos del segundo tiempo cuando Saralegui cambió. Entraron Julián Chicco por Vega (estaba amonestado y vuelve a jugar después de varios meses de inactividad por la rotura de los cruzados) y trató de cambiar el juego con Pierotti y Tomás Galván por los dos volantes laterales (Alvarez e Ibañez), de flojas actuaciones. Galván no fue tan abierto por izquierda, sino que jugó más bien como un interno que se volcó por ese sector, pero más vinculado al juego y no tanto a abrir la cancha.
Pero Colón siguió repitiéndose en el pelotazo para Wanchope Abila o Neris, algo que Lanús resolvió bien con el excelente juego aéreo de Lema (una de las figuras junto a Belmonte), hasta que el lindo remate de Benítez le dio dramatismo al final del partido, lapso en el que la jugada más clara la tuvo Lanús en un contragolpe al que le faltó precisión pero que el “Tucu” Leandro Díaz pudo rematar, en forma desviada.
Ganó bien Lanús y dejó bastante que desear la actuación de Colón. Sin embargo, es el primer partido y no se puede quitar el crédito para ver a un equipo que mejore. Se cometieron errores que costaron caro (en el primer gol, la falla de Delgado; en el segundo, la desconcentración para darle el espacio justo a Troyansky para que le meta un centro preciso a Orozco, que fue el autor del tanto de la victoria granate), faltó juego en el mediocampo y se repitió demasiado en el pelotazo para los delanteros. Tenerlo a Wanchope adentro del área es una tentación, pero tampoco hay que exagerar en esa búsqueda que, si se hace constante y repetida, termina siendo estéril y poco productiva.
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