Ese paso adelante que se había dado la semana pasada en Santa Fe, se convirtió en preocupante retroceso este domingo ante el equipo del presidente de la Afa. Jugadores incómodos, perdidos y en bajo nivel, ante un rival superior en entusiasmo e inteligencia para jugar en una cancha complicada.
Wanchope Abila lleva varios partidos sin marcar y eso lo ha puesto nervioso. Aquí se reprocha en una de las jugadas de ataque (pocas) que creó Colón durante el partido. No fue él quien estuvo cerca del gol, sino Farías y Bernardi. Crédito: Matías Nápoli.
En la asignación de responsabilidades, el que menos las carga sobre sus espaldas es Adrián Marini. No armó el plantel, no trabajó con ellos y se lo dieron con el torneo en marcha y cuando los resultados, con dos técnicos de mucha experiencia, habían sido negativos. Chupete logró dos triunfos revitalizantes (Vélez y Tigre). Pero la tercera fue la vencida. El equipo jugó tan mal como lo había hecho en los peores partidos con Falcioni y Rondina. El resultado pudo haber sido catastrófico si no mediaba la mala puntería de los jugadores de Barracas Central y alguna que otra intervención de Ignacio Chicco, el único que se salva del aplazo.
El diagnóstico está bastante claro. Se trajo lo que se pudo y no lo que se quiso. Falcioni lo mencionó cuando sacó a relucir la lista de jugadores con los que se habló y por "x" motivos no vinieron. Del lado de la dirigencia (Vignatti) y de la secretaría técnica, las explicaciones escasearon. En el caso de Mario Sciacqua, a su intención de dar un paso al costado le siguió el pedido del presidente para que siga, acompañando a Chupete Marini en este proceso (de la cancha de Barracas Central se fueron juntos). Apenas fue Gustavo Ingaramo en una nota que El Litoral publicó luego del empate ante Gimnasia, en La Plata, el único que salió a decir qué fue lo que pasó con los jugadores que se fueron y a qué se apuntó con los que llegaron, aclarando las dificultades que hubo en el armado del equipo.
Acá hubo un conjunto de situaciones: 1) la capacidad de los jugadores que se fueron (Lértora y Aliendro por sobre todas las cosas); 2) la pérdida progresiva de jerarquía y nivel que fue teniendo el plantel (sobre todo en este año); 3) la caida vertiginosa del rendimiento de jugadores que estuvieron muy por encima de lo que vienen mostrando (Garcés, Delgado, Bernardi, el Pulga Rodríguez, Goltz y Farías).
Paolo Goltz tiene que abrir bien los ojos y mejorar su rendimiento. Es un jugador demasiado importante en el funcionamiento defensivo, pero le cuesta encontrar su mejor nivel y comete errores, más allá de que se llevó por delante la pelota y convirtió un auto-gol que le dio la victoria a Barracas Central. Crédito: Matías Nápoli.
Ese proceso virtuoso fue interrumpido. Se fueron los entrenadores, se fueron algunos jugadores, no se logró cambiar las figuritas para que la trascendencia de las ausencias no resulte tan notoria y, como si todo esto fuera poco, se cayeron columnas muy importantes que sostenían la estructura exitosa. Conclusión: nunca mejor aplicada aquella frase que "... lo difícil es mantenerse".
Colón se debate en la incertidumbre que genera un plantel en el que no existen respuestas individuales. La defensa está en un bajísimo nivel, en el mediocampo no hay vuelo creativo (ni tampoco marca) y arriba se juega a tirarle pelotazos o centros a Wanchope, que quiere que todas las pelotas sean para él. Y si se elige otra opción, manifiesta abiertamente su disconformismo y se lo hace notar al compañero que no lo busca como obligado receptor.
No fue tan contundente Chupete en sus declaraciones. Primero habló de la "libertad" y la "tranquilidad" que le dieron los dirigentes; pero enseguida habló del "partido a partido". Ninguna evaluación es posible si se mira el desempeño de un entrenador en uno o dos partidos. Sería bueno que se le brinde el tiempo suficiente. Desde la salida de Domínguez (fue la crónica de un final anticipado desde el mismo momento en que resolvió quedarse tras haber sacado campeón al equipo), hubo dos entrenadores que fueron consumidos en menos de ocho meses. Es cierto que restan 11 partidos, lo cuál no es poco y da tiempo suficiente para que se pueda reacomodar la situación y estar en la pelea por el ingreso a alguna copa. Nadie tiene la varita mágica en el fútbol. Los dirigentes suelen resguardarse en la salida y llegada de los entrenadores para no quedar expuestos en el ojo de la tormenta. Los entrenadores necesitan tiempo. Y el tiempo es el que le otorgan -o no- los dirigentes. Una rueda compleja y para lo que no existe lógica.
Fue un partido, el del domingo, para agarrarse la cabeza por la mala actuación que tuvo el equipo de Chupete Marini. El domingo que viene, a las 18, espera por Boca en el Brigadier López. Crédito: Matías Nápoli.
Un párrafo aparte para la cancha. Sería difícil señalar un porcentaje, quizás también se convierta en algo aventurado, versátil o científicamente incomprobable. Pero no tengo dudas que incidió. Ellos (Barracas), saben cómo se tiene que jugar allí. Colón intentó algo que es difícil de conseguir (jugar por abajo). Barracas apretó, anticipó, aprovechó una pelota quieta, achicó espacios del medio hacia atrás para plantarse de contragolpe en el segundo tiempo, lo metió a Colón en un verdadero jeroglífico y lo hizo caer en un embudo inevitable. Ya llevan dos partidos en esa cancha. Y los ganaron. Sacaron 6 sobre 6. Ciento por ciento de eficacia. Y seguirán logrando puntos allí. El fútbol argentino, en la pretendida intención de ser una vidriera distinguida y con signos claros y evidentes de progreso, no debería brindar una imagen como la de la cancha de Barracas Central, con todo el respeto que se merece y reconocimiento al esfuerzo de sus dirigentes por seguir dando pasos de progreso.
Colón fue culpable e inocente a la vez. Culpable de un nivel futbolístico que no tiene una línea de mejoría constante. Juega aceptablemente un partido, da un paso adelante y al partido siguiente retrocede dos. Y cuando juega mal, juega mal en serio. E inocente, porque se encontró con una cancha complicada y a la que le costó mucho acostumbrarse, sin espacios y con un rival que lo incomodó en demasía.
Javier López internado por una descompensación
Javier López sufrió una descompensación y debió ser internado este lunes en el Sanatorio Santa Fe. Se le practicó un estudio (angioplastía) que arrojó un resultado satisfactorio, pero sigue estando en observación y habrá que esperar un tiempo para ver cómo es su evolución.
El ex jugador, que fue partícipe del ascenso en 1995 y que luego fue entrenador en varias categorías y llegó a serlo en la primera, durante el mandato de Vega y Godano, iba a hacerse cargo este lunes de la conducción del plantel de reserva en reemplazo de Chupete Marini, quien está al mando del equipo principal.
Javier López fue un producto genuino de divisiones inferiores, que tuvo su aparición allá por el segundo lustro de la década del 80 en la primera de Colón. Posteriormente, una vez que se dedicó a la conducción técnica, trabajó durante mucho tiempo en el club hasta que se hizo cargo del plantel profesional, luego de la salida de Mostaza Merlo.
Tres bajas en Boca para el domingo
En la discusión por el codazo de Zambrano, si era o no era penal, pese a que ni el árbitro Espinoza ni el VAR lo habían considerado como tal se dio una situación fue muy rápida, casi imperceptible. Por eso, cuando terminó el partido, se dijo que solamente Pol Fernández y Luis Advíncula se habían limpiado para el superclásico ante River, mientras que Alan Varela seguía al límite e iba a tener que cuidarse o descansar en la próxima fecha ante Colón. Pero no. El volante central también llegó a la quinta, sólo que pocos lo vieron. Conclusión: para jugar el domingo ante Colón, no podrán estar ni Pol Fernández, ni Advínculo ni tampoco Varela.
La jugada en la cual Varela recibe la amonestación se dio al final del partido, con Boca ya ganando por 2-1 y la pelota sobre la izquierda del ataque xeneize. En el momento en el que un compañero saca un lateral, el pibe le dijo algo a Espinoza que valió la amarilla, la que necesitaba para limpiarse, descansar en la próxima fecha frente a Colón y estar sin problemas para el superclásico en la Bombonera.
"Boca escondía las pelotas"
En un final caliente en la Bombonera. Boca, en un segundo tiempo en el que mostró coraje y garra, dio vuelta el resultado ante Atlético Tucumán con un doblete del pibe Langoni y se dedicó en los últimos minutos a defender el 2-1. Más allá de la polémica en el descuento por ese penal de Zambrano a Maestro Puch que Espinoza no cobró (y el VAR tampoco marcó), en el Decano hubo quejas hacia la actitud rival.
Bruno Bianchi, defensor del equipo dirigido por Lucas Pusineri, expresó: "Hacían tiempo, tiraban la pelota, escondían las pelotas... La verdad es que me da risa porque teniendo la camiseta de Boca esas cosas no deberían suceder".
5 Amarillas
Acumula Leonel Picco, el volante central de Colón que deberá purgar una fecha de suspensión y no jugará el partido del próximo domingo. Traía tres cuando llegó desde Arsenal y, con la camiseta de Colón, fue amonestado ante Newell's y frente a Barracas Central.