Un Colón "ateo" de fútbol que necesita volver a creer
En el año, apenas ganó algo más del 20 por ciento de los partidos que jugó y en este torneo utilizó la friolera de 42 jugadores. Dos técnicos se fueron y Marini necesita que el equipo vuelva a ser, al menos, el de Vélez y Tigre. Viene San Lorenzo, una "máquina de empatar".
Goltz y Farías festejan el gol que convirtió el defensor en el último partido jugado por ambos equipos, el año pasado en el Nuevo Gasómetro. Colón ganó 2 a 1 y al otro tanto lo convirtió Meza. Crédito: Matías Nápoli
Colón apenas ganó 7 partidos en el año en el torneo local, de los cuáles dos de ellos fueron con Marini y otros tres se lograron en forma consecutiva a principios de año. Todo lo que pasó en el medio fue muy malo. Matemática y futbolísticamente hablando. Con una conclusión que salta muy claramente a la vista y de la que ya se ha hablado: la pérdida considerable de jerarquía individual, producto de la imprevisión en el reemplazo de jugadores clave y con un rendimiento en líneas generales que fue bajando paulatinamente. Conclusión: Colón apenas "enchufó la máquina" en la Copa Libertadores, al menos en esa primera fase que logró ganar. Muy poco para una institución que, a partir del 5 de junio del año pasado (el día siguiente a la coronación como campeón del fútbol argentino) debió planificar la conformación del plantel sabiendo con suficiente antelación lo que iba a jugar.
Punto y aparte para esta consideración general y vayamos a lo particular, a lo que ha dejado el equipo en los últimos tres partidos (con tres derrotas).
1) Hay un problema evidente y es la falta de peso defensivo en la mitad de la cancha. No hay contención, se tiene poco la pelota y lo sufren los de atrás. Delgado está pasando por un mal momento y hasta parece lento desde lo físico, pero tampoco tiene respaldo en el medio teniendo en cuenta que el volante por ese costado es un jugador (Farías) que no siente la marca. Algo parecido pasa con Schott, pero se hace más notorio en Delgado. El sábado, Banfield atacó mucho por allí, con la subida constante de Coronel. Y los goles se gestaron por ese sector.
2) Lértora y Aliendro eran "casi medio equipo" en todo. No sólo por lo que aportaban y jugaban, desdoblándose en defensa y ataque, sino porque contagiaban al resto. Bernardi jugaba mejor con ellos dos, igual ocurría con el Pulga Rodríguez y también los defensores, que tenían un mejor respaldo. La defensa de Colón no varía mucho en los nombres, pero el nivel no es el mismo. Ni en lo individual ni en lo colectivo. Con Domínguez se veían favorecidos por el esquema y por el excelente retroceso que había. Era difícil que a Colón lo encontrasen mal parados. Era un equipo rápido y que sabía de qué manera tenía que avanzar y retroceder, formando bloques de marca y juego que hoy no se advierten.
3) Se hace todo muy previsible. Es previsible que al equipo le falte cambio de ritmo, es previsible que le tiren pelotazos a Wanchope Abila, es previsible que falte recuperación cuando hay jugadores que no tienen características adecuadas para la marca, es previsible que falte recuperación en el medio cuando se crea una dependencia absoluta de un solo jugador (el que juegue de "5") para cumplir con esa función.
Desde que empezó el torneo, en un partido con Atlético Tucumán en el que Colón fue más, mereció ganar y nada hacía vislumbrar que, jugadas ya 18 fechas, ese equipo tucumano iba a estar en la cima de la tabla de posiciones, Colón demolió dos entrenadores (Falcioni y Rondina), utilizó 42 jugadores y tiene un técnico de la casa, muy querido, que ya acumula tres derrotas consecutivas y que sabe muy bien que debe empezar a sumar para que la confianza que en él depositaron no se diluya. ¡42 jugadores! Es demasiado, más allá de que es cierto que hubieron varios que, se sabía de antemano, estaban jugando sus últimos partidos en Colón porque se les terminaba el contrato y no había chances de arreglo (casos Lértora, Aliendro y Burián).
Rafael Delgado necesita imperiosamente levantar su nivel. No viene bien. ¿Lo mantendrá Chupete como titular o apostará al pibe Ojeda?. Crédito: Ignacio Izaguirre
En 32 partidos que lleva la temporada, además de estar a 11 puntos del último clasificado para la Sudamericana (con 27 que restan jugarse), Colón apenas pudo ganar algo más del 20 por ciento de los partidos que jugó en el torneo local, entre Copa de la Liga y Liga Profesional. Más allá de que la realidad indica que aquéllos equipos que jugaron copas, han sufrido una merma en el rendimiento, se hace más elocuente en algunos casos particulares, como los de Vélez, Talleres y Lanús, clubes que empiezan a ver, a este 2022, como un año para el desecho. Salvo que cambien abruptamente.
A propósito, esto es algo que que el cuerpo técnico debería empezar a ver con más detenimiento. Si bien se han utilizado 42 jugadores (es muchísimo), también es verdad que la base titular es más o menos la misma. Buscar variantes no deja de ser una alternativa a evaluar. Si se quiere cambiar, hay que dejar de hacer lo mismo. Eso está claro. Naturalmente que requiere trabajo y eso es tiempo, algo que en este torneo maratónico y "violento", con muchos partidos entre semana, se hace muy complicado.
Viene San Lorenzo en el incómodo horario de un miércoles laboral a las 16.30. Sin Wanchope, Chupete define si lo reemplaza con Sandoval y mantiene una referencia de área o si suma un volante y lo tira a Farías más arriba con el Pulga. Además, se quedó sin Julián Chicco y surge Leonel Picco como su reemplazante natural. ¿Habrá otro retoque?, es posible. Tres derrotas consecutivas ponen en jaque la titularidad de cualquiera y obliga al DT (el menos responsable de todos) a meter mano y a buscar variantes para salir de esta situación.
1-2 en reserva
En una de las últimas jugadas del partido, San Lorenzo venció 2-1 a Colón en el encuentro de reserva que se jugó en el Bajo Flores este lunes, gracias a los goles de Juan Ignacio Goyeneche y Máximo Masino. Elías Fugas había igualado transitoriamente para el Sabalero.