Fue victoria ante Tigre: Colón compró alegría en el Mercado de Pulga
Con una notable mejoría, sobre todo en la actitud, Colón justificó el triunfo en un partido duro ante un rival complicado. Otra vez Chupete Marini lo hizo posible y se fue ovacionado por la gente.
¿Habrá algún inflador anímico y un recuperador de memoria sólo disponible para los técnicos interinos?. Porque no se entiende que después de la patética demostración futbolística de cuatro días antes, Colón haya mejorado en todos los aspectos del juego casi sin la posibilidad de entrenar en serio, o al menos de sumar cantidad de prácticas para encontrar esas soluciones que Chupete Marini encontró a partir de que el equipo se acomodó luego de quince minutos iniciales que fueron de Tigre.
Retegui –que figuró en el radar de Colón en alguno de los mercados de pases de este año- tuvo dos chances que no pudo capitalizar. En la primera, después de un pase estupendo de Colidio (el mejor de Tigre en ese primer pasaje del partido), remató en forma cruzada y encontró bien parado a Chicco. Y en la segunda, luego de dejar en el camino al arquero, se abrió demasiado y permitió una gran recuperación de Ojeda (de buen partido en el primer tiempo).
Pero se acomodó Colón. Picco empezó a cortar el circuito de juego de Tigre, apareció Bernardi, Wanchope supo aguantar los pelotazos largos que le tiraron (fórmula repetida siempre, sea quién sea el entrenador) y algunas apariciones de Farías, más volcado por izquierda, y del Pulga, más volcado por derecha. Todo eso hizo que Colón lograra cambiar el temporal del inicio del partido por algo mucho más parejo en el trámite y hasta inclinado a favor de Colón en la media hora final. Por eso, el gol del Pulga (gran jugada de Bernardi, tapada a medias de Roffo y definición del Pulga con el arco desguarnecido) le puso justicia al resultado en un primer tiempo que ofreció una imagen distinta de Colón, muy alejada de la confusión, el desorden y el escaso nivel de los partidos anteriores.
Esa mejor imagen de Colón en la media hora final, se prolongó en el arranque del segundo tiempo. No eligió bien el final de la jugada y por eso no pudo aumentar las cifras del resultado. A los 15, Wanchope (el delantero que más debe hacer trabajar al VAR en el fútbol argentino) fue sorprendido en posición adelantada en la habilitación del Pulga, luego de una muy buena jugada en la que también participó Farías. Si era gol, era golazo. El asistente levantó y el VAR corroboró.
Se veía venir la salida de Perlaza, ya Picco –de buen partido- se había volcado por derecha, para darle una mano a Schott y Perlaza quedaba como “5” pero sin contención. Entró Julián Chicco primero y luego lo hizo Pierotti. Quedó claramente un 4-4-2, con Bernardi por derecha, los dos volantes centrales y Pierotti por izquierda, con el Pulga flotando y Wanchope de punta.
Colón pudo liquidarlo, pero Tigre tuvo situaciones. Apareció Ignacio Chicco en dos ocasiones, la entrada de Protti le dio más agresividad a Tigre y el partido se fue inclinando peligrosamente hacia el arco de Chicco. El marcador era muy exiguo, ya el trámite no era tan favorable y un error defensivo de Ojeda, al que Retegui le robó la pelota en las inmediaciones del área, terminó con un remate inatajable para Chicco.
Pero quedaba algo para el final. El Pulga enganchó un remate de aire, algo pifiado y se le metió junto al palo derecho a Roffo. Había enmudecido el Centenario con el gol de Retegui, pero explotó con el segundo del Pulga. Y ahí sí, Marini hizo los cambios que quería hacer unos minutos antes: línea de cinco en el fondo (entró Acevedo) y Juan Pablo Alvarez a la cancha para terminar y transformar la noche en un carnaval.
Lo ganó bien Colón al partido. Sin jugar un gran partido, lo mereció y lo justificó. Cambió la imagen, no fue el equipo patético que defeccionó tanto en Santiago del Estero. Corrió más, se entregó más al sacrificio, tuvo orden defensivo y rendimientos individuales que crecieron muchísimo. El pibe Ojeda se equivocó en el gol de Tigre, pero había jugado bien; lo propio Schott (en realidad, mejoró mucho la defensa), Picco se hizo dueño del mediocampo, Bernardi tuvo destellos de aquél jugador explosivo y de cambio de ritmo, mientras que el desequilibrio de jerarquía del Pulga fue clave para que Colón gane. Y gane bien.