El Litoral / [email protected]
La profesional fue a constatar las ausencias del arquero —tiene dos años más de contrato— y de Leo Heredia que no rescindió el vínculo con el club. Ofrecieron a Ustari.
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Una escribana contratada por el Club Atlético Colón se hizo presente ayer en el predio sabalero para constatar formalmente con un acta los “faltazos profesionales” de los jugadores Leonardo Burián y Leonardo Heredia, aunque con realidades distintas, en el inicio de la pretemporada de Pablo Lavallén. El golero tiene dos años y su contrato está más vigente que nunca; lo de el ex Almirante Brown es una formalidad: sabe que no va a seguir pero no firmó la rescisión de su vínculo, lo cual le genera todo un riesgo a la institución. Lo del “1”, claro está, es un conflicto en puerta con final abierto.
La novela de Burián va para un concurso. El arquero, cuando habló con Vignatti, manifestó problemas personales/familiares importantes, que lo hacían pensar en la chance de abandonar el fútbol. El club no lo presionó y acompañó la decisión.
Al mismo tiempo, los dirigentes escuchaban y leían que Leo Burián estaba en conversaciones con otros equipos de la Superliga, por caso Lanús y Talleres de Córdoba. Sin embargo, creían en la palabra del jugador. Entre otras cosas, había argumentado extrañar mucho a su esposa e hijos, que nunca se instalaron en Santa Fe.
Así las cosas, los dirigentes, Ferraro y Lavallén comenzaron a buscar arquero, con un doble perjuicio. Primero, encontrarse con algo impensado cuando lo habían contratado por tres años. Segundo, ante la inminencia del cruce de Sudamericana por octavos de final ante Argentinos, Colón se verá limitado: podrá sólo reemplazar un jugador de campo, ya que el otro cupo lo deberá ocupar —sí o sí— con un arquero de nombre y experiencia en lugar de Burián.
Sorpresivamente, mientras Burián habló de “abandonar el fútbol”, su representante —el ex jugador uruguayo “Patota” Morquio— se comunicó con José Vignatti hace algunos días para “pedirle el pase” (?).
La pregunta y el razonamiento de Vignatti fue el lógico: “¿Para qué quiere el pase un jugador que abandona el fútbol?”. Sin dudas, estamos en el inicio de un conflicto.
Está claro que Burián no quiere atajar más en Colón (se desconoce el real motivo) y está claro que Pablo Lavallén, Francisco Ferraro y los dirigentes no quieren tener “jugadores sin ganas”.
Lo que el propio golero y su representante deben entender es que Colón tiene dos años más de contrato firmado: se hizo por tres temporadas y se cumplió sólo uno.
Por lo que pudo averiguar El Litoral, luego de que el arquero fue notificado de la constatación de la escribana en el predio, el representante de Burián tomó contacto con los dirigentes rojinegros.
En principio, recién anoche “Patota” Morquio habló en firme con Vignatti para empezar a hablar de una “indemnización para rescindir el contrato”. Ahora, sin dudas, empieza un tiempo de desgaste. Sin confirmación oficial, trascendió el monto de 100.000 dólares para darle salida a otro club.
Para Lavallén, en lo deportivo, Burián ya es pasado. “Es cosa de usted con los dirigentes”, le habría deslizado al arquero cuando le intentó explicar porqué no se presentó ayer en el inicio de la pretemporada.
En cuanto a los posibles recambios para el arco, se sumó el nombre de Oscar Ustari, libre de México y quien fuera campeón con “Pancho” Ferraro en la Selección Argentina Juvenil. Colón hizo un intento para repatriar a “Fatu” Broun, que también suena en Rosario Central si es que lo venden a Ledesma a México.
“Lo más viable en dinero es Lampe, el boliviano, pero hay que esperar la Copa América. Lo de Martín Arias gusta, pero cuesta dos palos verdes”, confesaron desde Colón a este diario.
Está todo acordado entre Colón, los tucumanos, Independiente y Chacarita: Aliendro será sabalero y Toledo se irá con Zielinski.