Por Tomás Rodríguez
Orlando Medina es un nombre que quedará guardado por siempre en el recuerdo y la admiración de los hinchas sabaleros. Como técnico, llevó a Colón a jugar la primera Libertadores.
Por Tomás Rodríguez
"Cuando llegamos a Santa Fe desde la República Oriental del Uruguay, nuestro país de origen, con mi hermano Gisleno, teníamos hambre de triunfo y pusimos toda nuestra fe, garra y corazón en defensa de Colón, porque proveníamos de una familia humilde, trabajadora, honesta, pero disfrutamos, a pesar de las serias dificultades que debimos afrontar; sin embargo, la hinchada demostró la pasión por el triunfo de campeón y el ascenso a la primera división del fútbol argentino de Colón que siempre fue un fenómeno social", afirmó Orlando José Medina Leites, una de las glorias vivientes de la popular entidad del barrio Centenario.
El crack oriental, por la pandemia del Coronavirus que azota al mundo, se encuentra cumpliendo todas las restricciones por el Covid-19 para preservar la vida, junto a su esposa, en la vivienda de Gorostiaga 1561 del barrio Sargento Cabral Norte, celebró los goles del experimentado bonaerense Rodrigo Aliendro (Merlo), del cordobés Cristian Bernardi y de Alexis Castro. Después, cuando terminó el partido salió a la vereda, estrechó los puños con varios vecinos que celebraban eufóricos la primera estrella de Colón en primera división; comenzaban los fuegos de artificios, el estruendo de bombas; se iniciaba por Avda. Gral. Paz y calles adyacentes el desfile de automóviles, camionetas, motos, bicicletas, etc.; de inmediato, los Medina se encerraron en su casa observando por la pantalla chica la fiesta en San Juan, Santa Fe y el resto del país.
Orlando recuerda con cariño a sus padres: Gisleno Medina (capataz de maniobra del ferrocarril uruguayo), que también fue futbolista y Sofía Leites. Él nació un 29 de octubre de 1945 y jamás olvidará el gol de "vaselina" al gran Amadeo Carrizo, por la vigésimo primera fecha del Metro '66, significando la victoria de Colón frente a River Plate, la primera frente a un grande, por 1 a 0, en el arco norte del "Cementerio de los Elefantes". El italo-argentino Renato Cesarini, entrenador millonario, tras los 90 minutos, lo felicitó por la calidad de la conquista.
Agradece a su coterráneo José "Pepe" Etchegoyen todo el apoyo brindado, llegando a Colón a los casi 18 años, luego vinieron Gisleno y Dumas Rodríguez para cumplir el sueño de entonces: ascender a la categoría máxima de la Argentina. En donde jugó, siempre fue uno de los estrategas.
Años después dirigió las inferiores de Colón y José Vignatti, ante el vacío en el banco de suplentes, le pidió que ocupara la conducción del plantel en el partido jugado en Lanús, cuando se logró la notable victoria frente a Independiente, con el gol de Marcelo Saralegui, logrando la hazaña de aquella clasificación a la Libertadores de 1998. Esa noche de diciembre de 1997, los hinchas de Colón se dieron el gusto de copar el Obelisco porteño.