Fue justo el empate ante Gimnasia, el equipo atacó poco, mejoró en el segundo tiempo, mantuvo el cero en su arco y Pipo sabe que tiene mucho que trabajar.
0 a 0 en el Juan Carmelo Zerillo. Crédito: Gonzalo Calvelo
El trayecto de Gorosito como DT recién empieza. Precisa tiempo. Se lo merece. Encontró a un plantel vulnerable, casi en el piso hablando de lo futbolístico (o en el sótano quizás), con la necesidad de meter mano pero con prudencia y tratando de lograr solidez y orden. Ya en el segundo partido consiguió que no le marquen goles, más allá de que la defensa de Colón dio ventajas (sobre todo Schott) en el primer tiempo y mejoró en el complemento. ¿Al equipo le falta juego?, por supuesto. Pero nunca resignó la posibilidad de buscar el triunfo. Al menos, esa fue la intención. Como nunca, se dio esto que “del dicho al hecho hay un trecho”. Y el de Colon es largo (el trecho), salvo cuando Pierotti entraba en juego y complicaba.
Problemas insolubles tuvo Colón por el costado derecho de su defensa. Fue flojísimo lo de Schott. Para colmo, por ese sector estuvo la figura de Gimnasia: Domínguez. Así como el jugador a marcar, para los defensores de Colón, era Domínguez, lo mismo pasaba por el otro lado con Pierotti, en una posición más adelantada que le convino y que le permitió tener dos mano a mano con Durso que supo conjurar el arquero local.
El partido se hizo muy disputado en el mediocampo, con mucha presión por parte de los dos. De todos modos, fue ligeramente superior Gimnasia en el primer tiempo, al menos instalando el partido mucho más en terreno de Colón que en su propio sector. Esto abrió espacios que tanto el Conejo Benítez (otro de buen primer tiempo) y Pierotti pudieron aprovechar para generar la misma cantidad de peligro, teniendo menos la pelota, que un Gimnasia que inclinó siempre la cancha hacia el sector derecho de la defensa visitante.
Ese mal rendimiento de Schott se trasladó a Garcés, que habitualmente tiene un nivel, como mínimo, de aceptable. Y no jugó bien el primer tiempo porque tenía que estar demasiado pendiente de correrse al lateral para marcar a Domínguez. No se sabe si la orden de Gorosito fue que Schott vaya más arriba para apretar a Comba, pero la realidad es que a espaldas de Schott hubo espacios que Domínguez capitalizó para llevar peligro. Y siempre apareció Nacho Chicco, que con dos atajadas se convirtió en un gran responsable del 0 a 0 con el que se fueron al descanso.
El partido estuvo para cualquiera de los dos. Se hizo atractivo en el segundo tiempo, de ida y vuelta, quizás no tan bien jugado, pero los dos buscaron a su manera y con lo que tenían, la posibilidad de la victoria. Eso sí, con menos situaciones de peligro frente a los arcos.
Fue creciendo el trabajo de Miramón, que se adueñó del mediocampo. En ese aspecto, el del juego, siempre dio la impresión de ser más preciso Gimnasia. Pero Colón, con la peligrosidad que se fue extinguiendo de a poco, producto del lógico cansancio, de Pierotti (figura indiscutible de Colón), jamás resignó la chance de quedarse con los tres puntos.
Gorosito fue haciendo variantes. Primero fue Juan Pablo Alvarez para atacar por derecha; luego Teutén y Julián Chicco para seguir refrescando el mediocampo y cambiar el esquema (pasó de la línea de cinco a jugar con cuatro en el fondo, siempre con la intención de equilibrar el mejor juego de Gimnasia en el medio) y por último a Wanchope por un extenuado Benítez (otro de buen partido, aunque no en el mismo nivel de Pierotti).
Decíamos que estaba para cualquiera de los dos, pero no fue ninguno. ¿Por qué?, porque el ida y vuelta fue de media luna a media luna. Todo se desvaneció cuando llegó el momento de meter algún pase filtrado o alguna jugada individual de desequilibrio. Eso pasó en el primer tiempo, cuando Domínguez y Pierotti convirtieron en figuras, o al menos en valores clave para mantener el cero en sus arcos, tanto a Nacho Chicco como a Durso.
Que Gorosito deberá seguir trabajando y mucho para mejorar a este equipo, no caben dudas. Que en ese “mientras tanto” está bueno que el equipo no pierda –aunque no gane- también. Que hay algunas cosas en las que se nota su “mano”, es otra realidad. Acertó con Stéfano Moreyra, que estaba con un pie en el avión para irse al sur del país para jugar en Madryn y también con esta idea de que Pierotti sea más delantero que volante. Y fue de lo mejorcito con Huracán y la figura en esta tarde intensa del bosque platense.