(Asunción del Paraguay / Enviado Especial)
Se juega desde el 2002 por decisión de la Conmebol. Mide 45 centímetros y pesa 6,150 kilogramos. Es el segundo trofeo en importancia de Sudamérica a nivel clubes.
(Asunción del Paraguay / Enviado Especial)
Como Romeo y Julieta de William Shakespeare. Igual que la historia de Rebeca Méndez que vio cómo el mar se llevó a su prometido Manuel en el Muelle de San Blas a pocos días de casarse y se la pasó el resto de su vida mirando el horizonte esperando el milagro del reencuentro, algo que sólo se dio cuando falleció y sus cenizas fueron esparcidas. Como tantas historias de amores imposibles en la humanidad, pasiones no correspondidas, desengaños inmerecidos, Colón de Santa Fe quiere que su San Valentín sea el 9 de noviembre, en apenas un puñado de días en la capital de la República del Paraguay. Ahí en La Nueva Olla, barrio obrero en serio y capital del sentimiento como se dicen llamar los cerristas. Esa novia que el “Negro” pobre, popular y humilde de Santa Fe espera desde hace 114 años en esta bendita y virginal ciudad de Garay.
“Quién pudiera vivir mil años para amarte... por tí quiero existir, permíteme curarte... Si mil años viviera, mil años te quisiera... Mil años te quisiera, si mil años viviera”, canta “Cacho” casi todos los días en cualquier lado del mundo con Marcos al lado. Creo que no hace falta decir que son Los Palmeras, confirmados por la Conmebol para cantar el día de la Final Única en Asunción del Paraguay.
Para aquellos primeros “adelantados” que pisen la capital guaraní, les quiero avisar que en esta calurosa ciudad, la Copa Sudamericana dará vueltas por todos lados. En la sede de la Conmebol, por ejemplo, hay un reloj con la cuenta regresiva: indica cuántos días, horas y minutos faltan para el partido del siglo, para una parte muy importante de Santa Fe. En la “Fan Zone” de la Sudamericana —espejo del Fan Fest de la Fifa en los últimos mundiales— estará la Copa Sudamericana. En un circuito de doce bares y restó estará la Copa Sudamericana. En el hotel Bourbón, en Luque, está la Copa Sudamericana.
En cada pantalla de led, tipo Las Vegas, gira en esta ciudad la imagen de la Copa Sudamericana y el escudo de Colón. La comarca, donde “vive” la Conmebol, tiene fiebre de copa. Casi tanto como lo que marca el termómetro que derrite con 30 grados las callecitas viejas, que se mezclan con los grandes centros comerciales que empiezan a cambiarle la fisonomía: frente al Sheraton donde se alojará Colón se instalará un Hilton, propiedad del ex presidente de este país: Horacio Cartes.
La Copa está en todos lados, en forma de isolgo, de ploteado, de led, de réplica, de llavero, en las remeras, en cada souvenir. Pero la Copa verdadera, la original, es una sola. Y descansa en la parte alta de la sede de la Conmebol en Luque, en un piso donde sólo se ven las caras una señorita que hace las veces de secretaria general y coordina tres oficinas: Alejandro Domínguez, presidente de la Conmebol; Hugo Figueredo, Director de Competiciones; Gonzalo Belloso, argentino y ex jugador de Colón, Director de Desarrollo. Esa Copa única, original y verdadera duerme ahí...mientras todos los clubes del continente la sueñan. Colón, se sabe, está a 90 minutos del mejor sueño de su vida.
No es un día fácil en Luque cuando llega El Litoral: se está activando el workshop de todas las áreas para aprobar el presupuesto 2020. Todos van y vienen como locos en la sede de la Conmebol. El multimedios más importante de Santa Fe, con Nacho Espinosa junto a quien escribe, llega a la hora señalada.
El eficiente Ariel Ramírez, jefe general de prensa de la Conmebol, pide un poco más de tolerancia. Cuando ingresamos al lobby, la doble puerta de vidrio se parte de manera salomónica: a la izquierda se anuncia la final de la Copa Libertadores en Chile, a la derecha la final de la Copa Sudamericana que jugará el Sabalero.
“Vamos por la gran conquista”, es el slogan al lado de la gigantografía del trofeo y luego se escribe “Final Asunción” con el indicador “09 - Nov - 2019”. Aceptando que quien lea lo que voy a escribir puede pensar cualquier cosa —es fútbol, hay pasiones, amores de un lado y broncas del otro— les quiero decir algo: es “imposible no emocionarse”. En defintiva, Colón tiene 114 años, el diario El Litoral 101 caminando a su lado y en mi caso hace 30 años que escribo del fútbol con sus equipos de esta ciudad de Garay en esta redacción. Es Colón. Es Santa Fe. ¡Será Argentina el 9 de noviembre!.
El “desgarrado” Gonzalo Belloso baja a buscarnos con una sonrisa de oreja a oreja. No me animo a decirle que, casi siempre, yo le ponía un “4” en el Bajo la Lupa de El Litoral cuando jugaba en Colón... El “Pejerrey” encontró ahí, en Luque, su lugar en el mundo. Todos saben que es la mano derecha de Alejandro Domínguez, el mandamás del balompié sudamericano.
Antes de subir a ese tercer piso de la tierra prometida se recuerda claramente que “el presidente de la Conmebol, Alejandro Domínguez, en tiempos de finales, no da entrevistas individuales a ningún medio periodístico”. Pero antes de sentir frustración, el “Pejerrey” Belloso avisa a El Litoral: “Los quiere recibir, podrán charlar un rato con él, tomar fotografías y saludarlo”.
Las tres oficinas —Domínguez, Figueredo, Belloso— confluyen en un lobby luminoso desde donde se ve un campo de juego impecable, con medidas profesionales, mejor que el de casi todos los clubes del mundo. “Ahí al lado estamos construyendo el edificio propio de capacitación del VAR”, cuenta Belloso.
Cuando irrumpe Alejandro Domínguez, el presidente de la Conmebol, lo hace con una sonrisa de oreja a oreja. Pantalón de saco, zapatos para saco, camisa para saco...todas esas cosas juntas pero sin el saco. Lo noto físicamente mucho más entrenado y atlético que lo que se puede dejar ver por las foto o por la tele.
Recibe en manos el ejemplar de los históricos 100 Años de El Litoral y ahí mismo empieza a pasar hoja por hoja. A pesar que nos habían advertido que estaba apurado, se muestra tranquilo, feliz, interesado.
—¿Hacemos unas fotos presidente?, pregunta El Litoral
—“Las que quieran, con gusto”, responde
—¿Podemos tocar la Copa Sudamericana para la foto?, insistimos
—“Yo puedo hacer lo que quiera, soy el presidente de la Conmebol”, explota en una carcajada
Cruzamos un par de palabras y se mete de nuevo en su oficina. La importancia de su figura bloquea la belleza de la escenografía: en esa vitrina exclusiva descansan la Copa América, la Copa Libertadores, la Recopa y se destaca el color/brillo dorado de la Copa América del Centenario. Y está la Sudamericana, obviamente que está la Sudamericana.
Como ya lo dije: son las copas y los trofeos originales. Los únicos. Los verdaderos. Las copas de verdad, como se decía antes. Lo primero que me sorprende de la Copa Sudamericana es que la “chapita” que está pegada de frente dice “Atlético Chapecoense Campeón 2016”. Otra vez, resulta imposible no emocionarse y recordar aquélla tragedia.
Una vez que termina ese momento máximo de exitación periodística y futbolera —estar con el presidente de la Conmebol y con la Copa Sudamericana—, lo que viene después es gula. El mismo Belloso lleva a El Litoral a los dos pisos que son claves: un piso exclusivo para la Copa Libertadores y otro piso exclusivo para la Copa Sudamericana. Cada certámen tiene gente que se ocupa de marketing, árbitros, dóping, prensa, VAR, traslados, etc. “Acá, físicamente, somos 115 personas trabajando todos los días. Y además unos 70 externos vinculados a Conmebol”, cuenta Gonzalo Belloso a El Litoral. Es el final de la recorrida. No se puede pedir nada más. La Copa “en persona” que buscará Colón...el presidente Domínguez. Fue como estar en Disney.
¿Cómo es “tocar” la Copa?
La original Copa Sudamericana, que descansa en ese único piso de la sede de la Conmebol al lado de la oficina del presidente Alejandro Domínguez, es considerado el segundo trofeo en importancia de Sudamérica a nivel clubes. Se pone en juego, de manera ininterrumpida, desde el año 2002.
Esa Copa Sudamericana —que acarició El Litoral con el permiso del presidente Alejandro Domínguez— mide 45 centímetros de altura y pesa 6.150 kilogramos.
“Los ganadores de la Copa Sudamericana mantienen el trofeo hasta la próxima edición del campeonato. El trofeo es más pequeño que el de la Copa Libertadores, de color plata, con una pelota en la parte superior y tiene unas letras en la parte media de esa bola que describe: Copa Sudamericana en letras mayúsculas y de color dorado. Justo en la parte central del trofeo se encuentra una pequeña placa donde se muestra el logo oficial de la Confederación Sudamericana de Fútbol. En la parte inferior se encuentra una plataforma que sostiene el trofeo. En la base del trofeo se fija una pequeña placa o “chapita” donde se muestra el club ganador y el año, con el objetivo de identificar a todos aquellos clubes ganadores. El trofeo nunca se reemplazó en toda la historia del torneo”, confiaron en el corazón de la Conmebol a El Litoral.
Seis argentinos la alzaron
Boca Juniors (2), Independiente (2), San Lorenzo, Arsenal de Sarandí, Lanús y River Plate fueron los clubes argentinos que ganaron la Copa Sudamericana. El Inter, San Paulo, Chapecoense y Atlético Paranaense se la llevaron para Brasil. El Pachuca la tiene en México; Liga de Quito en Ecuador, la Universidad en Chile y el Cienciano en el Perú. ¿Se vendrá a Santa Fe?.
El Museo, imponente
El propio Jefe de Prensa y Medios de la Conmebol, el paraguayo Ariel Ramírez, fue el guía caracterizado para lo que fue la recorrida al Museo del Fútbol Sudamericano —idea del sunchalense Héctor Berra, hincha de “Los Tigres” y de Colón— que está frente a la sede y al lado del Centro de Convenciones, que es donde se hacen los tradicionales sorteos. En una próxima entrega, El Litoral mostrará el Museo con sus enviados especiales.