Fui testigo directo durante más de medio siglo de las duras luchas de miles de dirigentes, con aciertos y errores, con virtudes y miserias, con grandes e inolvidables momentos deportivos y también de los otros, de los olvidables. Grandes equipos, es más, equipos imbatibles… pero que llegaron a las puertas de la consagración. Por distintos motivos les faltó el último, el supremo instante de la consagración… La "vuelta olímpica" se llegó a transformar para Unión y Colón en algo inalcanzable, utópico…
Centenares, miles de jugadores y técnicos pasaron. Todos iguales o con distintos métodos. Pero ninguno logró lo de aquel HISTÓRICO 4 de junio del 2021 en el Bicentenario de San Juan.
La pasión por los colores de una hinchada que jamás negocia a la hora de alentar, de estimular, de acompañar, de dejar hasta la vida para estar junto al "Negro". Primero el "Chateau", hoy "Mario Alberto Kempes", después "La Nueva Olla" en Paraguay, dos de los mayores éxodos de hinchadas del país… Y siempre con la decepción…
Dirigentes, cuerpo técnico y jugadores dejaron su sello: CAMPEONES POR PRIMERA VEZ EN SANTA FE DE LA VERA CRUZ… Pero hay algo que no se terminó de entender: y lo digo porque este 4 de junio, a dos años de aquella gesta incomparable, no trascendió ninguna inquietud para recordar lo que tanto costó cristalizar. Estoy hablando desde lo institucional, dirigencial… Porque en las calles no faltaron los recuerdos de sus seguidores…
"Es muy difícil ser dirigente de Colón o Unión Ricardo, porque hay que administrar pasiones"… Para todos los tiempos, me dijo Osvaldo Busaniche un día cuando era el presidente rojinegro.
Ya lo dije en mis tribunas periodísticas que debe cambiarse el nombre al estadio y hay que llamarlo José Néstor Vignatti, porque no olvidemos que los reconocimientos hay que hacerlos en vida. Y José, el responsable de esta observación, es el hombre que ha conseguido la estrella de campeón bajo su presidencia.
Espero que esta reflexión sea tenida en cuenta para el próximo 4 de Junio.