Enviado especial a Asunción del Paraguay
Fue una noche con épica y emoción. El profesor Córdoba revoleando la toalla y llevado en andas por los hinchas y Pablito atajando cuatro penales en una definición dramática en aquella Copa del ’98.
Enviado especial a Asunción del Paraguay
Mismo estadio, mismo rival y casi la misma fecha. ¿El estadio?, el Defensores del Chaco; ¿el rival?, Olimpia; ¿la fecha?, 28 de abril y aquélla fue la del 30. Pasaron 24 años, casi, de ese 30 de abril de 1998. Y si el fútbol permite ponerle nombre al recuerdo de algún partido, a ese triunfo histórico para eliminar a Olimpia en aquella Libertadores, se lo recuerda como “el día de los penales de Burtovoy”. Eran los octavos de final. En el partido de ida, Colón había ganado 3 a 2 con dos goles del Bichi Fuertes y uno del Chino Aquino; en la revancha, Olimpia lo hizo por la mínima diferencia y hubo que recurrir a los penales. Allí surgió la figura de Burtovoy para atajar cuatro de los cinco remates. Y uno de ellos al Loco González, ni más ni menos.
Los recuerdos brotan. El profe Córdoba revoleando una toalla, llevado en andas y festejando con la gente. Y también un diálogo largo con el héroe de aquella noche, cuando su casa era un hogar de tránsito y entre lágrimas comentaba la historia de aquél niño que la familia Burtovoy había cobijado y del que se habían, lógicamente, encariñado.
Fue épica aquella noche, porque Olimpia era –es- un grande. Antes hubo que sacar a flote la situación en un grupo difícil y contra clubes coperos como River, Alianza Lima y Sporting Cristal. El golazo del Loco Sandoval en el Nacional de Lima había depositado a Colón en octavos. Y esa noche de los penales de Burtovoy, se dio el pase a los cuartos de final. ¡Colón estaba entre los ocho mejores del continente!... Y venía River, con la historia que el profesor Córdoba se encarga de recordar cada vez que puede o lo consultan. “Con un arbitraje imparcial y un poquito más de apoyo del presidente, ese equipo estaba para llegar bien arriba”, contó más de una vez el profe, quien en aquél partido con Olimpia se la jugó con Burtovoy, cuando el que venía atajando era Leonardo Díaz. “En lo entrenamientos, me sorprendía Pablito por la gran cantidad de penales que atajaba. La diferencia que sacamos en Santa Fe era exigua. Y tampoco podía arriesgarme a hacer un cambio de arquero en medio del partido”, explicó Córdoba cuando se refirió a esa situación en particular y a aquél partido con Olimpia.
Fue ese momento de gloria que todo jugador de fútbol quiere tener. Y Burtovoy lo vivió en esta muy cálida Asunción del Paraguay, que recibió ahora a Colón con un calor intenso y ambiente futbolero. Ya ganó Cerro Porteño su partido ante Peñarol, es el puntero del grupo y Colón quedó como escolta con los uruguayos, aunque con un partido menos. Olimpia se la juega y su gente así lo entiende (fue muy buena la venta anticipada de localidades, con 20.000 entradas vendidas); Colón necesita remontar su propio barrilete y afronta la dura exigencia con dos bajas clave: Burián y el Pulga.
“De por si debo generar 12 millones de dólares al año para mantener la infraestructura del club y de ahí otros 11 millones para pagar la deuda en FIFA. En conclusión, debo generar cerca de 24 millones de dólares, es muy difícil”, dijo el presidente de Olimpia, Miguel Cardona, abriendo un frente complicado en lo económico, el “otro campeonato” que afronta esta popular institución en la que, alguna vez, Alejandro Domínguez y su padre consiguieron, con Pumpido de técnico, ganar la Libertadores y jugar un partido para la historia con Real Madrid por la Intercontinental.
Asunción se conmueve con un dato preocupante: en los últimos 15 meses hubieron 20 asesinatos por encargo. Ya la inseguridad –y sus derivados- no tienen freno en ninguna parte. El fútbol propone un poco de diversión, aunque nunca de relajamiento. Al menos, así lo entienden Colón y Olimpia, los dueños de la pelota este jueves en esta calurosa Asunción del Paraguay.