La historia desconocida de Alex Vigo, que pide irse a jugar a River
El pibe que vivía en Santa Fe pero al que Colón cobijó en su pensión
Es el nombre del momento, lo pretenden los dos grandes del fútbol argentino pero él dio su veredicto: "Quiero jugar en River". ¿Por qué lo aceptaron desde pequeño en la pensión, como excepción, si se tomaba un colectivo y estaba en su casa?
El Litoral Vigo, tercero de derecha a izquierda en la fila de arriba cuando transitaba las inferiores de Colón.
"Rubén, tenemos un chico que vive en Santa Fe pero consideramos que, por su situación, en lo social y lo económico, debe vivir en la pensión... ¡Ya sé!... Me vas a decir que se toma un colectivo urbano y está en su casa, pero es una situación especial que tenés que contemplar". Palabras más, palabras menos, Gustavo Marín le hizo el pedido -casi como un ruego- a Rubén Rossi, por entonces director del departamento infanto-juvenil de Colón. Fue durante la gestión de Germán Lerche. Y la orden, por entonces, era clarita: la pensión no era para los jugadores de Santa Fe, sino para los del interior. Con él se hizo la excepción, al menos la primera.
Alex Vigo no era Alex Vigo, sino Alex Gómez en ese momento. Jugaba en las infantiles de UNL y entre Gustavo Marín y Federico Della Crocce -ya ninguno de los dos trabaja en Colón- lo vieron, se convencieron y lo reclutaron. Gómez era el apellido de la madre. Y la historia es conocida, porque el propio jugador lo reveló alguna vez en una entrevista que concedió a El Litoral y en la que contó cómo fue su dura infancia, cuando precisamente fue criado por su madre. Su mamá era la que lo acompañaba, la que estaba siempre a su lado. Y además de Marín, de Della Crocce y obviamente de Rossi, el "Comandante", como lo llamaban sus entrenadores en aquéllos tiempos en Colón, también "jugaba sus fichas" el entrenador, Martín Sánchez, convencido de que el pibe tenía futuro. Aquélla categoría '99 tenía varios integrantes que con el tiempo lograron lo que se proponían: jugar en Primera. Vigo, Chancalay y Garcés, son apenas algunos ejemplos. Y ni hablar de otros que emigraron a Boca antes de llegar, como Matías Roskopf, Facundo Marín o Julián Chicco, estos últimos más grandes que Vigo pero compartiendo planteles y experiencias de niños con sueños de gloria.
Alex Vigo no era Alex Vigo en esos tiempos ni tampoco era marcador de punta. A Colón, siendo un pequeño de apenas 10 años, llegó para jugar de "5". "Le gustaba chocar, ir al roce, no era el '5' de ductilidad, manejo y elegancia que por allí le caía bien a Rossi", se animan a comentar algunos que vieron y fueron testigos de su crecimiento. ¿Qué hicieron?, lo pusieron en la zaga central, a jugar de "6". Y luego, viendo su fuerza, su empuje y esas ganas de "llevarse el mundo por delante", fue a jugar de marcador de punta, posición en la que desarrolló su carrera hasta que llegó el momento del debut y dejó aquella muy buena impresión en un partido ante Rosario Central por la Copa Santa Fe, con Domínguez de entrenador, en una tarde gris y fria en el Gigante de Arroyito.
Ignacio Izaguirre Alex Vigo y Fernando Zuqui le hacen el 2-1 a De la Cruz en un River-Colón jugado en el Monumental, días antes de la final de la Sudamericana. Ya por ese entonces, Gallardo se había fijado en el lateral santafesino.
Alex Vigo y Fernando Zuqui le hacen el 2-1 a De la Cruz en un River-Colón jugado en el Monumental, días antes de la final de la Sudamericana. Ya por ese entonces, Gallardo se había fijado en el lateral santafesino.Foto: Ignacio Izaguirre
Vigo quiere jugar en River y así lo dijo y así se lo pidió a la dirigencia, por más que se da el lujo de que la margarita la deshojen los dos grandes del fútbol argentino, porque Boca lo tiene como alternativa si no se hace lo de Tenaglia. Pero el pibe ya dio su veredicto. Y no está mal: sabe que Marcelo Gallardo lo tiene apuntado desde hace tiempo, que viene haciendo un seguimiento de él y que más allá de que lo vendan ahora o en junio a Montiel, tarde o temprano tendrá la chance de jugar. Y es un jugador para el paladar de River, perfectamente adaptable al esquema dinámico, ofensivo y agresivo de Gallardo.
Alex Vigo no era Vigo en aquél momento ni tampoco era marcador de punta. Pero era un chico con condiciones al que aquéllos que tenían la misión de detectarlo y formaron, pudieron no sólo hacerlo sino también cuidarlo. Y por eso, el pibe que vivía en Colastiné, fue aceptado como "excepción" en la pensión.
"Mi deseo es jugar en River. Es un sueño jugar ahí. Espero que Vignatti acepte la oferta. Me prometió que me iba a vender. Espero que cumpla. Ya le dije a Eduardo Domínguez que quiero jugar en River".