Ignacio Andreychuk - [email protected]
Enviado especial a Rosario
Siempre ocurren cosas que los resultados tapan. Ésta es una verdad más vieja que el fútbol. Pero, ayer, el resultado fue el detonante de una “bomba” que, si bien no termina de explotar, puede estar muy cerca. Lo que más llamó la atención es lo tenso que estuvo el clima en el vestuario de Colón. ¿Qué pasó allí?
Al escuchar las declaraciones del presidente Germán Lerche, del entrenador Antonio Mohamed y de los propios jugadores (de paso, dieron la cara y no se retiraron si hablar con la prensa), cualquiera puede pensar que hubo un distanciamiento o, cuanto menos, reproches de todo tipo luego de mostrar la peor versión futbolística que se le ha visto a Colón desde que el Turco es el director técnico.
Desde adentro
Una vez que terminó el cotejo, los futbolistas de Colón llegaban al camarín visitante con la lógica amargura de perder 5-0 frente a Newell’s Old Boys. Momentos después, el titular de la institución ingresó al vestuario. Hasta allí, todo normal.
Sin embargo, minutos más tarde, el propio Lerche encaró los micrófonos del periodismo apostado detrás del vallado y soltó toda su bronca. “Vamos a analizar profundamente estos tres partidos que quedan para tomar las decisiones que hagan falta sobre los que están y sobre los que no estuvieron acompañando al equipo. El único exceptuado es el Bichi (Fuertes), que está en cama con fiebre”, explotó el presidente.
Y remató: “Repito, a las decisiones las vamos a tomar con los que jugaron contra Newell’s y con los que no vinieron a Rosario a acompañar al equipo”.
A partir de ese momento, una sensación poco feliz se instaló entre los presentes y todo lo que rodea el mundillo sabalero. “Acá pasó algo”, pensamos todos. Pero, claro, los códigos de vestuario se encargaron de tapar los hechos verdaderos.
Luego, Antonio Mohamed salió, saludó a su gente, abrazó un buen rato a su hija y también enfrentó los medios. En contrapartida, el Turco aseguró que no pretende dar un corte drástico a esta situación, pero sus declaraciones tampoco fueron contundentes sobre su continuidad al frente del plantel profesional de Colón.
“Yo no dije nada sobre tomar decisiones, no me impliquen a mí en eso porque yo no dije nada. Lo que dijo el presidente es la opinión de él”, expresó Mohamed, con llamativa serenidad.
Por último, Diego Pozo respondió a las declaraciones del presidente Lerche. “Para mí no es algo vergonzoso. Nosotros también nos rompemos el o... toda la semana. Es mi punto de vista, pero cada cual opina lo que quiere”. También tiró: “Nos dieron un baile terrible, porque es así, pero hay que ser memoriosos”.
Interpretaciones
Que algo pasó es así. Que algo está fisurado en la relación dirigencia-cuerpo técnico-jugadores, también. Pero hay que poner la pelota contra el piso... ¿Es necesario tomar decisiones mañana?, ¿qué tipo de decisiones?, ¿sobre quiénes y por qué?
Otras cuestiones que no quedaron claras ayer son:
* 1) ¿Qué le dijo (si hablaron en privado) Lerche a Mohamed ni bien el presidente ingresó al vestuario?
* 2) ¿Cuál fue la respuesta del Turco o qué habría señalado éste en el vestuario, más allá de sus declaraciones posteriores?
* 3) ¿Cómo lo tomarán los jugadores que estuvieron?
* 4) ¿Y los que no estuvieron?
* 5) ¿De qué manera asimilará el grupo todo lo que sucedió ayer?
Colón todavía tiene la oportunidad numérica de clasificar a la Copa Sudamericana, más allá del pesimismo reinante que por estas horas está instalado en el plantel. Ahora, si los jugadores que no estuvieron con Newell’s -lesión y suspensión- y “no acompañaron al plantel”, como señaló Germán Lerche, no fueran tenidos en cuenta hasta el final del torneo a modo de sanción deportiva (siempre en términos especulativos), las cosas realmente se le complicarían al plantel en su meta de clasificar a la Copa Sudamericana. No por la calidad del resto, sino por el fixture: las últimas dos fechas serán ante Godoy Cruz y Estudiantes de la Plata, ambos equipos con muchas posibilidades de ser campeones.
En conclusión, no parece ser el momento adecuado para “tomar decisiones”. Quizás, lo más acertado sea darle lugar a la charla, a que Mohamed tranquilice el grupo y ponga paños fríos sobre esta dolorosa derrota y, a partir de allí, tratar de hacer un último intento para, al menos y si no se consigue la clasificación matemáticamente posible, terminar el Clausura con la mayor dignidad posible.