Unión y un año que cierra con una alegría en la que no muchos creían
Después de haberse salvado agónicamente en 2023, Unión transitó un año deportivo sin apremios y con una nueva clasificación copera para afrontar el 2025 con especial expectativa.
El festejo de Mosqueira luego de su golazo en el primer partido del año, cuando Unión venció a Racing en Avellaneda y ese fue el presagio de lo que luego pasó en todo un recorrido tranquilo y alejado de los apremios del descenso. Foto: Matías Nápoli
Un año antes, Unión necesitaba no sólo de un resultado propio (ganarle a Tigre sí o sí), sino también de resultados ajenos para mantenerse en Primera División. Y se dio. Un año después, se festeja una nueva clasificación a la Copa Sudamericana (por cuarta vez) y haber transitado por un 2024 en el que más allá de humores cambiantes, hubo algo que ni se mencionó en el mundo tatengue: el promedio por el descenso.
Los momentos de "crisis" tuvieron dos exponentes bien claros y definidos: el presidente y el entrenador. Y no justamente porque se lleven mal, sino porque evidentemente los caminos no siempre coincidieron. Cristian González potenció el equipo, potenció a los chicos del club y se potenció él mismo.
Su crecimiento y maduración como entrenador vino de la mano de lo que también logró con su equipo, más allá de la irregularidad que lo caracterizó. Porque Unión tuvo actuaciones cambiantes, siendo lo ocurrido en el final un buen ejemplo: había jugado muy mal contra Platense y cinco días después respondieron con un muy buen partido ante Vélez, en lo que fue un triunfo vital para conseguir el pasaporte a la Sudamericana.
A mitad de año, luego de un comienzo muy bueno de la Liga Profesional que lo llevó a estar en los primeros lugares de la tabla, pasó de largo un libro de pases extensísimo y sin novedades para Unión.
El festejo luego de la gran victoria ante Vélez. Dos días después, se consumó la clasificación con el resultado de Huracán-Platense. Crédito: Matías Pintos
Cerca de cuatro meses inhibidos, la imposibilidad de sumar jugadores que estuvieran en el exterior y un plantel que perdió a dos de sus titulares (Vera y Luna Diale), sin reemplazo para ninguno de ellos. Es cierto que aparecieron Vargas y Rivero; y que ante Vélez, Gerometta y Verde aportaron lo suyo para ese triunfo clave.
Pero el equipo adoleció de esa jerarquía y calidad, sobre todo en el manejo de la pelota, para intentar los objetivos con mejores armas. Inclusive, el devenir del torneo hasta hace pensar que si se hubiese conseguido algún refuerzo importante y un poco más de regularidad, la posibilidad de la Copa Libertadores no habría estado lejos para Unión, teniendo en cuenta la apertura de cupos que se fue produciendo.
Del primer mercado de pases, el de enero, quedaron saldos positivos (la vuelta de los hermanos Pittón, por ejemplo) y otros que llegaron con chapa de titular y que no lograron afirmarse en todo el año (fueron los casos de Torrén y Gamba).
Se asentó totalmente Franco Pardo, elevó su nivel Balboa, mejoró muchísimo lo de Orsini (pasó del insulto a la ovación en el año y medio de su permanencia en el club) y se fue dando también el crecimiento de algunos chicos del club. A lo ya apuntado de Vargas, de Verde, lo de Rivero (por el que se debería hacer un intento con Boca a pesar de que llegó a préstamo sin opción), hay que agregar lo de Domina, lo de Del Blanco, la solidificación de Mosqueira más esas chances que seguramente serán mayores en 2025 para Ludueña y Profini.
Es cierto que el camino que pretende recorrer Unión es ese, el de la consolidación y apertura constante de posibilidades para los chicos. Y el Kily González es un técnico ideal para lograr ese propósito porque, al margen de su coraje para jugársela por los chicos, le agrega esa forma de ser tan particular que lo convierte en un líder muy cercano a los jugadores ("mis chicos", como suele decirles).
Pero también es cierto que el año que viene será exigente, que habrá meses duros (por ejemplo, marzo, abril y mayo, de mucha competencia) y que hay que elevar el nivel no sólo por el hecho de cumplir con un papel decoroso en la Sudamericana, sino también para seguir creciendo en la competencia interna.
Este 2024 termina siendo un año positivo en lo deportivo, porque no hay que olvidarse de la buen actuación de la reserva en este último torneo (llegó a semifinales) y el equipo de básquet que participa en el elite de la Liga Nacional, asumiendo el reto con un gran esfuerzo.
El fin de año deja planteado nuevamente el desafío del predio propio, lo cual dentro de las obras que el club viene realizando a ritmo sostenido, es el objetivo que se reclama y a alcanzar, para unificar el fútbol en un solo lugar.
Dejanos tu comentario
Los comentarios realizados son de exclusiva responsabilidad de sus autores y las consecuencias derivadas de ellos pueden ser pasibles de las sanciones legales que correspondan. Evitar comentarios ofensivos o que no respondan al tema abordado en la información.
Dejanos tu comentario
Los comentarios realizados son de exclusiva responsabilidad de sus autores y las consecuencias derivadas de ellos pueden ser pasibles de las sanciones legales que correspondan. Evitar comentarios ofensivos o que no respondan al tema abordado en la información.