Javier Díaz | [email protected]
Unión jugó un flojo partido ante Newell’s y apenas rescató un punto en su estreno como local. El empujón del final no alcanzó para llevarse todo.
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Estaba todo dado para que fuera una fiesta. Con un 15 de Abril repleto de almas tatengues deseosas de reencontrarse con un equipo que llegaba en ganador, por dos triunfos resonantes ante Boca en Mar del Plata —amistoso de verano— River en el Monumental —partido adeudado— y el empate ante Belgrano del fin de semana pasado.
Pero la actuación rojiblanca dejó imágenes del tramo final de 2018, que todo el mundo Unión esperaba olvidar rápidamente. Dentro de la cancha, el equipo no rindió como se esperaba y por eso debió conformarse con un insípido empate sin goles ante un Newell’s que sin hacer demasiados méritos fue levemente superior.
Por situaciones de peligro —no fueron muchas— Unión lo pudo haber ganado, sobre todo de haber tenido mejor puntería en el arranque del encuentro, cuando salió a comerse crudo a su rival; o en el tramo final, cuando empujó con más ganas que ideas. Pero también lo pudo haber perdido, de no ser por algunas intervenciones claves de Nereo Fernández.
No tardó demasiado en inquietar Unión, por las bandas como más le gusta. Rompió en velocidad Cuadra por izquierda y cuando llegó a la altura del área cruzó para Zabala que ingresaba muy libre, pero llegó con lo justo Bíttolo para cerrar cuando se relamía el uruguayo.
Primeros 10 minutos a puro ritmo y vértigo de Unión aunque sin ocasiones nítidas de gol. Después emparejó Newell’s que se pudo acomodar en el campo y dividir la tenencia de la pelota. La “Lepra” avisó con dos remates de media distancia consecutivos, que arrimaron peligro al arco de Nereo. Primero fue Maxi Rodríguez, que se acomodó de izquierda a derecha y disparó. Y luego Formica, quien ensayó un enganche y zacó un zurdazo que rosó el caño derecho cuando el “uno” hacía vista.
A los 15, por derecha, se juntaron Zabala y Martínez, éste tiró un centro bajo que se desvió en un defensor y obligó a Aguerre a estirarse contra el palo izquierdo para mandarla al córner.
Antes de los 30, el debutante Yael Falcón Pérez frenó el juego para que se refresquen los protagonistas, debido a la alta temperatura con la que se jugaba el partido. A esa altura el trámite se había caído. Unión mantenía el protagonismo, con la intención de ser vertical cada vez que agarraba la pelota, pero sin precisión en el tramo final del campo. Esto se evidenció, por ejemplo, en una buena combinación entre Troyanski, Cuadra y Bruno Pittón que cuando llegó a la altura del área quiso enviar un centro pero se la terminó entregando a Aguerre.
Newell’s, por su lado, hacía todo a paso cancino. Le entregó el protagonismo a Unión y entonces entraban poco en contacto con la pelota Maxi Rodríguez, Formica y Figueroa, los tres llamados a manejar los hilos del elenco “leproso”.
Justamente en una de las pocas intervenciones del ex Colón, ya en el tramo final de la primera parte, tiró una buena pared con Nadalín para desarticular a la defensa rojiblanca, pero después la jugada se diluyó porque le “birló” la pelota a Formica que se relamía en la puerta del área para someter a Nereo.
Una etapa inicial de bajo vuelo en la que Unión no pudo sostener el ritmo que le imprimió al comienzo y la visita cerró levemente mejor. De cualquier manera, ninguno de los dos hizo méritos para irse al descanso en ventaja.
Mejor la visita
Al complemento salieron los mismos protagonistas y el que tomó la iniciativa fue el rival. Ante una formación tatengue muy “quedada”, la visita se animó a merodear seguido el área defendida por Nereo. Primero con un toqueteo que desacomodó al fondo rojiblanco y cuando Maxi Rodríguez se aprestaba a ingresar al área lo bajó Bottinelli, pero el árbitro no observó falta. Y más adelante se juntaron Cristian Insaurralde —que ingresó por un poco participativo Oviedo— y Formica, que sacó un remate potente desde la medialuna y forzó una buena intervención de Nereo para evitar el gol en dos tiempos.
Unión hacía realmente poco. Ni tenía la pelota ni se defendía bien, ante un Newell’s que manejaba los hilos del partido aún con sus propias limitaciones. Por eso cumplido el cuarto de hora Madelón movió el banco de suplentes y mandó a la cancha de un plumazo al pibe Lucas Ríos y a Augusto Lotti, en lugar de Cuadra y Fragapane, dos que se fueron apagando con el correr del partido.
Precisamente en los pies Ríos llegó la primera situación de peligro rojiblanca. El de las inferiores dominó en la puerta del área pero la pelota se le fue algo larga, y cuando se preparaba para rematar apareció un defensor para puntearla y obligar a Aguerre a estirarse contra su palo izquierdo para evitar el autogol.
Newells respondió al ratito con una incursión por la banda izquierda de su ataque, que derivó en un centro venenoso al corazón del área. Por allí apareció Cacciabue, libre de marca, para conectar sin la precisión necesaria y tirarla por arriba del travesaño.
Cerca de la media hora de juego, Madelón dispuso el ingreso de Nicolás Mazzola en lugar de Troyanski, que en el inicio del partido participó bajando para entrar en contacto con la pelota pero después despareció absorbido por una férrea marca “leprosa”.
El ingreso del ex Gimnasia e Instituto —entre otros— le dio algo de sorpresa al ataque rojiblanco y él fue protagonista de una situación más que propicia para abrir el marcador. Acevedo frotó la lámpara en la puerta del área grande y le puso una pelota de gol, pero el atacante no llegó a empujarla con la fuerza necesaria para vencer a un Aguerre que le achicó rápido. Le quedó el rebote y la mandó al medio para la llegada de Lotti, que en solitario la tiró de mediavuelta por arriba del travesaño.
El empujón del final, producto del amor propio tatengue, no bastó para vulnerar a Newell’s, que terminó el encuentro mandando dos centros que hicieron sufrir al público rojiblanco.
El cero en el marcador no se modificó y Unión lo único que podrá destacar como algo positivo de este estreno anual como local fue el punto que sumó y la posibilidad de estirar el invicto del arranque, contando las victorias ante Boca y River, más el empate del fin de semana pasado ante Belgrano.
La producción quedó lejos de lo que esperaba ver la hinchada rojiblanca, que llenó el 15 de Abril y despidió al equipo con un cerrado aplauso, como tributo por los dos triunfos resonantes del inicio de 2019 y una señal de apoyo para un grupo que tiene crédito abierto.