En una decisión unilateral, no exenta quizás de “autoritarismo”, Superliga desoyó el reclamo de la Secretaría de Seguridad de la provincia de Santa Fe, bajo la órbita de Fernando Peverengo, y dejó firme la fecha del sábado que viene (4 de mayo) a las 17.45 para el inicio de la revancha entre Unión y Tigre en el 15 de Abril.
El pedido, formulado bajo entendibles y justificables razones de seguridad, se debió a que ese mismo día, a las 21, los hinchas de Colón iniciarán la caravana hacia el estadio —algo que se ha transformado en una costumbre desde hace muchos años— para esperar la llegada del 5 de mayo, día del cumpleaños del club.
El partido de Unión terminará alrededor de las 20 (minutos menos), con un resultado deportivo consumado (continuidad y pase a cuartos de final de la Copa de la Superliga o eliminación), con lo cuál se entendió que estaban dadas las condiciones como para que desde Superliga se atendiera el reclamo de la Seguridad Provincial y que el partido se cambie de día o se adelante para que no se produzca el encuentro de ambas parcialidades en la calle, ya que coincidirá la salida de la gente de Unión de la cancha con la movilización de la de Colón para llegarse hasta Canal 13, punto de inicio de la caravana.
Es cierto y entendible, que uno de los objetivos que se planteó Superliga fue el de emprolijar algo que tenía cambios a cada rato: la programación de la fecha, con sus días y horarios. Pero también es verdad que cuando desde la Seguridad se “sugieren” cambios, hay que atenderlos, cosa que se hizo en otras oportunidades y con otros clubes involucrados.
La pregunta que uno se hace es si hubo un apoyo concreto de los clubes (Colón y Unión) al pedido de Peverengo para que se modifique el día del partido. Daría la sensación que no fue así. Desde ya que los clubes, en conjunto, podrían haberle dado mayor fuerza a la solicitud del organismo de Seguridad.
“Vamos a hacer un operativo extendido bien fuerte por todo bulevar”, le confiaron a El Litoral algunos allegados a quiénes deben velar por la seguridad. Desde ya que mucho se puede decir para que la gente disfrute en paz y sin violencia, pero hay mucho, muchísimo por hacer para que esto ocurra. Los hechos superan ampliamente a los deseos y a las declaraciones. El primero que debió darse, no se dio: la negativa de Superliga no colabora para nada.