El "Gringo" Carlos Genaro Gaitano, tatengue de ley, siempre soñó que sus hijos (Fernando Exequiel y Martín Nicolás) jugaran en Unión. Con esa excusa, allá por los años '90, comenzó a colaborar con las divisiones inferiores. De a poco, cada vez se fue metiendo más y más en el Mundo Unión. De esos "tallarines famosos" hace 30 años a este último paso como el cocinero oficial de los últimos planteles profesionales en Casasol. Justo hoy sábado, como esos sábados inolvidables donde preparaba para los chicos la pasta con su vinito tinto, el ambiente tatengue se conmueve con su partida a los 67 años, producto del maldito Covid.
"En esos inicios de los 90, Unión empezó de manera inédita con las tres categorías inferiores en AFA: cuarta, quinta y sexta. El que lo acerca al Gringo es Omar "Chavo" Schiavón, porque los hijos jugaban en la misma categoría. Carlitos Gaitano no tenía problemas en cocinar gratis para 1.000 personas, siempre en Unión. En eso años, todos recuerdan las picadas en el quincho del fútbol amateur atrás de la Redonda. Y los chicos de inferiores, ni qué hablar los que después llegaban a Primera, siempre volvían a saludarlo y a pedirle "esos fideos caseros con carne picada arriba". Una pérdida dolorosa para el Mundo Unión", cuentan desde López y Planes a pedido de El Litoral.
Tanto Carlitos Gaitano como su esposa Nidia fueron grandes colaboradores de esos primeros tiempos, duros y complicados, del semillero de Unión de AFA con las inferiores. Con el correr de los años, quedaron a cargo de toda la gastronomía de Casasol, junto a uno de sus hijos y la nuera. "Al gringo y a Nidia los quería todo el mundo. De hecho en Casasol, hay un homenaje con una placa que dice "Sala Lidia Dinotto" (en la foto rodeada de Nereo Fernández, los hermanos Pittón y otros). Cada jugador que pasaba, cuando volvía, a jugar en Unión o como rival, preguntaba por el Gringo y sus famosos tallarines. El Laucha Acosta, jugador de Lanús, lo hacía cada vez que pisaba el 15 de Abril".
Esa relación con los planteles se refleja con una frase: "No debe haber un solo jugador de Unión en los últimos años que no hay ido a la casa de Carlos a comer. Los invitaba a cenar, los atendía. A los que le gustaba el río, los llevaba a pescar. Se hizo muy amigo de todos los jugadores, nombrar una lista sería interminable, lo mismo con los dirigentes", comentan.
Con Leonardo Carol Madelón tenía dos cuestiones muy especiales: por un lado, muchas veces le cocinaba algo distinto que el resto por el tema de sus cuidados. "Y después, jugaban apuestas, con las marcas de las botellas de vinos...era algo especial entre ellos dos", recuerdan desde adentro de Casasol.
Esa famosa tradición de "los tallarines de Carlos" se fue pasando de generación en generación, pero no sólo de jugadores, sino también de dirigentes. Ni qué hablar los presidentes: Malvicino, "Cuqui" Vega, Spahn. No había nadie en el Mundo Unión que no elogiara su calidez humana. "Y los jugadores lo adoraban al Gringo", es la frase más escuchada en este sábado de dolor en el ambiente tatengue.
Sus restos fueron velados hoy en Casa Rodríguez y la idea de amigos, familiares y allegados era que el cortejo pasara por la puerta del estadio 15 de Abril para que el Mundo Unión le pueda dar a Carlos Genaro Gaitano, el "cocinero famoso de los tallarines a los chicos de inferiores y luego de los planteles profesionales", la despedida que sin dudas se merece por todo lo que hizo por el club durante tantos años.
"El Club Unión lamenta con profundo pesar el fallecimiento de Carlos Gaitano, cocinero del plantel profesional de fútbol durante más de 15 años, y acompaña a su familia en este doloroso momento", expresó la entidad de López y Planes en sus cuentas oficiales de redes sociales.