Si se habla de sentido de pertenencia, nadie mejor que Emanuel Brítez. Al menos, en los últimos tiempos, uno de esos jugadores "emblema", típico caso del jugador-hincha que dejó todo en la cancha cada vez que entró a defender sus amados colores rojiblancos -a veces cometiendo excesos que luego fue subsanando en el lógico proceso de maduración-, que dejó a su querido Unión en la A antes de irse y que luego anduvo por Independiente, Rosario Central y Defensa y Justicia, pero siempre con el corazón puesto en Unión.
Recuerdo haberlo visto en la cancha aquella noche de la gran victoria por 3 a 0 ante Atlético Mineiro, uno de los últimos partidos con gente en los estadios, antes de la pandemia, viviendo ese partido como un hincha más y disfrutando con aquélla victoria.
Emanuel Brítez vuelve a Unión a los 29 años, todavía con mucho para dar y con la ilusión no sólo de responderle al club, desde lo futbolístico, sino también desde la trascendencia de ser uno de esos jugadores a los cuáles muchos de los chicos que pasarán a ser, desde ahora, sus nuevos compañeros, fueron los que lo vieron "romperse el alma" por Unión en cada partido. Y ese será, a no dudarlo, uno de los ejemplos y el mensaje que Brítez traerá para un plantel que necesita de referentes.
Si bien no se trataba de un puesto en el que Unión necesitara con urgencia algún refuerzo (el de delantero y algún volante con juego es lo que más se buscaba), también Azconzábal se había referido a la defensa. Y Brítez puede encajar desde varios aspectos en su juego, ya sea como marcador de punta si la idea es jugar con línea de cuatro -como en estos partidos de entrenamiento- o como uno de los tres defensores si se vuelve al esquema del torneo anterior, con línea de tres y dos marcadores-volante en los carriles para sumarse al medio o retroceder al fondo si el partido así lo ameritaba.
Pero no es un defensor cualquiera o uno más el que viene a Unión, sino que es la vuelta de un pibe del club, de alguien que conoce muy bien cada rincón de la institución y que siempre ha jugado por amor a la camiseta. Si de sentido de pertenencia se habla, Emanuel Brítez lo refleja en el más amplio sentido de la palabra. Siempre jugó por ella y no por otra cosa.