En el Grupo Calvo se le hizo un tratamiento de plasma rico en plaquetas. Fue flojo el rendimiento del mediocampo ante Newell’s. Evidentemente, faltaron la dinámica y movilidad que le aporta.
Enzo Roldán no pudo jugar ante Newell's este sábado. Crédito: Matías Nápoli
“Es un dolor muy fuerte en el menisco interno, sentí en la práctica unos pinchazos, los primeros estudios no arrojaron ruptura ni nada importante, pero consideramos que lo mejor fue parar. Nos comunicamos con el doctor Batista, que hace cinco años y medio me operó de ligamentos cruzados, pero no tiene nada que ver con esa operación. Hicimos una prueba de saltos el miércoles y creo que viene de ahí. A la noche de ese día no pude dormir y en el entrenamiento del jueves sentí mucho el dolor y salió todo esto. La verdad es que no me quiero perder ningún partido, se viene el clásico y quedan dos meses de torneo, espero que se recupere con el plasma y el ácido hialurónico que me pusieron. Sabíamos que el partido iba a ser parecido al que jugamos acá en el torneo pasado y que también empatamos. A nosotros nos costaba volver, tuvimos algunas imprecisiones al principio. Era ‘chivo’, pero se sumó”.
Enzo Roldán fue un gran ausente en el Parque Independencia. En realidad, su ausencia se dio adentro del campo de juego, porque acompañó al plantel y explicó lo que tiene y cómo vio el partido. Su diagnóstico es que se le produjo una inflamación en la rodilla y por eso se decidió pararlo y hacerle una aplicación de plasma rico en plaquetas en Grupo Calvo, con la supervisión del doctor Santiago Calvo que es el médico del plantel profesional.
Concretamente, se trata de una muestra de sangre del paciente que logra separar el plasma y las plaquetas, aplicándose sobre el tejido dañado promoviendo la reparación de las lesiones, disminuyendo la inflamación, estimulando el crecimiento celular y la producción de colágeno y elastina. Por su parte, el ácido hialurónico es un componente muy importante de la piel que contribuye a otorgar resistencia y firmeza a los tejidos.
¿Se sintió, física y futbolísticamente, la ausencia de Roldán?, la respuesta es afirmativa. No va en detrimento de la producción de Tiago Banega, su reemplazante. Pero esa movilidad, despliegue y presencia de Roldán se ha convertido en un aporte trascendente para un mediocampo que, en el partido de este sábado ante Newell’s, estuvo prácticamente ausente.
Unión no tuvo recuperación de pelota en el medio y también faltó juego. Muchas veces se insistió con la pelota larga para capitalizar la velocidad de los delanteros y desnudar alguna falencia defensiva en el rival. O su lentitud. Pero no hubo precisión. Y generalmente se terminó recuperando el balón en pleno sector defensivo, bastante cerca de Moyano o por una imprecisión del adversario, pero no porque haya funcionado correctamente la labor del mediocampo.
A Mosqueira le faltó esa rueda de auxilio permanente que es Roldán (sin dudas, uno de los jugadores que más corre en Unión). Y frente a un equipo muy similar en cuanto a ritmo e intensidad, esa falta de Roldán se sintió mucho en un equipo que no contuvo, que tuvo muy poca posesión del balón y, mucho menos, juego.
Algo se pudo corregir en el segundo tiempo, cuando el Kily se decidió por la otra alternativa que tenía para reemplazarlo e hizo ingresar a Tanda por Banega, pasando Mosqueira a la posición de volante por derecha. Con Tanda hubo algo más de presencia en el medio, favorecido también porque ya la resistencia física no era la misma de parte del rival y el calor comenzaba a hacer lo suyo en el cuerpo de los futbolistas.
Este, el del sábado, fue el partido en el que Unión tuvo menos tiempo la pelota, perdió en ese porcentaje de posesión con el rival y no hubo gravitación ni claridad en sus volantes. Esto también revela algo que se había advertido en el trabajo previo: la falta de algún mediocampista más con juego y por eso se intentó con Jonathan Gómez hasta el mismo día del cierre del libro de pases.
Llegaron Tanda y Banega, también está Del Blanco (con otras características) y Mosqueira ha logrado afirmarse. Para crear juego, la soledad de Luna Diale se hace evidente. Si bien Unión no es un equipo de extrema posesión y, por el contrario, su juego se basa en la verticalidad y el ataque más directo, a veces se necesita alguien que pueda sumarse al difícil trabajo de creación. Alguien que tenga la pelota, como habitualmente suele decirse.
Pero volviendo a la incidencia de Roldán, en un partido de tanta intensidad y frente a un equipo que corre mucho y cuenta con permanente movilidad de sus mediocampistas, su presencia hubiese sido importante para equiparar las cosas. Unión perdió totalmente la pelea del mediocampo y por eso se sintió tanto su ausencia.
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