(Enviado Especial a Belo Horizonte, Brasil)
El tema de las entradas y las muestras de cariño a los futbolistas, fueron la constante en un día con mucho calor no solo por la temperatura ambiente sino por lo que se hicieron sentir los hinchas tatengues.
(Enviado Especial a Belo Horizonte, Brasil)
“Nosotros fuimos a las 10 de la mañana y compramos las entradas. A esa hora, se habían vendido 1.050. Y era miércoles a la mañana, todavía falta llegar el grueso de los micros y muchos hinchas que están en Río”, le contaba, con mucho de preocupación, Facundo Corti, un hincha tatengue a este enviado de El Litoral mientras se esperaba la llegada del micro que aproximadamente a las 14.20 arribó al hotel Ouro Minas con la delegación de Unión.
“Estamos haciendo gestiones con gente de Mineiro y de Conmebol. No es fácil. Las entradas de más que nos pueden dar, son entradas que se quitarán de ellos mismos. No es un estadio como el Mineirao o alguno de los otros gigantes que tiene este país. El Independencia es un estadio chico. Pero las gestiones las estamos haciendo”, le comentó Fabián Brasca, uno de los directivos tatengues que viajó integrando la delegación junto a Andrés Monsalvo, José Cardonet, Rafael Pérez del Viso, Marcelo Piazza y Leonardo Romero, además de Jorge Molina, el síndico de la institución.
La idea y el pedido de los dirigentes rojiblancos es que existiese al menos la posibilidad de incrementar en 200 entradas la cantidad que se pone a la venta para su parcialidad.
Algunos dirigentes, en diálogo con El Litoral, señalaban que “entendemos a nuestra gente y quiero que sepan que estamos gestionando. Es muy difícil poder congeniar las partes, entre la expectativa creada en los hinchas de Unión y la capacidad de convocatoria que tiene Mineiro, que es un grande y que va a jugar en un estadio que no es el Mineirao”.
A todo esto, muchos hinchas de Unión interrumpieron sus planes o los cambiaron. Algunos tenían previsto permanecer en Río de Janeiro, por ejemplo, hasta el mismo día del partido y ahora revirtieron su idea original y adelantaron el viaje a Belo Horizonte (algo más de 500 kilómetros de distancia pero por camino de montaña), para poder comprar la entrada.
La llegada del plantel se produjo en un clima de algarabía completa. El más aplaudido fue Leo Madelón, como era de suponer y uno de los que recibió una gran adhesión en la gente, a pesar del poco tiempo que lleva en el club, fue Javier Cabrera, el hombre que llegó de un destino poco usual (Australia) y que en el fútbol argentino no se ganó un gran nombre más allá del ascenso conseguido con Argentinos Juniors de la mano de Heinze.
Los jugadores descendieron del micro y caminaron unos 40 o 50 metros rodeados del calor y el afecto de los hinchas. La mayoría paró para sacarse fotos o para estrechar las manos de los más de 100 simpatizantes rojiblancos que se dieron cita en el caluroso mediodía de Belo Horizonte para saludar, darles ánimo y hacerles saber que serán 11 adentro de la cancha, pero muchas voluntades en las tribunas (y en Santa Fe también, naturalmente), empujando para conseguir el paso a la segunda fase de esta Sudamericana.
Los jugadores no tomaron contacto con la prensa, tampoco lo hizo el entrenador y a las 17.30 fue la partida hacia el campo deportivo de Cruzeiro para efectuar un último entrenamiento a puertas cerradas, esperando el gran partido de este jueves por la noche.