"Vos acordáte lo que te digo...eh...", es su frase de cabecera. Muchas veces, con cosas que pasaban en el fútbol, me daba la sensación que Nery Alberto Pumpido viajaba al futuro, veía como era, volvía al presente, las anticipaba y te las explicaba claramente. Un adelantado, sin dudas. Hoy, sin dudas, Nery está donde quiere estar. Tampoco hay dudas: Pumpido se lo merece más que todos. Allá arriba, alguien reparte vinos y brinda.
El 29 de junio de 1986, en el Estadio Azteca de la ciudad de México, por decisión de un señor llamado Carlos Salvador Bilardo y al lado de un tal Diego Armando Maradona, levantó la Copa del Mundo de la FIFA con guantes. El 10 de septiembre de 2021, luego de viajar en un avión privado que le envió la Conmebol al Aeropuerto de San Fernando y llegar a Asunción del Paraguay, Nery Alberto Pumpido volvió a acariciar la gloria cerca de la medianoche de un viernes inolvidable. Esta vez sin guantes; de saco y corbata. Será, nada más y nada menos, que el Secretario General Adjunto de Fútbol de la Confederación Sudamericana de Fútbol (CONMEBOL). En términos de potrero, Nery será la mano derecha del que maneja la pelota, que es Alejandro Domínguez, cuyo padre (don Osvaldo Domínguez Dibb) "ama" a Nery de los tiempos dorados de Olimpia de Paraguay.
Poner en una crónica que, después de 31 años de hacer este trabajo, uno construye relaciones, afectos, cariños y afinidades con personajes del fútbol no agrega ni quita nada. Sólo uno puede usar ese privilegio de la relación con Nery para pararse en ese lugar y poder contar cómo se sucedieron los hechos.
Todas las últimas charlas con Nery empezaban y terminaban en un lugar común: Unión, siempre Unión. Hace poco, antes del bombazo de la Conmebol, Pumpido y Ruggeri habían puesto fecha para una reunión en Buenos Aires: los campeones en México '86 iban a cenar con una personalidad "muy influyente" de la Argentina, mirando el fútbol criollo a futuro. Hoy, ya es una anécdota.
"Enfermo" de Unión, sus últimas semanas de Nery en Santa Fe fueron de un "tatengaje" al palo. Ahora se puede contar: había cenado con el "Vasco" Azconzábal (tiene muy buena relación con el "Pepi" Zapata), entrenador del plantel profesional, para ponerse a disposición "en lo que sea"; había consumido varias rondas de café con Roberto Battión (designado secretario técnico), para hablarlo, aconsejarlo y ayudarlo. Unión, siempre Unión.
Dos cosas, en estos últimos tiempos de tanta sensibilidad, lo habían puesto triste con lo que pasaba en López y Planes. La muerte de uno de los cancheros ("¡vos sabés que se murió el Gordo, la puta madre!", expresó cuando me contó la noticia; antes que el Twitter obvio...jajaja) y el alejamiento de Sergio Magnín como kinesiólogo histórico de los últimos años. Ese día, con la nota de El Litoral en la mano como tributo a la trayectoria de Sergio, me dijo: "Sólo nos queda adentro el Sapito Battaglia de la guardia vieja, porque Omar (Ferrero, el masajista de siempre) no pisó más el club desde la pandemia". Unión, siempre Unión.
Cada club de Primera que mejoraba o compraba un predio, al toque Nery te mandaba el video. No importaba la hora. Y el mensaje era el mismo: "Tenemos que romper las bolas para que Unión compre un predio; ahí está el futuro". Y al toque, arrancaba el sermón: "¡Mirá Vélez por cuánto vendió...!".
En una de las últimas notas que hicimos sin mirar el reloj, en medio de la pandemia, recuerdo algunas frases exclusivas para El Litoral y En El Área TV:
- "Quiero devolverle algo a Unión de todo lo que me dio pero nunca me llaman"
- "Unión no me llama porque es una forma que tienen ellos de trabajar. No es que no me llaman a mí, yo tengo entendido que no llaman a nadie"
- "Son formas que tienen ellos (N: de R.: por los dirigentes de Unión) que uno no comparte y creo que están equivocados, porque hay una apertura tan grande en el mundo con este tema. El presidente de la propia FIFA, Infantino, está rodeado de ex jugadores; en Conmebol lo mismo"
- "¿Tienen miedo que sea presidente de Unión?. Nooo, ya se los dije mil veces. Yo a Unión lo quiero desde abajo, hago charla con inferiores, con los arqueros. Siempre estoy dispuesto, les llevo guantes a los chicos, me piden cosas y les llevo. No tengo problemas".
- "A Spahn le dije: "Lo que necesités, llamame". Y nunca me llamó. Colaboro yo solito en muchas cosas que no me interesa decirlas".
- "Como todo dirigente, Spahn ha tenido cosas muy buenas y cosas que no se cumplieron en diez años: hoy Unión no tiene un complejo deportivo y es uno de los pocos que no tiene un complejo deportivo en Primera División"
Ahora se puede contar: desde el silencio vivió "gestionando" cosas para ese club cuyos dirigentes de Unión no lo llaman: "Bah, el que me llama es Monsalvo nomás para invitarme a la cancha", me contó la última vez. Habló con Riquelme por Cañete y Luna Diale; habló en Conmebol para conseguir más entradas para los hinchas de Unión contra Mineiro. Habló mil veces a la AFA para "bajar los decibeles" cuando el informe de tal o cual jugador de Unión era "pesado" (antes de un clásico, la última). Los "vivillos" saben perfectamente de qué les hablo.
Aceptó reunirse y tomar café con todos: Marcelo Martín, Leo Simonutti y la lista sigue. Pero siempre dejó en claro algo: "No me metí, no me meto ni jamás me voy a meter con la política del club. Yo soy de Unión y de nadie más". Gestionó en Conmebol un curso para un dirigente de Spahn y a la otra semana el mismo curso para un dirigente opositor a Spahn. Esa es la postal de Nery: ni oficialista ni opositor...de Unión.
Para el mejor arquero de las tierras de Garay, el que levantó la Copa FIFA en México '86 un 29 de junio al lado de Maradona y el que ahora desde anoche se codea con la gloria en lo más alto de la Conmebol, lo pinta de cuerpo entero (con las manos..."camino de tierra") la frase de un tal Eduardo Galeano: "En su vida, un hombre puede cambiar de mujer, de partido político o de religión, pero no puede cambiar de equipo de fútbol".
Nery Alberto Pumpido fue, es y será "enfermo de Unión". Y aunque hoy llegue a lo más alto del fútbol de Sudamérica, Nery sabe que esa enfermedad pintada de rojo y blanco no tiene cura. "Acordáte, lo que te digo...".