Unión no despierta ni ante un equipo de la B: quedó eliminado de la Copa Argentina
Iba ganando en los 90 y se lo empataron. Iba ganando en la definición por penales y se lo dieron vuelta. El pozo de Unión parece no tener fin y nadie tiene una soga para tirarle.
Unión quedó eliminado en los 32avos de final de la Copa Argentina. Crédito: Prensa Unión
Le pesa todo a Unión. Y no sólo preocupa y fastidia el hecho de haber perdido con un equipo del ascenso, sino que el equipo no tiene respuesta ante la adversidad. Y para peor, tampoco aprovecha las circunstancias favorables, que las tuvo en los 90 minutos (cuando iba ganando) ni tampoco en los penales (donde también iba ganando). La gente no se iba a ir satisfecha si Unión ganaba en esa definición desde los doce pasos, luego del flojísimo partido que jugó, pero al menos se iba a ir contenta. Ni siquiera ese tipo o ese instante, mínimo, de felicidad es capaz de darse este Unión.
Muchas veces se le criticó la falta de eficacia a Unión. Y fue eso lo que terminó inclinando el resultado parcial. Pelota robada por Pajarito Juárez en una salida por la izquierda de Almagro, centro abajo para el ingreso de Machuca (otra vez el más desequilibrante y peligroso), remate del delantero, pelota atajada a medias por el arquero Emiliano González y el rebote otra vez a los pies de Machuca que envió la pelota al fondo del arco.
Fue la diferencia que pudo marcar Unión en un primer tiempo en el que fue levemente superior. Pero apenas eso. Y sin jugar bien. Con Juárez tirado por derecha y Zenón por izquierda, con Roldán y Gordillo empujando desde atrás y con Luna Diale y Machuca sin posiciones fijas y rotando por todo el frente de ataque.
Almagro apretó y no le dio espacios a los volantes y a los delanteros de Unión. Esa marca pegajosa fue en muchos casos efectiva, a veces con empujones y en otras apretando lo suficiente para que se cometan muchas imprecisiones en el manejo de la pelota. El único que pareció salirse de ese molde fue Machuca, a su estilo, a veces exagerando la individual, adelantando demasiado la pelota pero complicando a defensores más lentos.
Almagro juntó mucha gente en el medio y tuvo a Cuello como pivote, metido entre los centrales. No atacó demasiado, pero dio la sensación de ser un equipo peligroso en las jugadas de pelota quieta, por una cuestión, inclusive, de mayor altura de sus jugadores. Además, trató de aprovechar uno de los defectos que tiene este equipo: la poca solidez en el juego aéreo defensivo.
Esa ventaja que había conseguido sin jugar bien, se esfumó en el inicio del segundo tiempo. Si el más peligroso de Unión era Machuca, el de Almagro era Cuello. Y fue el delantero de Almagro el que guapeó y le ganó de manera poco creíble a los defensores de Unión (puntualmente y sobre todo a Calderón), para ganar la posesión de la pelota y cacchetearla desde un costado, ante la salida de Mele y convertir el empate. Y enseguida, un mano a mano del mismo Cuello que tapó Mele en el momento de mayor impotencia y desconcierto de un Unión que había arrancado muy mal el complemento.
Cuando el Gallego empezó a mover el banco, metió a Del Blanco, a Cañete y a Dómina para que el equipo encuentre frescura en el sector ofensivo, pero lo único que crecían eran la impotencia y las imprecisiones. El equipo fue desapareciendo por completo y ni siquiera le quedó el desequilibrio de un Machuca que pareció sentir el esfuerzo físico y se quedó sin resto en la parte final.
No lograba acomodarse el equipo, algo de Del Blanco por el costado izquierdo y un pelotazo largo de Cañete en la parte final para dejarlo mano a mano a Dómina con González, que el arquero resolvió tirándose al piso y enviando la pelota al córner en la única jugada realmente clara de peligro que tuvo el equipo de Méndez en el segundo tiempo, que terminó siendo para el olvido.
El empate fue justo, no se discute en los 90 minutos. Unión mostró muchas limitaciones, sobre todo en el complemento. El peso del momento por el que atraviesa el equipo, quedó muy en evidencia luego del gol del empate. Allí renacieron las dudas, las impotencias y se pareció más a un equipo atormentado por las circunstancias que liberado para poder hacer lo que podía o debía.
El primer tiempo de Unión no fue nada bueno pero lo iba ganando; el segundo tiempo fue muy malo, casi tanto como el primero del otro día en Mendoza, más allá de que el trámite haya sido diferente, porque, en realidad, Almagro no se lo llevó por delante a Unión como sí ocurrió el otro día en la capital cuyana.
Y llegó el momento de los penales. Si en los 90 minutos había tenido la chance de ganar, poniéndose en ventaja y no sabiendo mantener el resultado o definirlo, lo mismo le pasó en la definición por penales. Mele atajó el primer penal, Unión convirtió los tres primeros, cuando Machuca erró el suyo, el siguiente de Almagro también fue estrellado en uno de los palos. Y ni siquiera así logró ganar el partido, aunque más no sea en los penales. Todo mal. Y no hay nada que detenga esta caída que parece no tener fin.
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