(Enviado Especial a Barranquilla, Colombia)
Fue una lección de Unión. Por inteligencia táctica, por la notable actuación de todo el equipo, por la contundencia y por una alegría convertida en carnaval, justamente en la tierra del carnaval.
(Enviado Especial a Barranquilla, Colombia)
Impecable. Histórico. Sin fallas. Contundente. Inteligente afuera (por el planteo) y adentro (por la ejecución del libreto). Unión armó nomas su propia revolución de mayo. Y lo hizo de una manera notable. Lo mejor desde aquella notable actuación ante River y esta vez con contundencia y eficacia.
Partido de alta tensión y táctico había dicho Munúa. Acertó en todo. La alta tensión se dio en todo momento. El partido táctico lo ganó con creces en el primer tiempo, más allá de que necesitó de dos individualidades clave: Mele y Alvez. Lo del arquero fue trascendente al atajar el penal. Momento decisivo del partido, porque Junior era un león herido que no paraba de atacar. Y lo de Alvez fue fantástico: el golazo a lo Jayo contra River, con caño previo incluido, fue un verdadero poema y le otorgó a Unión una ventaja parcial de dos goles que le dio tranquilidad.
El problema estuvo por afuera. Costó encontrarle la vuelta a los desbordes de Albornoz por el sector de Corvalán y de Hinostroza, abastecido por Velasco, por el de Vera. Tuvieron que ayudar mucho Peralta Bauer y Zenón, a veces olvidándose de jugar. Y hubo momentos en los que no se pudo sostener la posesión de la pelota, rifandola y permitiendo que vuelva rápido al terreno propio.
Bien los centrales, seguros. Y Portillo logró encontrar el partido en el cuarto de hora final de ese primer tiempo cuando le achicó los espacios a un Cabrera que complicaba mucho ganando las espaldas de los volantes.
Si lo de Alvez fue golazo, lo de Zenón no le fue en zaga. Picó la pelota por encima de Viera y tiró otro baldaO de agua fria en el calor de Barranquilla pero no justamente para aliviar sino para complicar seriamente el panorama.
Con Machuca en cancha, la idea fue ser mas directo en el contragolpe. Y luego, Nardoni le dio aire al mediocampo cuando entró por Roldán. Ya por ese entonces, Junior empezaba a declinar. Había perdido el ímpetu del primer tiempo, por más que tenía más tiempo la pelota.
Hasta el final, daba la impresión que cada contra de Unión era más peligrosa que cualquier intento de un Junior cada vez más complicado y lidiando con la seguridad defensiva de Unión y la imbatibilidad que transmitía Mele.
La molestia muscular de Zenón provocó el ingreso de Esquivel. También Munúa entendió que ya Alvez había aportado todo lo que debía aportar y lo protegió de la amarilla que le aplicó el juez y de las peleas constantes con los defensores rivales. Y entró Gallegos para liquidar el partido definiendo luego de un pase perfecto de Nardoni.
Unión hizo historia. Jugó un partido perfecto. Ganó con un planteo impecable y rendimientos notables de jugadores que comprendieron todo. Si algo faltaba, hasta Cañete volvió después de aquella lesión allá lejos y hace tiempo. Inolvidable y consagratorio lo de este joven equipo, que armó su fiesta en la tierra del carnaval.
El gol de Albornoz (en contra)
El penal atajado por Mele
El gol de Álvez
El gol de Zenón
El gol de Gallegos