(Enviado Especial a Montevideo)
Al delantero habrá que “trabajarlo” desde todos los sectores para que, con 20 días de recuperación del desgarro, pueda jugar este partido decisivo del martes ante Nacional. Es una carta fundamental.
(Enviado Especial a Montevideo)
El partido que imaginó Munúa, ese partido de protagonismo, de “palo y palo”, de jugarle de igual a igual a Nacional, se dio recién a partir de los 25 ó 30 minutos en el coqueto Parque Central. No le quedó bien a su equipo esa función de partenaire, de equipo sometido, superado y aturdido de la parte inicial. Allí, Nacional definió y justificó su victoria. ¿Mereció algo más Unión?, quizás en varios pasajes de esa parte final del primer tiempo y buena parte del segundo, la sensación de estar en condiciones de descontar se palpaba. Y hasta se justificaba. Pero llegaron las tapadas de Mele y por él, Unión se mantiene con vida para la revancha. De no haber mediado una gran actuación del “arquerito” tatengue, esta serie hasta se podría haber definido aquí en Montevideo, con un 3 ó 4 a 0 que habría resultado irremontable. No fue así. Pero la exigencia para la revancha del martes es mayúscula.
Hay dos cuestiones de las que Unión depende: 1) de hacer un partido casi perfecto, por ejemplo como el que se jugó ante River a principios de año o ante Junior en Colombia; 2) de la recuperación de Jonathan Álvez, quien llegará al partido con 20 días de diferencia entre el desgarro que se produjo en cancha de All Boys ante Barracas Central y esta revancha ante el tricolor. Estará ahí nomás, justito, con los minutos contados. Pero hay que hacer hasta lo imposible para que el uruguayo juegue. A Unión no le sobra nada. Y la falta de jugadores como Álvez y también Brítez, resienten no sólo lo futbolístico, sino también la predisposición anímica y motivacional.
Jugar un partido casi perfecto no sólo contemplará la faz ofensiva (hay que hacer tres goles como mínimo para no ir a penales), sino también lo defensivo. A Unión le está costando mucho, diría demasiado, mantener la valla en cero. Y siempre aparece Mele como artífice salvador. A veces convertido en figura y debiendo atajar más de la cuenta. Y si bien el gol de visitante ya no corre, un descuido y un gol de Nacional complicaría más un panorama que, ya de por sí, aparece como difícil y extremadamente exigente.
Más allá de Mele, la capacidad de Roldán para hacerse de la pelota en el mediocampo y animarse a jugar, fue otro de los aspectos para resaltar. Como también algunos pasajes de un Luna Diale al que le faltó mayor decisión en una jugada muy clara que tuvo para definir en el arranque del segundo tiempo ante el muy buen arquero Rochet.
A este arquero, hace 994 minutos que no le convierten goles, contabilizando no sólo los partidos en Nacional sino también en la selección uruguaya. Ya Nacional celebró el hecho de haber batido el record que ostentaba desde la década del 60 el legendario Ladislao Mazurkiewicz, aunque en el caso de Rochet se le agregan 145 minutos con la selección (un partido con México y otro con Panamá, amistosos). Mazurkiewicz estuvo 987 minutos en el torneo uruguayo, en tanto que Rochet lleva 799. El que estuvo a punto de quebrar este record fue el propio Gustavo Munúa, atajado también para Nacional, quien en 2003 llegó a 961 minutos, pero Pablo Bengoechea, en un clásico y de penal, lo dejó sin record cuando le faltaban apenas 26 minutos.
Volviendo al partido del martes, antes está el encuentro con Lanús. Desde ya que los once que saldrán a la cancha el domingo a las 13 (el partido finalizará 52 horas antes de que empiece la revancha con Nacional), serán totalmente diferentes a los que jugarán el martes. No hay chances de que alguno pueda estar en los dos partidos, salvo el propio Mele, aunque allí está Moyano, quien el viernes tuvo una buena actuación en la Bombonera y seguramente atajará ante Lanús.
Por eso, todo lo que se planifique, se entrene y se ensaye como estrategias y opciones de equipo en estos días, tendrá un horizonte inmediato en Lanús y otro mediato en Nacional, condicionando a uno con el otro. O haciéndolos totalmente dependientes. Unión pondrá -y lo necesita- todos los esfuerzos en el partido del martes, porque la exigencia es superior y definitiva. Necesitará de Álvez, de un partido casi perfecto y de una actitud que no tenga un solo momento de desliz ni de flaqueza.