Unión lo tenía pero lo perdió por esas cosas que tiene el fútbol
El partido fue parejo en el inicio, pero en el segundo tiempo hubo un solo equipo en la cancha y fue Unión. El oportunismo de Estudiantes le permitió llevarse una inmerecida victoria y hubo una jugada muy dudosa (penal por mano adentro del área pincharrata) que no vio Echavarría ni tampoco el VAR.
Unión lo tenía pero lo perdió por esas cosas que tiene el fútbol
Era de Unión, lo tenía Unión y, como por arte de magia, terminó siendo de Estudiantes. El fútbol es así. A veces, los merecimientos acumulados se pegan contra la pared y se hacen añicos. Para que eso no ocurra, hay que aprovechar los momentos. No dejarlos escapar. El primer tiempo fue parejo y trabado, nadie discute el empate. Pero el segundo tiempo era de Unión, ante un Estudiantes apático, casi ausente del partido. El dominio de Unión se hizo largo en tiempo pero con escasas situaciones de peligro. No se aprovecharon. Y cuando esto ocurre, un error o un acierto del rival puede cambiar el destino del partido. Como pasó con el gol de Ascacíbar que inclinó el resultado hacia el casillero de la injusticia.
Si algo no le faltó al primer tiempo fue el desafío de todos al intenso calor. No se hizo de ida y vuelta el partido porque se auto controlaron bastante. Y escasearon los espacios. Ninguna de las dos defensas, por ejemplo, le dio posibilidades al rival para que las encuentre mal paradas. Estudiantes tuvo un cuarto de hora interesante y hasta contó con una buena chance, cuando el tiro libre de Zuqui fue conectado de cabeza por Correa, pero el VAR corroboró la decisión del asistente que había levantado su bandera marcado el offside. Y Unión contó con algunas chances que no fueron demasiado claras, pero que se podrían haber aprovechado con más oportunismo, decisión y precisión.
Lo mejor de Unión se vio por los costados, sobre todo por el derecho. Vera fue la figura del primer tiempo, ganándole el duelo personal a Benedetti. La planificación del Kily contemplaba aprovechar los dos costados de la cancha. Por eso, después de Vera se vio un buen partido de Bruno Pittón, no sólo capitalizando el lateral para subir sino para correrse al área cuando el que ganaba el costado era Gamba, que constantemente picó desde el medio hacia los costados.
Estudiantes fue sólido por el medio de la defensa. Morales quedó atrapado entre los centrales y no gravitó para nada en el primer tiempo, algo que sí consiguió Gamba porque tuvo más salida hacia los costados y no se quedó encerrado por el medio. A todo esto, Estudiantes apostaba a ese duelo personal de Javier Correa con Torrén y también a la habilidad de Manyoma, uno de los volantes ofensivos a los que apostó Eduardo Domínguez, más participativo que Altamirano.
El empate con el que se fueron al descanso resultó inobjetable, indiscutible. También el 0 a 0, porque las situaciones de gol no abundaron en absoluto. Estudiantes mandó en el arranque, pero después que Echavarría mandó a los futbolistas a refrescarse, el que terminó mandando fue Unión. Sin ser dominadores en ningún momento, el partido fue cambiante en cuanto a quién asumió la iniciativa en ese primer tiempo.
Eduardo Domínguez retocó en el arranque del complemento metiendo a Zapiola y a José Sosa, sacando a Manyoma (de lo mejorcito de Estudiantes en el primer tiempo) y a un intrascendente Altamirano. Sacó los dos media punta para que el equipo logre más fútbol y claridad para la llegada.
No obstante, empezó mejor Unión, casi como una continuidad de lo que pasó en el cierre de la parte inicial. Por derecha, el tándem que establecieron Mauro Pittón y Vera por derecha siguió complicando. La pelota y el terreno era propiedad de Unión, que por momentos parecía que era el único equipo en la cancha, aunque sin peligrosidad. Estudiantes había desaparecido, no podía sostener la pelota y únicamente apostaba a juntar gente atrás para impedir que Unión lo lastime.
Esto fue lo que obligó a Domínguez a realizar dos modificaciones más. Entraron Eric Meza y Lollo por Enzo Pérez y Benedetti. Armó línea de cinco con tres centrales y tratando de adelantar líneas en el campo de juego, porque fue muy defensiva su postura en el cuarto de hora inicial en el complemento.
Se veía venir la salida de Morales (entró Balboa, debutante) y también Bruno Pittón, que hizo un buen primer tiempo pero que se fue diluyendo en el complemento, ingresando Mateo Del Blanco en su reemplazo. Mismo sistema, pero con retoques para encontrar esa frescura que Unión no tenía en los últimos metros de la cancha, pese a tener más la pelota y a cierto dominio territorial.
Como se decía, a Unión le faltaba más profundidad. Y la tuvo en dos jugadas clarísimas. Primero, un “bombazo” de Gamba que se estrelló en el palo cuando nada le quedaba por hacer a Mansilla, su ex compañero en Central Córdoba. Y después, un lindo pelotazo de Corvalán que capitalizó Balboa para quedar mano a mano. Ahí la tuvo Balboa primero y Gamba después, pero se demoraron los dos y no encontraron el resquicio para colocar el remate y convertir un gol que, por ese entonces, Unión ya merecía.
Pero el fútbol tiene estas cosas. Estaba más cerca Unión que Estudiantes de la victoria. Sin embargo, Meza (que entró bien) colocó un centro desde la izquierda y Ascacíbar apareció por el segundo palo para colocar la pelota entre Campisi y el poste izquierdo, tirando un baldazo de agua helada en el 15 de Abril. Inesperado e injusto por dónde se lo mire.
Con Luna Diale convertido en el jugador más claro (y figura del segundo tiempo), Unión fue a buscar el empate, ahora con un doble “9” (entró Orsini, para sumarse a Balboa y antes había ingresado Roldán). No hubo caso. Unión terminó chocando ante un Estudiantes que, fiel al estilo de Domínguez, se agrupó bien en el fondo, fue práctico y se llevó inmerecidamente los tres puntos a La Plata. Ni siquiera tuvo la chance en una situación que todo Unión protestó (mano adentro del área), el VAR revisó y entendió que no hubo penal, aunque la polémica se extendió en la calurosa noche santafesina.