El caso Machuca en Unión, de castaño a oscuro: no viaja
El delantero había amenazado este sábado con no presentarse a la última práctica; lo hizo, pero recibió la orden de su entorno de no integrar el plantel que jugará ante Vélez. ¿Unión lo “cuelga”?
Imanol Machuca tiene una oferta del Fortaleza de Brasil para irse en este mercado de pases.
“Me voy a Rosario, mañana no vengo a entrenar”. Así, dicen, se despidió Imanol Machuca del entrenamiento del sábado. La incertidumbre respecto de lo que podía pasar el domingo fue en aumento hasta que la práctica previa a la partida del plantel trajo un poco de alivio: Machuca se presentó a entrenar, lo hizo normalmente, pero a último momento “se bajó del micro” y decidió no viajar a Buenos Aires.
“Esto no es día a día, esto es minuto a minuto”, confiaron a El Litoral. Tanto el Kily González como el presidente Spahn intentaron persuadirlo y hacerle entender algunas cuestiones: 1) que tiene contrato vigente con el club hasta el 31 de diciembre del año que viene y, por ende, obligaciones laborales que cumplir; 2) que la oferta del Fortaleza fue considerada pero tildada de insuficiente, aún entendiendo que, para el jugador, significa un avance en su carrera no sólo en lo deportivo, también en lo económico; 3) que la dirigencia entiende la situación y, al igual que lo que está pasando con Calderón, es cuestión de sentarse a conversar para revisar el contrato, al margen de no cerrar el teléfono a cualquier nueva posibilidad u oferta que llegue por el jugador.
El cuadro de situación se fue agravando con el paso de los días. Machuca amagó con no presentarse a entrenar y con no viajar. Spahn fue el sábado al entrenamiento, lo hizo acompañado por varios dirigentes y también por Cristóbal Casagrande, que es uno de los abogados que trabaja en el club. Todo esto ante la posibilidad de que el jugador no se presente. Paralelamente, desde la representación (hay un supuesto audio de Belmonte que se viralizó) y el mismo padre del jugador, ejercieron presión para que el club acepte el ofrecimiento que le hizo Fortaleza. Formalmente, lo más importante fueron los 2.200.000 dólares netos por el 50 por ciento del pase, que Unión consideró insuficiente en la reunión de comisión directiva que se desarrolló el martes pasado. Hasta allí llegó, con la seriedad del caso, lo que Fortaleza mostró como interés concreto para llevarse al delantero rojiblanco, que es del gusto de Juan Pablo Vojvoda, el DT de Fortaleza y que tiene un “aliado” principalísimo en el club brasileño: su ex compañero Emanuel Brítez.
A propósito, el Fortaleza cayó derrotado 3 a 1 como visitante frente al Palmeiras, por el Brasileirao; Brítez fue titular y el gol lo marcó Juan Martín Lucero, el ex delantero de Defensa y Justicia, Independiente y Vélez, entre otros. El equipo del norte brasileño está jugando la Sudamericana y debe eliminarse, en octavos de final, con Libertad de Paraguay. El primer partido se jugará el 1 de agosto y de allí también la urgencia por tenerlo a Machuca cuánto antes.
El Kily González también trató de hacer lo suyo, a sabiendas de que se ha convertido en el jugador más desequilibrante y que las urgencias demandan que se tenga todo el potencial a disposición.
En ese “minuto a minuto”, lo concreto es que nadie puede asegurar que Machuca juegue el partido de este lunes ante Vélez. Más todavía: si viajaba, lo más probable es que hubiese ido al banco y que Mariano Meynier, el delantero que viene marcando muchos goles en la reserva y que debutó ante Platense, ingresando en el segundo tiempo, sea titular acompañando a Domina en el José Amalfitani. Cosa que ahora, con más razón, ocurrirá.
En Unión saben que Machuca es rehén de este tire y afloje y que el jugador responde por lo que le dicen desde su entorno. Pero entienden que se trata de una situación que podría convertirse en un precedente pésimo para el futuro, pues cualquier jugador que pretenda dejar la institución por recibir un ofrecimiento mejorador desde lo económico, se “plante” y, en base a amenazas, trate de ejercer presión sobre el club.
De allí que algunos entienden que si el jugador no cumple con sus obligaciones laborales, hay que “colgarlo”. Esto, en la jerga futbolera, significa que se quede al margen y fuera de los planes del entrenador, algo que no le conviene a nadie: ni a Unión (que pierde un futbolista que hoy se ha convertido en la figura del equipo), ni al jugador (que deja de jugar y pierde valor y vigencia).
No es para nada saludable lo que está ocurriendo. Ni Unión se puede dar el “lujo” de no tener a su jugador más desequilibrante, ni al futbolista le conviene que lo “cuelguen”. Las dos partes salen perdiendo y eso es lo que debería entenderse, más allá de que cada uno pelee en defensa de sus intereses.
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