Unión, el Kily, fantasmas que se fueron y decisiones puntuales que son clave
De aquéllas dudas por irse del técnico, luego del pésimo partido en Junín por Copa Argentina, a este muy buen inicio de la Liga, hay diferencias abismales. De todos modos, un buen mercado de pases, más allá de complejidades entendibles, sería muy importante para el logro de objetivos superadores.
Federico Vera y Joaquín Mosqueira, dos productos de inferiores de los varios que vienen nutriendo al equipo y a la tesorería en los últimos tiempos en Unión.
Foto: Manuel Fabatía
Sea cuál fuere el resultado del partido del sábado que viene ante San Lorenzo -y si es una victoria, mucho mejor- Unión habrá pasado esta muy particular primera parte del torneo, con resultados positivos y futuro esperanzador más allá de que falta muchísimo para el final de la temporada. Estos cuatro partidos también sirvieron para quitarle el enojo al técnico, que hasta amagó con irse en medio de aquella "calentura" proporcionada por la pésima actuación del equipo en el partido ante Gimnasia de Mendoza por la Copa Argentina en Junín. Todo quedó en el olvido. El Kily logró revivir una vez más, como ya pasó el año pasado en esa infartante definición del descenso en la última fecha. Hoy, todo se observa distinto, con mayor tranquilidad y mejor expectativa, aunque el mensaje no cambie.
Es posible que el diagnóstico se modifique en algunos aspectos puntuales. Por ejemplo, Unión tenía previsto salir al mercado a buscar un "4" con proyección, al estilo de Vera. Pero apareció Lautaro Vargas con actuaciones convincentes, se está recuperando Gerometta y también está Francisco Pumpido esperando su chance. Si Vera no es vendido (hay promesas brindadas y firmadas en el nuevo contrato respecto de la posibilidad de una venta si es que se cumplen pisos de oferta económica que satisfagan a la institución), es muy posible que Unión deje de buscar un jugador de estas características, porque ya tiene el puesto cubierto.
Crédito: Matías Nápoli
No se sabe si, en algún momento, el Kily pensó en traer un arquero. Primero con Campisi en el torneo pasado (donde hubo muchos partidos en los que se mantuvo la valla en cero) y luego con Cardozo en este torneo (sólo le marcaron aquél golazo de media cancha en Instituto), hubo una respuesta que posiblemente no sea la misma que brindaban Mele y Moyano en otros momentos, pero que quizás satisfagan al entrenador y no lo obliguen a pensar en reforzar ese puesto. Se dio, además, un mejoramiento en el sistema defensivo a partir de la solidez que alcanzó esa línea de tres centrales. Paz, injustamente relegado al banco en el torneo pasado, Pardo (una gratísima sorpresa) y Corvalán se han encargado de brindar seguridad y firmeza a la defensa. Además de sostener la necesidad de mantener este esquema.
A propósito, mientras la mayoría de los equipos junta mucha gente en la mitad de la cancha (hoy en día, jugar con cinco volantes es algo natural y reiterativo), Unión se ha acostumbrado desde hace un año a poner cinco en el fondo, más allá de esa actitud frontal de los laterales para convertirse rápidamente en extremos, pisar seguido el área y mostrarse en cada jugada de ataque que construya el equipo.
Al margen de lo bueno que mostró Simón Rivero en lo poquito que le tocó jugar, Unión sigue necesitando fortalecer la mitad de cancha. Está escaso de alternativas en el lugar del volante central, más ahora que Tanda se recupera de una lesión. Posiblemente necesite un jugador con mucha capacidad de quite, al menos para tenerlo como una opción. Y después, alguien que pueda cargarse encima la responsabilidad del manejo de la pelota y el aporte de fútbol.
Contra Independiente Rivadavia, se sintió en el primer tiempo la ausencia de Luna Diale; y en el segundo, algunos chispazos de Rivero y el adelantamiento del rival a partir de que Unión se puso en ventaja, otorgó la posibilidad de jugar de contragolpe y aparecieron espacios que habían faltado en el resto del partido.
A favor para el Kily, la buena respuesta de la dupla Orsini-Balboa, no sólo porque han logrado entendimiento, sino porque los dos aportan sacrificio y son muy solidarios para contribuir a la recuperación de la pelota, algo esencial también para que puedan equilibrarse fuerzas en la mitad de la cancha cuando el rival ejerce superioridad numérica.
Crédito: Prensa Unión
Un párrafo aparte para el técnico. El Kily no debe perder nunca esa capacidad innata de transmitir fervor, intensidad, amor propio y corazón. Lo hacía como futbolista -más allá de que era muy bueno cuando le tocaba jugar al fútbol y manejarse con la pelota- y lo continúa como entrenador desde afuera de la cancha. Eso es muy bueno, como también es muy bueno que tenga un poder de llegada al jugador que lo convierte en un entrenador por el cuál todos darán siempre un plus. Se nota que nadie negociará lucha y entrega en Unión. Pero hay un aspecto en el que se empieza a ver que va madurando. Y es en lo estratégico, corrigiendo a tiempo y sabiendo qué se debe hacer, cómo y cuándo.
Unión ha ganado puntos, en los últimos partidos, que antes no se podían lograr. O costaba mucho más conseguirlos. Si a este trabajo y al funcionamiento conseguido, se le agrega jerarquía en algunos lugares clave y donde se necesita sumar calidad, ese "objetivo de mínima" que se estableció la dirigencia de entrar en la Sudamericana, no estará lejos de ser conseguido. Por lo pronto, en esta mitad de temporada se consiguió aliviar la situación en las otras tablas, las que llevan a pelear por no descender. Un suplicio por el que transitó el hincha de Unión el año pasado y que nadie -de adentro y de afuera- quiere volver a experimentar.
"No estamos para regalar nada"
"No estamos para regalar nada, ya lo dije. Vamos a dar pelea en todo lo que tenemos. En el campeonato, no arrancamos de la mejor manera y en la Copa Libertadores tuvimos una alegría muy grande por clasificar. Acá en la Copa Argentina no hay equipos fáciles, hay grandes que quedaron afuera, no sólo este año. Chacarita es un equipo complicado, que juega bien y con un buen entrenador. Había que tomarlo con esa seriedad que lo hicimos. Por suerte salió un buen partido, pero fue bastante difícil", expresó Leandro Romagnoli, el entrenador de San Lorenzo, próximo rival de Unión el sábado que viene a las 16 en el 15 de Abril.
Con respecto al mercado de pases, la principal preocupación de San Lorenzo es saber cómo será el futuro de Adam Bareiro, actualmente en el radar de Boca y River. Al respecto, Romagnoli remarcó que la decisión dependerá del delantero paraguayo, pero que, si le tuviese que dar un consejo, le diría que se quede en el Ciclón.
Esta semana sin fútbol por la fecha Fifa de amistosos previos a la Copa América, le dará la posibilidad de poner todo seguramente en el encuentro del sábado ante el Tate, en un partido que despertará singular expectativa en la gente de Unión.
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