Los tres puntos en juego suponen un mayor interés para Atlético Tucumán que para Unión. Es que el equipo de Pusineri alimenta sus aspiraciones de pelear el campeonato (remotas chances, pero matemáticamente ciertas todavía) y está a las puertas de clasificar para la Sudamericana. Hoy, el equipo tucumano está afuera y a dos puntos de Estudiantes, pero podría ingresar si se abre un cupo, algo que seguramente ocurrirá.
Viene de perder una hermosa chance: empataba con Central 1 a 1 en su estadio y tuvo un penal a favor en tiempo de descuento, pero Servio lo detuvo y así se diluyó la posibilidad concreta de sumar dos puntos más en una tabla que lo tuvo como puntero durante muchas fechas.
En el inicio del torneo, todavía en un tiempo preelectoral en la institución, la única aspiración era sumar para salvarse del descenso. La llegada de buenos resultados fue clave para empezar a pensar en otra cosa y el equipo se encaramó en los primeros lugares, hasta que Boca empezó con esta racha de partidos que lo depositó en el primer lugar.
Y Unión, que viene de mayor a menor, no puede contener esta debacle de resultados. Apenas dos victorias en los 13 partidos que fueron desde aquél triunfo dando vuelta el resultado ante Vélez, a esta última derrota por la mínima diferencia pero sin ofrecer cosas positivas en el juego ante Defensa y Justicia, en la fria noche de Florencio Varela.
Unión estaba, luego de aquella victoria ante Vélez, en posición de pelear hasta un lugar en la Libertadores. El equipo había arrancado con una derrota ante Tigre, pero se recuperó logrando 4 de 6 (en consecha de puntos) cuando visitó en forma consecutiva a Colón y a Barracas Central (es el único equipo que jugó dos veces dos partidos seguidos de visitante en el torneo). Después de la goleada que le propinó River en el 15 de Abril (5 a 1), llegó la mejor serie de resultados: cinco victorias y dos empates hasta el partido con Argentinos Juniors.
El punto de quiebre, para muchos, fue la eliminación de la Sudamericana a manos de Nacional. A partir de allí, el equipo se fue cayendo en todo: resultados y rendimiento. Si bien en algunos partidos mereció otra cosa y hubo pasajes que se destacan (por ejemplo, el primer tiempo ante Rosario Central y esos 25 minutos iniciales del partido con Racing), la realidad es que todo se fue diluyendo, se fue desvaneciendo y ahora está a las puertas de la toma de decisiones que, sin dudas, tendrá en cuenta esta desteñida imagen final.
De todos modos, nada está dicho en forma contundente respecto de la continuidad del entrenador. Se supone que una vez que el plantel regrese de Córdoba habrá alguna charla, o quizás se produzca luego de recibir a Central Córdoba de Santiago del Estero (será el último partido del año y de local).
Los resultados de acá hasta el final (quedan tres partidos) no modificarán nada respecto del logro de objetivos, pero pueden modificar en algo el ánimo y el semblante de la gente. Y quizás también en alguno de la mesa de decisiones que todavía no tenga en claro qué hacer con respecto al entrenador.
Desde la secretaría técnica, en lo único que fueron contundentes es en señalar que no se habló con ningún entrenador ni tampoco lo harán mientras Munúa sea el técnico de Unión. En forma totalmente extraoficial, lo que se sabe es que la secretaría técnica está bancando este proceso y se cree que Munúa está cumpliendo con lo proyectado, más allá de que los resultados -que fueron muy buenos en algún momento- hoy no lo estén acompañando.
Igualmente, nada se ha señalado en forma precisa por parte de Battión y Amut, que son los que integran este muy importante sector en la toma de decisiones futbolísticas. Respecto de la dirigencia, el presidente Spahn se refirió en la última entrevista que concedió a El Litoral, cuando todavía faltaban diez partidos para el final (hoy faltan tres). Y el presidente dejó librado a los resultados pero también a "la manera de trabajar, de llegar al jugador y a su liderazgo", la continuidad o no del uruguayo.
En los últimos días, se produjo la decisión de Diego Polenta de no jugar estos partidos que faltan. Decisión unilateral del jugador, que no fue compartida en absoluto por la dirigencia y la secretaría técnica, ya que Polenta estaba informado de la situación, de los condicionamientos y restricciones que tenía Unión para el giro de dinero al exterior (producto de las decisiones del Banco Central de la República Argentina) y que el jugador, como el resto de sus compañeros, está al día en sueldos y premios.
Pensando en Atlético Tucumán, no podrá jugar Calderón y sin dudas que se constituye en una baja muy importante. Su lugar, seguramente, será ocupado por Claudio Corvalán, que formará dupla con Facundo Agüero, quien ya jugó el partido con Defensa y Justicia. De esta manera, Vera, Agüero, Corvalán y Esquivel tienen las mayores chances de jugar el partido con Atlético. En el medio, habrá que ver si el técnico apuesta por el regreso al equipo de Juan Ignacio Nardoni. Allí, Machuca viene siendo uno de los mejores en los últimos partidos, Portillo es el de mayor contención y por izquierda está jugando Zenón, aprovechando también el flojo momento de Bryan Castrillón, el colombiano que se ha caido considerablemente en su rendimiento luego de un arranque que fue muy bueno.
Arriba, Unión tiene a Junior Marabel como titular, siendo Peralta Bauer o Gallegos las alternativas. La falta de gol que viene teniendo el equipo es otro de los elementos que preocupa y ha sido fundamental para explicar los malos resultados que se vinieron dando en esta larga serie que se inició en el partido con Argentinos Juniors, cuando Unión llegó al Diego Maradona metiendo entre los primeros de la tabla y muy cerca de los equipos que estaban clasificando para la Libertadores.
Atlético Tucumán apelará al último esfuerzo para la inesperada pelea que tiene por el título de campeón. Pero también sueña con la clasificación a la Sudamericana, algo palpable y a la vista. El partido, que es complicadísimo, puede resultar interesante para Unión en la medida en que el equipo imite la imagen que mostró en los mejores pasajes ante Central y Racing, pero no en los 90 minutos anodinos, sin sorpresa ni ataque, que tuvo en Florencio Varela.
Un partido de ida y vuelta puede darle a Unión la chance de tener espacios y que su juego de dinámica y explosión pueda fluir de mejor manera. Es una posibilidad que habría que aprovechar.