Son dos grandes del interior, que llegaron por distintos caminos a la elite del fútbol argentino. Unión lo hizo en 1940, aprovechando el primer esbozo de apertura que hizo el centralizado fútbol argentino y que se dio con mayor intensidad -quizás por una cuestión de cercanía- con los clubes rosarinos, permitiéndoles que directamente jueguen en Primera en 1939. A Unión le dijeron que no a la A, pero le dieron el sí para que juegue en la B. Allí inició un camino que desembocó en el ascenso en 1966, no sin antes haber estado muy cerca en algunas oportunidades, sobre todo en 1943 (fue segundo de Vélez) y en 1963, desempatando con otros tres equipos con los que igualó la posición de privilegio. Talleres apareció desde el viejo Regional, jugando por primera vez el Nacional de 1969, ocasión en la que debió enfrentarse con Unión. Esa fue la verdadera apertura federal que hizo el fútbol argentino, de la mano de Valentín Suárez en 1967, que luego se reafirmó con dos hitos que fueron clave: la famosa resolución 1309, ya en tiempos de Julio Grondona, y la creación del Nacional "B" en la temporada 1986-1987.
La 1309 fue una resolución que permitía que aquellos clubes que hubieran clasificado para la fase final en dos de los últimos tres Nacionales, automáticamente eran incluidos en el Metropolitano, que por ese entonces seguía siendo un torneo exclusivamente reservado para los directamente afiliados (los de Buenos Aires, los rosarinos y los santafesinos). Fue así que Talleres consiguió clasificar para el Metro del 80, luego lo consiguió Instituto y después fue Racing de Córdoba. Amadeo Nuccetelli, el presidente de Talleres durante un largo y fructífero período, supo armar grandes equipos que, inclusive, llegar a un paso de ser campeones, como el de 1977, que perdió increíblemente la final con Independiente (1 a 1 en Avellaneda, 2 a 2 en Córdoba y el título para el Rojo, con tres jugadores menos en el segundo partido, por el gol de visitante), en una historia similar a la que aconteció dos años después con Unión, en la recordada final con River del Nacional de 1979.
Tenés que leerBlandi no está en condiciones de entrenarse a la par del restoA propósito, el recuerdo más firme es de ese 1979. Y razones no faltan. Talleres tenía un "equipazo", con jugadores campeones del mundo, casi increíble para un equipo del interior que competía en el más alto nivel sólo durante los últimos cuatro meses del año, pero que luego transitaba el resto del año en la Liga Cordobesa (por entonces con canchas llenas y un gran nivel de juego) y realizando giras por el exterior. Ese equipo del '79 tenía al Mono Guibaudo en el arco; Pavón, Galván, Binello y Tarantini; Ludueña, Oviedo y Valencia; Bocanelli, Bravo y la Pepona Reinaldi, a los que se sumaba, entre otros, José Orlando Berta. Y además, dirigidos por Roberto Saporiti, que el año anterior había sido el principal ayudante del Flaco Menotti en el título mundial del '78. A ese equipo, Unión lo apabulló en Santa Fe en cuartos de final con un 3 a 0 inolvidable (con goles de Paz, Pitarch y Ribeca) y luego tuvo que sufrir en la revancha, cuando perdió 2 a 0 y Nery Pumpido, de brillante actuación, detuvo un penal.
Hay una particularidad en los enfrentamientos entre Unión y Talleres que también vale la pena destacar: la supremacía localista. En Primera División, jugando en Santa Fe, Unión sólo cayó en tres oportunidades y ganó en 11. En la Docta, el Tate apenas pudo vencer en una sola ocasión y Talleres lo hizo en 12.
Si bien las estadísticas principales se remontan a los duelos en la A (jugaron 43 partidos), tampoco se pueden ignorar algunos choques en el ascenso que surgen rápidamente en el recuerdo, como la semifinal por el ascenso de 1996. En aquélla ocasión, el equipo del Cabezón Trullet coronó dos victorias contundentes, con un nivel de juego que ya traía de arrastre de la instancia anterior ante Godoy Cruz y que terminó coronando en la final con Instituto.
A propósito de Trullet, fue también protagonista -como entrenador- de un 4 a 4 en la avenida lleno de magia y emoción. Fue en diciembre de 1990, cuando Unión se daba el lujo de contar con Claudio Borghi en su plantel y representa, aquél partido, uno de esos espectáculos futbolísticos que "pagan con creces una entrada" de los que se vivieron en el 15 de Abril.
El domingo volverán a verse las caras estos grandes del interior. Cada uno, a su manera y en tiempos diferentes, plantaron bandera. Los dos pudieron ser campeones del fútbol argentino pero una reglamentación cuestionable e injusta como la del gol "vale doble" de visitante se lo impidió. A la distancia, lo de Talleres en la década del 70 fue una gran revolución. Pocos recordarán que existió una Copa Hermandad, que se jugó por única vez en 1977 y de la que participaron Talleres, Instituto, Independiente Rivadavia, Godoy Cruz, Gimnasia y Esgrima de Jujuy, Sportivo Desamparados, Gimnasia de Mendoza y San Martín de Tucumán. La ganó Talleres (venció en la final por 2 a 0 a Independiente Rivadavia), pero fue un "alzamiento" del interior contra la Afa. Algunos sostienen que ese fue el factor de presión para la 1309. Talleres, con su inmensa estructura, era el portavoz principal de este levantamiento, aunque al final terminó siendo apuntado por muchos clubes por supuesta "traición".
El plantel regresó este lunes a la tarde a los entrenamientos y alternará la semana con algunas prácticas en horario vespertino y otras en horario matutino, aguardando el partido del domingo a las 13.30 ante la T. Azconzábal deberá decidir a quién pone en lugar de Esquivel, como primera medida. La alternativa número uno parece ser la de Peñailillo, aunque también tiene a Gastón González, Emanuel Brítez o la posibilidad de apostar por Dylan Gissi, pasando Corvalán a la punta izquierda.