A 25 años de la primera ciclovía en la ciudad de Santa Fe, el desafío es sumar espacios y conexión
En 1996 se inauguró el corredor de calle Pedro Víttori. En 1997, se hizo lo propio en la vía de Vélez Sarsfield. Pasaron 10 años hasta que se incorporaron nuevos caminos exclusivos para ciclistas. En la actualidad, quedan sectores “desconectados” y con falencias de infraestructura.
Archivo El Litoral A mediados de diciembre de 1996 se inauguró la primera ciclovía de la ciudad de Santa Fe.
La bicicleta es uno de los medios de movilidad que más creció en los últimos tiempos. Este incremento se acentúo en épocas de pandemia de Covid-19. Según un estudio de Google aumentó en un 80% el uso de este medio de transporte si se compara 2019 con 2020. En este 2021 se cumplen 25 años de la inauguración de la primera ciclovía en la ciudad de Santa Fe y la fecha sirve como excusa para repasar la historia, el crecimiento y los desafíos en lo que respecta a este tipo de movilidad en la capital provincial.
En diciembre de 1996, bajo la intendencia de Horacio Rosatti se dejó habilitado el primer trayecto de uso exclusivo para ciclistas. Se trata de la senda que une bulevar Gálvez con Salvador del Carril y corre a la par de calle Pedro Víttori. Los trabajos para dejar habilitada esta ciclovía se dieron en el marco de la refuncionalización de los predios del ferrocarril, que hoy se conoce como Parque Federal y La Redonda.
En aquella oportunidad, El Litoral publicó que “con una ceremonia sumamente informal quedó habilitado el primer tramo de la ciclovía. El intendente Rosatti y los miembros de su gabinete, acompañados por sus respectivas familias, montaron sendas bicicletas y recorrieron los 2.200 metros de longitud que ocupa este espacio, cuyo ancho de calzada es de 2.20 metros y que tendrá un uso recreativo, no competitivo. Vale insistir en que sólo admite el paso de bicicletas y elementos similares, quedando prohibido el paso de ciclomotores y motos”. El dato de color es que en esa jornada se sortearon 10 bicicletas entre los presente.
Unos meses más tarde, en abril de 1997 el gobierno local inauguró una ciclovía similar a su predecesora, también partiendo desde bulevar y hasta el Prado Español (General Paz y Hernandarias). Este sendero, de similares características que el de Pedro Víttori, corre a la par de calle Vélez Sarsfield y pegado a las vías del tren.
Archivo El Litoral
Foto: Archivo El Litoral
El día de la puesta en funciones de este nuevo carril, El Litoral señaló que “fueron utilizadas 657 toneladas de piedra granular, 7.984,6 litros de emulsión catiónica у 1.072,61 toneladas de concreto asfáltico. Además, se colocó mobiliario en todo el corredor, como así también en el Prado Español, una de las cabeceras de la flamante senda. Por último, cabe consignar que ya en aquellos tiempos se sugería la ampliación de la red de espacios exclusivos para ciclistas. “Las entidades de servicio y ONGs que conforman la Red para una Mejor Calidad de Vida expresaron su satisfacción por los anuncios. “Sugieren la construcción de nuevas ciclovías que se deberían complementar con senderos exclusivos en las grandes avenidas (Alem, Rivadavia, Urquiza) y la declaración de Santa Fe como ‘ciudad amiga de las bicicletas’”.
Posteriormente, se conectó ambos circuitos, cuya denominación oficial fue “ciclovía 3” y en 1999, también bajo la intendencia de Rosatti, se sumó luminaria a las ciclovía de Vélez Sarsfield.
Con el correr de los años se fueron incorporando distintos corredores de uso exclusivo para ciclistas de la ciudad capital, algunos pegados a calles o avenidas de alta circulación. Aparecieron así los carriles de la Costanera, que une el Puente Colgante con la Rotonda, y en barrio Candioti Sur (calle Ituzaingó desde San Luis hasta Vélez Sarsfield y Gobernador Candioti en sentido opuesto). También se hizo lo propio con un carril que une Bv. Gálvez con Av. Alem por calle Marcial Candioti.
Posteriormente, se sumaron más kilómetros de bicisendas. Se conectó la de Vélez Sarsfield con el puerto, con una ciclovía a la vera de la Av. Alem, que se extiende hasta calle Lisandro de la Torre (por 27 de Febrero). En sentido Este, se vincula, por debajo del Puente Oroño, con la costanera. En el norte de la capital provincial, se sumó un trayecto que corre paralelo al metrobús de la renovada Avenida Blas Parera; como así también un espacio sobre Av. French y otro en Av. Peñaloza, ambas en el cantero central. También se incorporó un carril desde el Parque Federal hasta la Esquina Encendida y el “corredor verde” que une la plaza Escalante con Av. General Paz.
Los últimos espacios en habilitarse fueron en la remozada Avenida Freyre, con un sendero para bicicletas en el cantero central desde la rotonda de Bulevar y hasta General López; y uno sobre calle Urquiza, desde bulevar Pellegrini hasta Juan José Paso. Con estos recorridos, se alcanzaron unos 30 kilómetros de carriles exclusivos para ciclistas.
Desafíos
El crecimiento de la bicicleta como medio de transporte obliga a repensar constantemente la convivencia ciudadana en las calles. Sobre todo, en los espacios para los rodados que están separados de los vehículos a motor sólo por una línea de pintura, un pretil o adoquín.
De este ello da cuenta Joaquin Azcurrain, del espacio CicloCiudad, al decir que “no se puede pensar el uso y fomento de la bici como algo aislado, sino que tiene que haber un plan de movilidad sostenible para la ciudad de Santa Fe, que en algún punto priorice todo aquellos medios alternativos al automóvil particular, motorizada”.
En ese sentido, el entrevistado apuntó que el desafío es “ampliar las red de bicisendas y ciclovías y mejorar la conectividad que hoy tiene la ciudad”. A lo que agregó: “El cordón Oeste y las arterias troncales que tiene Santa Fe, tanto en el norte como en el sur, tienen que estar pensadas en una red de movilidad para ir en bicicleta”.
“Es una red muy inconexa, con lugares que no sabe dónde comienza y termina. Pese a esto, los ciclistas prefieren usar la red antes que la calle. Creemos que es necesario seguir creciendo en conectividad, en su momento planteamos la necesidad de elevar a 80 km de espacios exclusivos para bicis”, opinó.
Al ser consultado por la situación actual de las bicisendas en relación a la infraestructura, Azcurrain manifestó: “La única que ‘se salvaba’ es la de Avenida Freyre. El resto presenta falencia en bacheo y señalización. Todo lo que tiene que ver con el estado del cemento. Incluso algunas son peligrosas para circular. Hay cruces con vías de tren que no se han solucionado y provocan siniestros con ciclistas. A las dos primeras que se hicieron en la ciudad, a la vera de la red ferroviaria, hay que cambiarle el asfalto. De las nuevas que se han hecho, hay que mejorar el tema de señalética, por ejemplo las que son carriles de dos manos no hay carteles correctos”.
Invasión
Otro de los problemas que reconocen los ciclistas al usar este tipo de espacios es la “invasión” por parte de otros vehículos motorizados no habilitados para circular en estos trayectos, sobre todo motocicletas.
Educación
Azcurrain hizo mención a cambiar el enfoque en lo que refiere a educación en materia vial. “Un cambio de paradigma donde el transporte motorizado no sea excluyente; sino que se promueva, teniendo en cuenta los beneficios que trae al aspecto ambiental y de salud, el uso de la bici y los entornos caminables. Se puede pensar a nivel local una especie de ‘bici - escuela’ que enseñen a andar y promover sus valores”, señaló.