"Tenemos 880 chicos y chicas en toda la provincia alojados en centros residenciales y 300 con familias solidarias. Más aquellos que están con familia ampliada, abuelos, tíos, etc. responde la secretaria de Derechos de la Niñez, Adolescencia y Familia, Patricia Chialvo, cuando se la consulta por situaciones que tuvieron amplia difusión en los medios y que involucraron a una infancia vulnerada.
El diálogo con El Litoral se produce a propósito de los cuatro hermanos muy pequeños que fueron encontrados solos en una humilde casa de barrio Santa Rosa de Lima, sin abrigo y con hambre. Pero no es la única situación donde se evalúa la posible vulneración de los derechos de las infancias. Por eso la charla, más que enfocarse en "casos", se amplía al contexto que se complicó más en pandemia, con la presencialidad condicionada al riesgo sanitario, y a la necesidad de atender las voces de alerta, de escuchar a los chicos e intervenir cuando hace falta.
"La mayoría de los casos en los que nos toca intervenir tienen que ver con abusos. Y después tenemos negligencia, que es como se denomina legalmente a una situación de abandono; pero muchas situaciones son de bebés recién nacidos con niveles de estupefacientes en sangre; y eso también es considerado negligencia", describe Chialvo.
- ¿Cómo se actúa frente a estas situaciones?
- Tenemos dos niveles de intervención: el primero lo constituyen los servicios locales de los municipios y comunas, y nosotros como provincia somos el segundo nivel. Aunque dentro del primer nivel también podríamos contar a Salud y Educación, a efectos de ser denunciantes.
En general las situaciones nos llegan una vez que se agotan las instancias en el primer nivel, incluyendo los centros territoriales de denuncias, que funcionan a lo largo y ancho de la provincia.
- En las últimas situaciones que más difusión tuvieron, fueron los propios vecinos quienes dieron intervención a la policía.
- Exacto y esto tiene que ver con cuestiones sanitarias vinculadas al marco de la pandemia. Normalmente los chicos cuentan lo que les pasa en ámbitos como la escuela o el club. Por eso ahora hay muchas situaciones que llegan a través de los vecinos, o lamentablemente, con alguna denuncia ya mucho más grave a Salud.
Yo no voy a hablar de casos, sino de procedimientos: cuando es negligencia, se trabaja con el servicio local sobre un plan de acción, con el grupo familiar, comprometiendo a otros actores, para ver si la situación a que da lugar esta negligencia se puede revertir. O sea, de alguna manera, sobre todo cuando no hubo denuncias previas, trabajar sobre esa situación para tratar de cambiarla. Porque además a la negligencia hay que probarla; no es que porque me llame un vecino voy a ir a buscar a los chicos y me los voy a llevar. Después hay diferentes plazos legales; la familia tiene que ir dando cuenta de cumplimiento en esos términos. Si eso no ocurre, pasamos a tomar otro tipo de medidas.
- ¿Siempre se intenta preservar el vínculo con la familia, o casi siempre, cuando es posible?
- Cuando hay negligencia sí. Cuando hay abuso es mucho más difícil, no se sostiene el vínculo con el abusador de ninguna manera; por ahí con otra parte de la familia. Pero depende de cada una de las situaciones.
- Supongamos que se produce una situación de negligencia porque los adultos a cargo tuvieron que dejar a niños pequeños en su casa para trabajar o conseguir dinero. ¿Hay un acompañamiento a esa familia luego de que se restablece el vínculo?
- Lo primero que se hace es entrevistar a los chicos y que cuenten qué está pasando. Esto permite indagar en otras cosas que a lo mejor no coinciden con la primera impresión que uno pueda tener, o quien hizo la denuncia. Así que, lo primero con lo que trabajar es la voz del niño o la niña. Luego, la de las instituciones, porque seguramente ese chico ha tenido un recorrido institucional. A partir de ahí se elabora un plan de acción, y se evalúa si la persona (adulta) está en condiciones de cumplir con ese plan de acción para sostener el alojamiento de los chicos. Y se va evaluando de manera conjunta con los servicios locales, y a veces se toman medidas distintas a las dispuestas en primer término. Por ejemplo, alojar a los chicos en otro lugar.
- Un tema clave ahí es la educación, y los espacios escolares como ámbitos donde se visibilizan estas situaciones. ¿Esto se agravó desde el año pasado, con la no presencialidad?
- Yo entiendo que sí. Nos ha pasado que algunas situaciones nos llegan con un grado mucho mayor de gravedad, y eso tiene que ver con la cuarentena estricta. Las situaciones de violencia se agravaron en todo sentido. Hemos tenido muchos, pero muchos casos de niñas de 11 ó 12 años con embarazo. Y que al haberse producido en el marco de la cuarentena estricta, claramente fue dentro del grupo familiar. Hubo un par de meses en que ingresaban al Hospital de Niños chicos con golpes muy graves, y que también tienen que ver con la violencia intrafamiliar.
- La cuestión es cómo hacer que niños y niñas en situaciones vulnerables se vuelvan visibles si están encerrados en su casa y allí es donde corren riesgos.
- Lo que empezamos a hacer en todos los departamentos fue reunirnos con los servicios locales, los servicios de Salud, de Educación, la Justicia y la Policía. Hoy por hoy, la mayoría de las denuncias están llegando a través de municipios y comunas, si bien la escuela está retomando su protagonismo. Así que estamos tratando de articular todos los servicios. Porque, por ejemplo, Santa Fe y Rosario tienen tribunales de Familia. Pero en otros lugares no está la misma formación para trabajar temas de Niñez. Y suele darse que en cada departamento la realidad y el trabajo tienen sus particularidades.
En Santa Fe y Rosario estamos armando mesas más numerosas porque, a la vez, por ejemplo en Santa Fe, en un mismo fin de semana hubo nueve ingresos de chicos con golpes al Hospital de Niños. Así que estamos definiendo muy bien cómo dar los pasos, cuándo es un anoticiamiento, cuándo es una denuncia; para que lo primero que hagamos no corra el riesgo de hacer caer la causa. Porque no es lo mismo "contarle al médico" que hacer una denuncia, así que estamos reescribiendo la manera en que debe actuar cada uno, haciendo acuerdos por escrito, estableciendo indicadores, síntomas, alertas. Y después vamos particularizando las situaciones.
En otra ciudad nos convocaron las escuelas secundarias, atento a que hubo intentos de suicidio que tenían que ver con situaciones de trata de chicas jovencitas. A partir de eso vamos generando otro tipo de propuestas de trabajo.
Cuando llegamos había 16 chicos viviendo en los hospitales de Santa Fe, abandonados, abusados, o con alguna situación de discapacidad profunda, o problemas graves de salud mental. Estaban viviendo en el Hospital de Niños y en el Mira y López. Hubo que hacer un trabajo enorme para poder radicarlos en otros lugares.
- ¿Qué podemos hacer desde los medios? Porque estas situaciones impactan mucho como noticias, y se tienen que conocer. Pero si solo quedan en el impacto, no sirve.
- Es bueno que esto no se oculte, que no se tape, que se escuchen las alertas. Y que se denuncie. Hay muchas denuncias que nos llegan por la Policía. En un par de semanas vamos a tener habilitado el 102, como línea gratuita. Nos hubiese servido mucho tenerlo en la pandemia, y casi todas las provincias lo tienen. Pero hoy por hoy se puede llamar a la Policía, o a los centros territoriales de denuncias que se vinculan directamente a la Fiscalía. También en la Comisaría de la Mujer. En nuestra sede, en la Municipalidad, en el 911. Nosotros no perdemos la esperanza de en algún momento tener una única vía de ingreso específica, que haya unidades contra el maltrato infantil, pero es algo que cuesta un poco.
Lo que recomendamos es, ante cualquier duda, llamar y denunciar.