Día Nacional por la Memoria, la Verdad y la Justicia
La Memoria de la ex Comisaría 4° de Santa Fe, un centro clandestino de detención de la dictadura
Por el edificio ubicado en Tucumán y Zavalla pasaron más de 250 secuestrados entre 1976 y 1983. Hoy es un espacio para recordar el horror y decir "nunca más". "Acá me trajeron de noche, encapuchada, en el baúl de un auto", recuerda Anatilde Bugna, parada en la celda que ocupó.
Anatilde Bugna en lo que fue su celda, en el centro clandestino de detención que funcionó en la Comisaría 4°. Foto: Mauricio Garín.
Anatilde camina lento por la galería del patio central de la vieja edificación ubicada en la esquina de Tucumán y Zavalla. Un poco más allá cae la lluvia sobre los bancos, sobre el césped. Anatilde va camino a lo que fue su celda durante la última dictadura cívico militar. Allí llegó la madrugada del 24 de marzo de 1977, encapuchada, con 22 años de edad, en el baúl de un auto. La habían secuestrado. No sabía a donde la llevaban. Tampoco lo supo durante las horas posteriores. Fue más tarde que se enteró que esa celda era parte de la Comisaría 4° de la Policía de Santa Fe. Un centro clandestino de detención que hoy es una Espacio de la Memoria y está siendo restaurado para su preservación.
"Volver hoy a este lugar es recuperar una historia y seguir luchando para que lo vea todo el mundo, para que las nuevas generaciones sepan lo que pasó, que es lo que nosotros declaramos en los juicios (de lesa humanidad) -dice la ex presa política-, porque la memoria tiene que estar presente para siempre, y más hoy que la democracia está tan débil, para que nunca más pase lo que ocurrió".
Celda. Aquí eran alojados los secuestrados de forma ilegal que más tarde eran trasladados a otros centros clandestinos de detención. Foto: Mauricio Garín.
Este 24 de marzo, Día de la Memoria por la Verdad y la Justicia, se cumplen 47 años del inicio de la última dictadura militar en Argentina que dejó el saldo de 30 mil desaparecidos. Por la memoria, Anatilde Bugna, ex presa política y actual subsecretaria de Derechos Humanos de Santa Fe, vuelve a lo que fue su centro clandestino de detención. Por la verdad denunció a los represores que la secuestraron y la torturaron, y fue querellante junto a Patricia Traba y Estela Vallejos. Y por la justicia es que en diciembre de 2009 sus victimarios, los miembros de la denominada "Patota", fueron condenados.
La condena a prisión por delitos de lesa humanidad, del primer juicio a los represores de la provincia de Santa Fe, fue para Víctor Hermes Brusa (21 años), Juan Calixto Perizzotti (22 años), Héctor Colombini (23 años), Mario José Facino (20 años), Eduardo Ramos (23 años) y María Eva Aebi (19 años).
La Cuarta
"La Comisaría 4° era el primer lugar a donde nos llevaban cuando nos secuestraban", recuerda Anatilde. "Era el primer ablande". Fue comisaría y centro ilegal de secuestro, tortura, desaparición y muerte. Cientos de personas de todo el centro norte santafesino perseguidas por razones políticas pasaron por allí antes de ser trasladadas a otros centros clandestinos. "Y si en esos centros quedabas muy debilitada por las torturas volvías a la Cuarta", apunta la mujer que hoy vuelve a pisar estas baldosas.
Fue en el año 2020 cuando finalmente se efectivizó la transformación de la ex comisaría en el Espacio de Memoria. Se creó una comisión integrada por representantes de la Secretaría de Derechos Humanos, organismos de Derechos Humanos y organizaciones sindicales para que funcione en el lugar, que también aloja al Archivo Provincial de la Memoria. Este archivo es de consulta permanente para llevar adelante las causas judiciales contra los represores, además de su valor histórico.
Para que los visitantes puedan tener la mayor aproximación posible a lo que fueron aquellos años de infamia (1976 – 1983), se preservó el lugar y fueron recreadas las antiguas oficinas a donde se interrogaba a los secuestrados. Lo mismo ocurrió con las celdas que alojaron a los más de 250 presos políticos. Durante aquellos interrogatorios las personas detenidas de forma ilegal eran sometidas a tormentos, violaciones y simulacros de ejecución. "Nos sacaban a declarar durante la madrugada", recuerda Anatilde.
Memoria. Hoy la ex comisaría tiene espacios como éste, una vieja oficina en la que se interrogaba a los secuestrados. El espacio puede ser visitado por el público en general. Foto: Mauricio Garín.
Por estos días continúan las obras de mantenimiento del edificio, con la reparación de cubiertas y veredas, para poder recibir a contingentes educativos y demás organizaciones interesadas, como también al público en general. Allí funciona una biblioteca pública con contenidos referidos a la temática de la dictadura y la historia en general.
En esta fecha tan simbólica, la ministra de Infraestructura, Silvina Frana, y la secretaria de Derechos Humanos, Lucila Puyol, recorren los avances de la obra. "Tenemos que preservar este espacio para no olvidar un capitulo muy triste de nuestra historia, para mantener viva la memoria y que no ocurra nunca más", dice Frana, mientras que Puyol anuncia que van a derribar una pared que fue levantada para ocultar un pasaje por donde eran trasladados los presos políticos. "Lo taparon para que no sepamos lo que hicieron, sin embargo los sobrevivientes contaron que del otro lado de esta pared había una pieza de interrogatorios bajo tortura".
Mujer y militante
"Yo estuve en una celda individual", recuerda Anatilde. "En la celda de al lado estaban Ana Cámara y Raquel Juárez". Más tarde contará que de ese lugar la trasladaron al Parque Garay, a donde junto a otros presos políticos la cargaron en un camión frigorífico y los llevaron a otro centro clandestino en las afueras de la ciudad. Pero "no todos pudieron salir vivos de este lugar. Por ello seguimos trabajando, por la memoria de aquellos compañeros", dice.
"El hecho de ser militante mujer era una afrenta para ellos", apunta Anatilde, "por eso el ensañamiento con nosotras era mayor". Bugna era una estudiante de Derecho (UNL) de 22 años que militaba en la Juventud Universitaria Peronista (JUP) cuando fue secuestrada. Era el año 1977 y Montoneros había pasado a la clandestinidad. "Sabíamos que podíamos caer detenidas", dice. "Pero no sabíamos todos los horrores que podíamos vivir".
Al igual que sus pares, Anatilde no sabe a que centro clandestino la trasladaron desde la Comisaría 4°. "Durante los juicios, ningún genocida se arrepintió. Nadie dijo nunca a dónde nos llevaron", cuenta. De ese lugar se sabe hoy que le decían "La Casita". "Creemos que es por Sauce Viejo, porque (el represor Juan) Perizotti declaró que (el represor Jorge) Diab nos entregó en la Curva Richieri", dice Bugna.
De "La Casita" Anatilde fue nuevamente trasladada. Esta vez a dependencias del Área de Defensa 212, a donde permaneció secuestrada hasta el año 1979. Fueron dos años de detención ilegal de esta mujer que al recuperar su libertad, el 12 de abril de 1979, tenía 24 años. "Acá se la entrego", le dijo el represor Juan Rolón a la madre de Anatilde al entregarle a su hija en libertad. "La próxima vez se la entrego horizontal", la amedrentó.
La lucha continúa
Pero el calvario no terminó allí. La pareja de Anatilde estuvo 7 años detenido y su hermano, 5; además del resto de sus compañeros. "Cuando salí, empecé a trabajar en los organismos de Derechos Humanos para que ellos también recuperen su libertad", recuerda ahora la ex presa política, que el 16 de octubre de 1980 se casó en la cárcel de Rawson, a donde su novio estaba detenido, ya "blanqueado" dentro del sistema legal, antes de la recuperación de la democracia (1983).
"Nosotros ya estamos grandes, tenemos que dejarle la posta a la juventud para que siga fortaleciendo esta democracia, trabajando siempre en memoria, verdad y justicia", reflexiona Anatilde este 24 de marzo, antes de salir de la celda de la Comisaría 4° que volvió a visitar en esta fecha tan sensible para toda la comunidad. "Vení, acompañame", le pide a su compañera, Valeria Silva, hija de los desaparecidos Luis Silva y Nilda Elías, quien hoy es directora provincial de Memoria, Verdad y Justicia de pendiente de la Secretaría de Derechos Humanos de Santa Fe. Juntas caminan abrazadas el pasillo hacia la libertad.
Hoy continuarán ese andar junto al resto de la sociedad que no olvida, como cada año, durante la marcha a realizarse desde las 17 horas, desde la Plaza del Soldado hacia Plaza de Mayo, aunque llueva, para seguir reclamando por memoria, verdad y justicia. A esa consigna le agregan este año en el documento que es "en defensa de la democracia; corporación judicial nunca más".
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