El "discursómetro" de Poletti, entre las buenas intenciones, las elipsis y nadar contra corriente
El intendente tiene el eje de su gestión claro: “orden y pacificación” de la capital. Pero la política nacional le cierra el margen de acción.
Para arriba. “Hagamos juntos una ciudad próspera que brinde oportunidades de crecimiento para todos. Queremos terminar con los mecanismos de resignación que nos impiden mejorar”, dijo Poletti. Crédito: Mauricio Garín
Casi 7.500 palabras, repartidas entre 48.019 caracteres con espacios, en 15 carillas A4. Ese fue el “continente discursivo” del intendente Juan Pablo Poletti, en su mensaje de apertura de sesiones ordinarias del Concejo de Santa Fe; en ese bloque trató de explicar qué rumbo tiene pensado para esta capital, el diagnóstico de varios frentes abiertos, y un resumen de lo que se hizo en 100 días de gestión municipal.
El “discursómetro” puede abordarse desde la lente semántica y semiológica. Aquí está el “contenido discursivo”, donde pueden detectarse las expresiones de buenas intenciones y los proyectos en marcha; pero también, los intersticios vacíos, los giros elípticos, lo omitido o lo dicho a medias.
Y un condicionante, que es hoy, a la luz de los problemas de coyuntura, como nadar contra la corriente: algunas políticas nacionales que han costado la profundización de la crisis del transporte por colectivos, por ejemplo.
Por partes: en el plano “terrestre”, literal del mensaje, quedaron en claro algunos ejes que serán los caballitos de batalla de la actual gestión: la seguridad, con el ordenamiento y la pacificación de la ciudad, primero; y segundo, la expectativa de dar respuestas rápidas a los problemas vecinales y barriales, que hoy son bastantes.
Cara y contracara
La palabra “seguridad” se mencionó una decena de veces; “control” 15; “orden” y sus derivados (“ordenada”, “ordenar”, por ejemplo), en 21 ocasiones. “GSI” y “policía”, seis en total. “Pacificar” y derivados, cinco veces. En estas marcas discursivas está la veleta que indica la dirección del viento (o de la gestión).
Pero como contrapartida, la palabra “obras” se mencionó apenas cinco veces. En rigor, Poletti exhortó a los concejales de la ciudad a que “juntos continuemos luchando para la continuidad de las 14 obras nacionales actualmente en curso en nuestra ciudad, y que necesitamos reiniciar y continuar”. Hoy, sin fondos, están paradas.
El intendente dio un discurso con los pies sobre la tierra. Pero con grandes desafíos por delante. Crédito: Flavio Raina
Acá aparece esa corriente en contra frente a la cual habrá que dar brazadas casi titánicas: reactivar la obra pública. Así las cosas, apareció como el principal problema la crisis del transporte público de pasajeros por colectivos, luego de que Nación eliminara el Fondo Compensador (subsidios) para el interior del país.
Las palabras “transporte” y “colectivos” se mencionaron seis y dos veces, respectivamente. Habló de la “inequidad” entre el interior y el AMBA, Y la palabra “crisis” sólo fue dicha tres veces. Conclusión: como estrategia discursiva, mejor no mencionar (tanto) ciertas cosas… Es el plano subterráneo de la enunciación.
En el llano
También es interesante, por fuera del problema de la obra pública frenada y del sistema de colectivos, analizar cómo el intendente trabajó -mencionó y calló- en las problemáticas urbanas y barriales. El listado es extenso: iluminación, desmalezamiento, reparación de baches, el mantenimiento de desagües pluviales, los basurales a cielo abierto, el servicio de recolección de residuos, el estado de los espacios públicos.
Respecto de la iluminación, ponderó los 150 millones de pesos para reparar 6.000 luminarias vandalizadas y fuera de servicio; y la restitución de las luminarias en el Puente Oroño.
Respecto del desmalezado, Poletti se amparó en el Programa de Respuestas Rápidas, que está dando sus primeros pasos. Lo mismo con relación a la problemática de los microbasurales a cielo abierto. Aquí no dio datos de cuántos hay relevados (y cuántos ya se erradicaron), y cargó las tintas sobre la anterior gestión.
Cuando asumió la gestión del ex director del Cullen, “todas las plazas y parques públicos estaban en estado de abandono, había gran cantidad de basurales a cielo abierto, pastos descuidados en toda la ciudad”, dijo el intendente. Traducido: los problemas urbanos de hoy tienen como “culpables” a otros.
Y sobre la recolección de residuos, que el Estado municipal le cuesta el 16% de la torta presupuestaria anual, sólo le dedicó una frase: que se trabajará en la “eficientización” del servicio.
Apostilla: a la palabra “bacheo” la mencionó sólo una vez. Pero, huelga aclarar, se apoyó en el programa de intervenciones barriales integrales, con el cual se busca “transformar la realidad cotidiana de los vecinos. Se parte de relevamientos exhaustivos, como el estado de calles”, entre otros.
Gestión
“Gestión” quizás fue el sustantivo más mencionado: el mandatario recurrió a éste en 34 oportunidades. Se sabe -lo dicen propios y extraños- que Poletti es un intendente “24/7”, y que así como gestionó durante muchos años el Hospital Central de la ciudad y zona de influencia, lo mismo hará al frente del Palacio Municipal.
La gestión es acompañada por el gobierno provincial y el Legislativo local, donde hay mayoría oficialista. Pero esta gestión no cuenta con el espaldarazo de Nación. Otra vez, la metáfora de nadar a contra corriente. Y este será, seguramente, el gran desafío que deberá afrontar el intendente en los próximos meses.
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