José Civita
El episodio ocurrido en la Plaza de Mayo refleja la velocidad con que se dispara la violencia en los días que corren. Cualquier cruce, aun de miradas, por fútil que sea, puede movilizar reacciones que resultan inconcebibles desde una perspectiva civilizada. Es que la civilización, producto cultural nacido de la convivencia urbana, constituye un logro de la humanidad y, por tanto, es un bien social que reclama valoración y protección en una época signada por procesos deconstructivos.
Es cierto que las recurrentes crisis socioeconómicas, la ampliación de las brechas entre segmentos sociales y culturales, el lacerante fenómeno de la marginalidad, las cada vez más acentuadas diferencias generacionales, la proliferación de tribus urbanas, el crecimiento de las mafias, la pérdida de valores referenciales y sentimientos de pertenencia, la mutación de hábitos y costumbres generan y amplifican conflictos y contradicciones con su secuela de violencias cotidianas.
Es cierto que todo esto ocurre, pero también lo es que no podemos abandonarnos a un conductismo sin brújula que nos puede llevar al desastre. Hay normas vigentes y autoridades constituidas, hay saberes y experiencias suficientes para reconducir procesos y arbitrar conflictos, hay herramientas para trabajar a nivel individual, grupal, social; para estimular respuestas y promover conductas.
Ayudemos entonces a conciliar el agitado disfrute de los skaters con el apacible goce de los contempladores sentados en los bancos de una plaza. Desarrollemos un circuito más extenso para los amantes de la dinámica de las tablas rodantes, con distintos grados de complejidad, útiles para principiantes, desafiantes para patinadores avezados; habilitemos un lugar de descarga para tanta energía infantil y juvenil. Y dejemos tranquilos a los que quieren recorrer con la mirada árboles añosos, regodearse con el aroma de flores fragantes, observar el movimiento de los pájaros o abandonarse a pensamientos y recuerdos en un plácido ambiente urbano. Hagamos ciudad, construyamos convivencia.