La aventura de caminar por la Setúbal "seca" en el recuerdo de dos santafesinos
El testimonio de un matrimonio que, sin saberlo, antes de conocerse compartió un experiencia inaudita; bajar a la laguna cuando prácticamente no había agua. “Me acuerdo que jugué al voley” y “estaba seca”, dos frases que describen el fenómeno que vivió Santa Fe entre 1969 y 1970.
Archivo El Litoral Artículo de Diario El Litoral en 1969 sobre la bajante y cómo afectaba a la Laguna Setúbal
Por estas semanas el Río Paraná tiene una marcada bajante. Como lo explicó El Litoral, este fenómeno no se veía desde hace 50 años. Este viernes 24 de abril, la altura en el puerto santafesino era de 87 cm. En 1969, de acuerdo a los datos aportados por especialistas, el nivel del río en Santa Fe estaba 14 por debajo del 0 (cero). Mientras que en 1970 llegó a los 20 centímetros por encima del 0 (cero).
La historia que sigue a continuación data de aquella época, cuando la Laguna Setúbal se presentaba casi seca. Se puede decir entonces, y salvando las distancias, que mientras “el hombre” caminaba en la luna, los santafesinos lo hacían por la Setúbal.
Patricia y Mario Villalba, un matrimonio de la ciudad de Santa Fe hace 50 años atrás no se conocían pero, sin saberlo, comparten una anécdota que no muchos tienen en su haber. Con familia y amigos, se animaron a caminar y pasar el rato en un lugar en el que habitualmente está lleno de agua: la Laguna Setúbal.
“Habíamos ido con mis padres y tíos”, arranca el relato la entrevistada que actualmente ejerce la docencia como profesora de Educación Especial con Orientación en Ciegos y Disminuidos Visuales. “No recuerdo la fecha exacta pero sí que no hacía frío, por lo que supongo que era media estación, como ahora (N. del R: hace referencia a otoño). Tenía puesto un “jumper” (un vestido sin mangas y sin cuello destinado a usarse sobre una blusa, camisa, camiseta o suéter de moda por aquellos tiempos)”, continuó la protagonista.
“Yo tenía entre 9 y 10 años, y llegamos hasta la costanera en camioneta. Solíamos ir con la familia hasta la altura del ‘Quincho de Chiquito’ para abajo”, contó. “La laguna estaba seca, tal fue así que caminábamos por el medio e incluso jugamos al voley”, apuntó Patricia.
Con su memoria a flor de piel, la entrevistada le contó a El Litoral que ese día “no había mucha gente”. “Estábamos nosotros y no recuerdo a otras personas. No era peligroso, porque caminábamos por ahí y la arena era medio dura. Ahora hay más agua que en aquel momento”, agregó Patricia.
Gentileza Patricia y Mario Villalba gentilmente contaron sus anécdotas de cuando caminaron por la Setúbal
Patricia y Mario Villalba gentilmente contaron sus anécdotas de cuando caminaron por la Setúbal. Foto: Gentileza
“Una cosa era mirarla y otra estar ahí”
Mario, compañero y esposo de Patricia también tuvo la oportunidad de vivir la experiencia de caminar por la Setúbal sin agua. No fue el mismo día pero sí concuerda con la misma época, fines de la década de 1960 y principios de la del ‘70.
“Yo era un jovencito, habré tenido 17 o 18 años”, arrancó el entrevistado que supo trabajar como mecánico y ahora está jubilado. “En ese entonces estaba en un grupo musical con unos amigos. Con la banda volvíamos de Goya, en la provincia de Corrientes, y cuando llegamos a la costanera de Santa Fe vimos que no había agua. Entonces nos largamos a cruzar. Lo único profundo era el canal, quedaba algo de agua pero lo pasabas ”, continuó Mario.
Casi imposible de imaginar en la actualidad, que si bien está bajo el nivel del río todavía no alcanza la altura de aquellos tiempos, el protagonista contó: “Preguntale a cualquier persona mayor, te va a decir que ‘se secó’”. Para graficar esa cruda bajante que se vivió en Santa Fe, Mario señaló: “La gente se subía a los pilotes del viejo puente ferroviario”. “Me acuerdo que lo más profundo era donde está el Puente Colgante. Una cosa era mirarla y otra era estar ahí, ¡imaginate!”, exclamó.
La pregunta se imponía, ¿Qué era lo que se veía de aquella laguna “seca”?, consultó El Litoral. “Se podía ver yuyos y otra vegetación que tenía la laguna en aquel tiempo”, respondió Villalba. “Ahora esta linda para ir a verla, lástima que no podemos por esto de la cuarentena”, agregó.
Además de recordar la anécdota de cuando caminó por la Laguna Setúbal, Mario trajo a colación “lo linda que se ponía la playa de Guadalupe por aquellos años”. “¡Era una cosa de locos!”, describió el entrevistado al hacer referencia al balneario y apuntó a que tenían que tener cuidado porque con el calor aparecían las rayas.
“Yo vivía en barrio Don Bosco y nos tomábamos la Línea 7 que pasaba por Zeballos, Ricardo Aldao y llegaba hasta Javier de la Rosa y nos bajábamos en la rotonda; toda la gente del oeste iba para Guadalupe. La vuelta era un trastorno”, relató.
“Ahora hay más agua, antes estaba seca”, remarca Patricia Villalba. “Lo único que quedaba (de agua) era el canal”, reafirma Mario su marido para cerrar una anécdota que ratifica un frase que se ha escuchado incontadas veces en Santa Fe, “bajantes eran las de antes...”.
Qué se decía de esa bajante
El martes 2 de septiembre de 1969 El Litoral tituló “La bajante del Paraná”, un artículo periodístico que describía la situación en relación a la altura del río. “El descenso fuera de lo común de las aguas está dejando al descubierto bancos de arena, taponamientos, canales subacuáticos y muchos otros accidentes que es necesario conocer y registrar para posteriores estudios”, explicaba este diario.
“Cabe señalar, además, que la última creciente (N. del R. hace referencia al año 1966) - la mayor que se tiene memoria junto con la de 1905- introdujo cambios sustanciales en el lecho no sólo del Paraná sino en innumerables afluentes y subafluentes que surcan esa fabulosa extensión de islas”, agregaba la nota de 1969.
Por último y a manera de cierre vale la pena resaltar el pie de foto que El Litoral usó por aquel entonces: “La Setúbal es ahora un ancho y largo lecho que espera el retorno del líquido elemento”.