Domingo 22.11.2020
/Última actualización 14:50
Durante los primeros meses del año, el dengue fue noticia con su número récord de casos, no solo en la provincia de Santa Fe sino también en el país y en la región. Sin un nuevo brote a la vista, al menos de esa magnitud, podría pensarse que el problema ya pasó o que hay que esperar a una nueva epidemia para actuar, o que recién conviene tomar cartas en el asunto cuando las temperaturas empiecen a subir. Pero no es así.
Nicolás Schweigmann, Dr. en Ciencias Biológicas, investigador del Conicet y director del Grupo de Estudios de Mosquitos de la UBA, explica por qué conviene trabajar todo el año en una prevención centrada, más que en la enfermedad, en la causa que es la presencia del Aedes aegypti. Además insiste en que la respuesta no es química, sino ambiental y comunitaria. Y que la educación sería un buen punto de partida para cimentar una política que perdure más allá del verano.
No parece difícil poner en práctica sus propuestas, pero por las dudas las explica con claridad y paciencia en cada una de las charlas que ofrece, muchas orientadas a profesionales de la comunicación. Y las repite en este diálogo con El Litoral.
- ¿Cómo es y cómo se comporta el Aedes Aaegypti?
- Es uno de los mosquitos mejor adaptados al ser humano y muchas de las cosas que hace el ser humano en forma equivocada favorecen su evolución: por ejemplo, cuando se le tira insecticida en una forma desmesurada y mal aplicada lo que se hace es seleccionar a los mosquitos capaces de ser resistentes a ese producto. Es un mosquito que reparte los huevos "entre distintas canastas", o sea que un descacharrado incompleto no alcanza para controlarlo porque tiene recipientes de sobra donde reproducirse. Y además existen criaderos crípticos, marcados por las larvas que dejan una feromona para "avisar" a las hembras dónde poner los huevos. Tiene un montón de adaptaciones: son muy visuales y cuando uno les quiere pegar el manotazo, se escapan.
Para llenarse de sangre tienen que picar a varias personas y en cada una inyectan saliva: si esa saliva tiene un parásito, el mosquito lo transmite a todos. Tiene altísima capacidad de transmisión y por eso se producen epidemias de dengue, zika y chikungunya. O fiebre amarilla como fue en 1871 en Buenos Aires, donde mató a 14 mil personas. Son epidemias explosivas que afectan a muchas personas en poco tiempo. Además, el virus viaja mucho más rápido de lo que puede funcionar el sistema de salud o de medio ambiente.
El dengue es una enfermedad conocida desde 1790 y en ese momento no era grave. Recién en 1950 aparecieron en el sudeste asiático los serotipos de dengue hemorrágico que ahora se llama dengue grave.
Por otra parte, el mosquito Culex pipiens prefiere la sangre de aves pero accidentalmente pica a los humanos. Son los que habitualmente molestan de noche porque hay muchísimos en las ciudades.
- ¿Qué podemos hacer en noviembre para prevenir un brote de dengue como el que tuvimos hasta abril de este año (y un poco después también)?
- Lo que hay que hacer es cambiar la mirada y en vez de hablar de prevención del dengue hay que hablar de prevención del Aedes aegypti. Porque el dengue no está en este momento en la Argentina pero sí está el mosquito que lo transmite. Lo que tenemos que hacer es preparar el terreno para que cuando vuelva a ingresar el virus a la Argentina, el Aedes aegypti no esté en una abundancia tan extrema y al virus le cueste circular. Tenemos que hacer prevención y para eso, hay que pensar que todo recipiente que junta agua por más de una semana puede ser un criadero. Y si se encuentra un mosquito que tiene rayitas blancas, significa que hay un criadero cerca: hay que buscarlo y eliminarlo. Generalmente están a 50 metros a la redonda y es una buena oportunidad para actuar con los vecinos porque la epidemiología es a escala de manzana.
Por otra parte, hablar de dengue contribuye a generar miedos y difundir conceptos equivocados y mitos. En cambio, si se habla de prevenir el Aedes aegypti, se puede tener el tema presente durante todo el año: por eso prefiero hablar de programa y no de campaña.
Archivo La etapa de prevención que corresponde al interbrote es muy larga; las etapas de control y contención duran muy poco, a lo sumo 150 días entre ambas.La etapa de prevención que corresponde al interbrote es muy larga; las etapas de control y contención duran muy poco, a lo sumo 150 días entre ambas.Foto: Archivo
Además de imágenes y diapositivas, Schweigmann basa sus respuestas en mapas. Porque el dengue y las demás enfermedades que provoca el Aedes aegypti están presentes en la región, no en un solo lugar geográfico. Según datos recogidos hasta octubre de este año, no se espera un brote de dengue como el que hubo durante el último verano: "En 2019 para esta época, octubre-noviembre, Brasil ya tenía 2,2 millones de casos, Paraguay a fines de diciembre ya anunciaba la peor epidemia de la historia y se había infectado el presidente y su mujer". Aquí vale una aclaración: a principios de noviembre hubo un alerta de dengue en Paraguay.
El mapa en cuestión proviene del reporte epidemiológico de Córdoba y la Fundación IO que reúne a investigadores de habla hispana de todo el mundo y permite conocer a quien viaja qué enfermedades circulan en el lugar de destino y cómo prevenirse. "Estaría faltando que en los pasajes se incorpore una página web de medicina del viajero donde el turista que va a salir de la Argentina sepa qué enfermedades se están transmitiendo en la ciudad de destino y protegerse, para no volver al país con el parásito o virus en su sangre e infecte a otras personas", apunta el experto.
- ¿Estamos a tiempo de prevenir un nuevo brote de la enfermedad?
- Hubo tres grandes epidemias en la Argentina: en 2009, 2016 y 2020. Entre 2009 y 2016 hubo 2.400 días de interbrote, y entre la de 2016 y 2020 hubo 1300 días; o sea, muchísimo tiempo. Muy probablemente no tengamos dengue en la Argentina (esta temporada) pero tenemos, como mínimo, todo el verano y el invierno próximo para hacer prevención. O sea que estamos muy a tiempo y por eso es que tenemos que trabajar sobre el Aedes aegypti y no sobre el dengue.
La escuela, la casa y la ciudad
- ¿Cuáles de las acciones involucran un compromiso oficial y cuáles corresponden a la comunidad?
- (Aquí envía otro gráfico que muestra acciones a un lado y otro de una imagen crucial: la escuela). Es ridículo que la población no conozca cómo es la larva de un mosquito. Si se aplicara la educación, primero a docentes para que hagan lo mismo con el alumnado, no tendríamos dengue porque esos niños, futuros mayores, sabrían cómo se hace la prevención que es muy fácil: todo recipiente con agua que alguien se olvida le sirve al Aedes aegypti para su reproducción. Con esa premisa, es muy claro que en los cementerios no puede haber floreros, ni cubiertas en las gomerías o veredas. Pero no se puede sancionar a la gomería; lo que tiene que haber es un plan de reciclado de esos elementos. Lo mismo ocurre para los vehículos abandonados o incautados que permanecen por varios días en espacios abiertos y pueden acumular agua cuando llueve.
El planteo es que los edificios públicos, hospitales y escuelas deben tener personal formado para eliminar recipientes con agua acumulada, detectar la presencia de Aedes aegypti y buscar los criaderos crípticos. Todas las personas se tendrían que formar en este tema y en la manera de comunicarlo para entusiasmar a la población con mensajes de prevención en lugar de generar alarmas.
-¿Qué podemos hacer en nuestras viviendas para evitar la reproducción del mosquito que transmite el dengue?
- La sociedad tiene la obligación de no poner en peligro la salud de la población por posibles epidemias. Ese concepto está indicado en el artículo 205 del Código Penal y fue reflotado por el Covid-19, pero se puede aplicar también para dengue. Una manzana saludable no coincide con la idea de limpia: se puede tener un balcón muy limpio que sea a la vez un criadero de mosquitos (a estas palabras corresponde una imagen de prolijas macetas, todas con sus respectivos platos para recoger el exceso de agua de riego, pero sin vaciar; o sea, futuros criaderos de mosquitos). Por eso, tenemos que ser observadores ambientales y educarnos para observar el ambiente en el que vivimos. Por ejemplo, la heladera tiene arriba de la bocha una bandeja y si el artefacto anda mal, allí se junta agua y se puede transformar en un criadero. Hay rejillas donde los mosquitos se pueden criar en las paredes pero se les puede tirar agua hirviendo para eliminar huevos y larvas. No tiene sentido que hagamos un listado de criaderos porque son cientos.
- ¿Es conveniente fumigar?
- La etapa de interbrote corresponde a la prevención y a estrategias antes de la aparición de los casos. Cuando no hay dengue, hay que hacer saneamiento ambiental, control de criaderos, eliminación de recipientes inservibles y capacitación. Lo mismo se hace en etapa de control que es cuando sí hay casos, y en la contención que coincide con un brote. En la etapa de control se agrega tratamiento focal intra y peridomiciliario con bloqueo de casos sospechosos. Cuando hay mosquitos infectados está bien aplicar un rociado con personal y maquinaria especializados y sistema de ultra bajo volumen; es decir que no se hace con cualquier fumigador. En la etapa de contención se hace rociado espacial.
- ¿Qué significa o qué involucra el concepto de manzana saludable?
- Manzana saludable es un concepto amplio y se vincula con la salud ambiental. Una persona vive en una manzana que es su ambiente y pasa allí, como mínimo, 8 horas diarias. Si los vecinos hacen fuego, se respira humo; si hay criaderos de ratas, éstas van a afectar al resto; si hay mosquitos también y si hay transmisión de virus dengue se va a contagiar.
Manzana saludable involucra resolver el problema de una forma global y armónica. Se pueden hacer cosas sobre Aedes aegypti que pueden servir para otros problemas, porque cuando uno empieza a conectarse con los vecinos y conversa, alguien detecta un problema que puede afectar al resto. O si alguien tiene un problema vinculado con la salud ambiental, el resto se puede enterar y prevenirse. Tiene muchos beneficios trabajar en vecindad.
Guillermo Di Salvatore/Archivo Informar y capacitar a la población, desde la escuela, es clave para evitar que proliferen los mosquitos.Informar y capacitar a la población, desde la escuela, es clave para evitar que proliferen los mosquitos.Foto: Guillermo Di Salvatore/Archivo
Resistencia al frío y migración
- ¿A qué se dedica el Grupo de Estudios de Mosquitos que dirige en la Universidad de Buenos Aires?
- El grupo se fundó en el año 1996 y en ese momento empezamos a estudiar a los mosquitos de la ciudad de Buenos Aires. Ahí vimos que había más de 30 clases distintas y nos dedicamos a varios grupos, entre ellos, los que se crían en zonas pantanosas donde hay plantas flotantes, y los que se desarrollan en charcos de lluvia (Aedes Albifasciatus) que se encuentran hasta en Tierra del Fuego y sobre los que hay varias tesis doctorales. Con Aedes aegypti trabajo desde la primera epidemia en la Argentina que fue en 1998, en Tartagal.
En el grupo hacemos estudios ecológicos y epidemiológicos; trabajamos con físicos epidemiólogos, matemáticos y en ecofisiología para estudiar los tiempos de desarrollo del mosquito. En este momento se está estudiando la adaptación de Aedes aegypti al frío.
También incursionamos en genética y morfometría geométrica para identificar subpoblaciones: así podemos determinar que los mosquitos de una zona son distintos de otra. Pudimos llegar a entender que las obras de construcción, a través del uso de tachos de 200 litros y maquinaria, son introductoras de huevos de Aedes aegypti que después eclosionan y permiten que se instalen poblaciones de mosquitos de un barrio a otro.
Además, me importa mucho la comunicación y observar la problemática del dengue desde la política pública: "Me animo a decir que en la Argentina nunca se hizo prevención desde un punto de vista serio porque siempre fueron campañas veraniegas con descacharrados incompletos en las manzanas, y por eso las epidemias de dengue son cada vez peores.