Cannabis medicinal: crecen el autocultivo y la venta ilegal
Desde el Colegio de Farmacéuticos y el Colegio de Médicos aseguran que “la venta ilegal es cada vez más grande”. Esto impide controlar la calidad del cannabis de producción clandestina. El mercado negro también es rechazado por quienes lo autocultivan para terapias personales. Quién regula su consumo y por qué se opta por la ilegalidad.
Flavio Raina Manifestación. En febrero pasado, distintas organizaciones de cultivadores de cannabis medicinal llevaron adelante una protesta frente al Laboratorio Industrial Farmacéutico, ante las demoras del Estado para producirlo.
“Mi papá sufre de cáncer de garganta y tienen que hacerle rayos. Me comentaron que el cannabis medicinal anda bien para la gente que sufre este tipo de problemas. Entonces le consultamos a su médico y nos dijo que él no puede recomendarlo pero que no tiene ninguna contraindicación, si él quiere tomarlo, que lo haga”. Éste es el relato de Karla (se reserva su identidad), una mujer que comenzó a darle aceite de cannabis a su padre —un anciano— para tratar de disminuir su padecimiento. “Luego lo hablamos en familia con mi padre, porque tenía dudas y temores. Y una vez tomada la decisión comencé a buscar adónde conseguirlo, en el mercado negro, obviamente”.
“Entonces me crucé con gente que lo produce por necesidad, no por negocio, ya que tiene algún familiar enfermo”, continuó su relato Karla. “A mi padre le habían dicho que con el tratamiento por el cáncer no iba a poder tragar y la verdad es que la pasa muy bien, aparte está con buen humor, no ofuscado, más allá de su padecimiento”, explicó esta mujer que atraviesa el doloroso tránsito de tener un ser querido enfermo. “No es que le pegó (en referencia a los efectos secundarios de la droga), sino que le alivió el dolor”, agregó la mujer.
Otros casos también desesperantes son los de las madres de niños que padecen epilepsia refractaria y encontraron en el cannabis medicinal una forma de aliviarles su padecimiento a sus chicos, al tiempo que mejora la calidad de vida al entorno familiar. Una de ellas es Laura Acosta, la mamá de Narella, una niña de 12 años que tiene un diagnóstico de encefalopatía y está bajo tratamiento con cannabis medicinal desde hace ya tres años. “El aceite funcionó de forma rápida en ella, le cambió la vida desde la primera gota que tomó”, contó Laura, quien al igual que la mayoría de las mujeres, batalla sola debido a que son las madres quienes se ocupan.
La pequeña recibe el aceite importado (Charlotte’s Web) que le cubre la obra social Iapos. Pero ello no es suficiente, por lo que su madre integra la organización Mamás Cannabis Medicinal (Macame) para autoabastecerse y garantizar así que nunca le falte. “Autocultivo de forma colectiva y solidaria, no sólo para autoabastecerme en caso de que me falte el aceite que me cubre el Iapos, sino también por si le falta a otra mamá, para su hijo”, dijo Laura.
El aceite de cannabis es utilizado para tratamientos contra la epilepsia refractaria infantil, cuando las crisis epilépticas son tan frecuentes que limitan la habilidad del paciente para vivir plenamente acorde con sus deseos y su capacidad mental y física, o cuando el tratamiento anticonvulsivante no controla las crisis, o sus efectos secundarios son limitantes para un desarrollo normal de la persona. También es utilizado para reducir la inapetencia, las náuseas y los vómitos producidos por la quimioterapia, así como para tratar el dolor y la espasticidad muscular en personas con VIH/Sida, entre otras patologías.
Amparo judicial
Las madres que integran Macame son conscientes de que el autocultivo está penalizado. Por ello, en septiembre pasado presentaron un recurso de amparo en la Justicia Federal, con el acompañamiento político del diputado provincial Jorge Henn (FPCyS). Pero el mismo fue rechazado, lo apelaron y la respuesta volvió a ser negativa. “Mientras tanto lo hacemos en forma ilegal, con el miedo que conlleva tener la planta en casa ante el riesgo de que nos allanen —dijo Laura. Lamentablemente, el riesgo existe y nosotras vamos por la vía legal, por ello fuimos a la Justicia”.
En Rosario, la jueza federal de primera instancia Sylvia Aramberri había autorizado a cultivar a las mamás rosarinas, “pero esa decisión fue revocada por la Cámara. Así que en este momento en nuestra zona no existe ningún permiso para autocultivar en la provincia”, explicó Domingo Rondina, abogado patrocinante de las mamás agrupadas en Macame. Al tiempo que advirtió la existencia de gran cantidad de detenidos en Santa Fe por cultivar, producir o vender aceite de cannabis. Tras la negativa de la Justicia federal rosarina, a fines de junio pasado las mamás presentaron un recurso extraordinario para llegar a la Corte Suprema, con la intención de que esta instancia resuelva si les permite seguir cultivando el aceite de cannabis para sus hijos e hijas.
Es la angustia y desesperación la que lleva hoy a las madres a producir el aceite. “Hemos visibilizado el autocultivo porque es la única forma de poder ser autónomas y seguir con el tratamiento para nuestro hijos. Lo hacemos de forma segura y obviamente no apoyando el narcotráfico ni al mercado negro”, resaltó Laura, al tiempo que advirtió que “hay mucha venta ilegal de supuestos aceites que no sabemos su procedencia”. Ellas no comercializan ni donan el aceite.
“No nos dejan cultivar, no permiten a la provincia que lo produzca el LIF, ni se cumple con la ley. Nos vendieron un buzón”, se quejó Laura. “Si lo podemos producir nosotras en nuestras casas ¿cómo no lo va a poder producir el Estado?”, se preguntó luego.
El cannabis medicinal refiere al uso de las preparaciones o principios activos de la planta Cannabis sativa, llamados cannabinoides, —entre ellos el tetrahidrocannabinol o THC y el cannabidiol o CBD— como terapia para tratar algunas enfermedades o aliviar determinados síntomas. El comienzo del uso de sativa se remonta a miles de años atrás, utilizado por muchas culturas. En la actualidad, a nivel mundial se está revisando su utilidad, y hay argumentos tanto a favor como en contra de su uso medicinal.
Cada vez más gente produce, compra o consume aceite de cannabis medicinal en Santa Fe, al igual que en el resto del país. Pese a que en la Argentina está prohibido el acceso desde el mercado negro a este producto, aumentó en forma considerable durante los últimos años. La mayoría accede a través de un conocido o lo busca a través de Internet. Pero, ¿quién controla la calidad de dicho cannabis? ¿Cómo se puede saber qué variedad del mismo es? Y ¿qué efectos causa? La respuesta a estos interrogantes pareciera ser incierta y podría explicarse, en parte, en la demora en la aplicación de la legislación vigente.
Mercado negro
Mientras tanto, la venta ilegal del cannabis medicinal en el mercado negro es vox populi y está claramente percibida por las autoridades. Desde los colegios de Farmacéuticos y de Médicos de Santa Fe se mostraron altamente preocupados al respecto. “Sabemos que se está cultivando y produciendo en forma doméstica”, advirtió el presidente del Colegio de Médicos de Santa Fe, Carlos Alico, quien estudió el tema. “Muchos pacientes que lo utilizan relatan que lo consiguen por sus medios —agregó. Lo que queremos es evitar el mercado negro, porque no tiene control de calidad y conlleva riesgos”.
En ese sentido, explicó luego Alico: “Si para otros productos medicinales pretendemos que sean indicados por un médico y comercializados por entidades reguladas por el Colegio de Farmacéuticos, debemos pretender lo mismo para este producto, pero lamentablemente hoy no se está siguiendo esa vía”.
“El mercado paralelo es cada vez más grande”, advirtió —a su turno— la presidente del Colegio de Farmacéuticos de Santa Fe, Adriana Cuello. “Estamos esperando que se legalice y comience cuanto antes a producirse en el país, para poder controlarlo”, agregó. Y reiteró que mientras tanto los farmacéuticos sólo reciben la prescripción médica y la autorización del Anmat para importar el aceite Charlotte desde EEUU, “todo lo otro es ilegal”. También contó que desde el Colegio han presentado denuncias de venta ilegal en dietéticas, no sólo de aceite sino también de cremas y harinas.
Ilustración: Lucas Cejas Ilustracion de Lucas Cejas para nota de Nicolas Loyarte sobre la espera por la reglamentacion de la ley que permite el uso de aceites eseciales de cannabis.
Ilustración: Lucas Cejas
Regulación
El consumo de ese aceite de cannabis “puede generar algún bienestar, pero no todo el producto es igual y debe ser previamente controlado para que todos los medicamentos sean iguales —advirtió el presidente del Colegio de Médicos. Sino podría ocurrir que el producto que le damos a un familiar no sea el deseado”. Luego insistió con que “lo ideal es consumir el aceite legal”, que hoy sólo se consigue importado, previa autorización de la Anmat.
La propuesta del Colegio de Médicos es “que sea el Ministerio de Salud, o quien este organismo designe, el encargado de producción, distribución e identificación de la calidad del producto”, señaló su presidente (ver Se demora...). “Esto garantizaría que todos los consumidores reciban la misma calidad y dosis”, finalizó su explicación el doctor Alico.
Se demora la producción del Estado
En marzo de 2017 el Congreso Nacional sancionó la Ley Nº 27.350 que regula la investigación médica y científica del uso medicinal de cannabis. A su vez, el decreto reglamentario Nº 738/2017 creó el Programa Nacional para el estudio y la investigación del uso medicinal de la planta de cannabis, sus derivados y tratamientos no convencionales, además de otras resoluciones.
Desde entonces, se espera que el Estado impulse la producción y elaboración del aceite de cannabis y sus derivados, para tratamientos medicinales. El Ministerio de Salud autorizó al Conicet y al Inta a investigar médica y/o científicamente el cultivo de cannabis y elaborar la sustancia para el tratamiento que suministrará el programa. Pero a más de dos años de esto, quienes acceden hoy al producto de forma legal lo hacen a través de la compra en el exterior, previa receta médica y autorización de la Anmat. Mientras que la gran mayoría opta por el autocultivo o lo adquiere en el mercado negro.
En Santa Fe, el gobierno provincial pretende elaborar el cannabis medicinal en el Laboratorio Industrial Farmacéutico (LIF). Pero hasta el momento no pudo iniciar el proceso debido a la falta de materia prima y a los impedimentos burocráticos con los que se encontró al pretender importarlo desde Uruguay (un lote donado por ese país quedó trabado), donde su producción es legal y está más desarrollada.
Ante este impedimento, en febrero pasado distintas organizaciones como Macame, Mamá Cultiva y Madres que se Plantan realizaron un abrazo simbólico al LIF como símbolo de protesta antes las demoras en la producción del Estado.