De la chispa al infierno: en más del 90 % de las quemas está presente la acción humana
La sequía y la sostenida bajante del río colaboran en crear un ambiente propicio para los incendios. Pero la acción del hombre "por error, omisión o intención" agrava sus consecuencias en pérdidas y costos. Tecnología para detectar áreas de riesgo, información climática para establecer puntos de acción y esfuerzo coordinado para ponerle, literalmente, el cuerpo al fuego.
"Hay fuegos que son chiquitos pero tienen posibilidades de crecer y otros que son grandes pero están cerca de un río y se cierran", dicen los especialistas que evalúan cómo actuar ante cada foco. / Gentileza
Es jueves a la mañana y en Santa Fe no se observan, a simple vista, columnas de humo. Pero sí hay puntos rojos en una de las pantallas de la sala de control de la Dirección Provincial de Protección Civil donde se monitorean los focos ígneos existentes, sobre todo, en el sur de la bota santafesina y en áreas vecinas.
Hay otras pantallas también: en una de ellas se sigue, minuto a minuto, el pronóstico del tiempo para atender a todos los indicadores y, en particular, a la velocidad y dirección del viento; un factor clave para que una chispa se convierta en infierno.
"Anoche fue complicado el panorama en los corredores viales", explica el director de Protección Civil, Roberto Rioja, a El Litoral. Si bien ese es campo específico de la Agencia de Seguridad Vial, el humo producido por quemas o por incendios accidentales (que, como se verá, no lo son en la enorme mayoría de los casos), es campo específico de esta repartición, dependiente de Gobierno, que viene desarrollando desde 2020 un trabajo interministerial junto con Seguridad, Ambiente y Salud.
En tiempo real. El control de los focos de calor es permanente y se completa con un exhaustivo informe de las condiciones climáticas. El viento es clave para modificar las condiciones de un incendio y para facilitar o retrasar las acciones. / Guillermo Di Salvatore
Esto era así hasta el jueves; el sábado, cuando se terminó de escribir esta nota, el panorama estaba más calmo para Santa Fe pero se seguía trabajando en algunos focos grandes entre San Nicolás y San Pedro donde estaban apostados brigadistas de Entre Ríos y Buenos Aires "y fue lo que pudo haber llevado humo a Rosario el viernes por la mañana".
"Cuando empezamos la gestión y surgieron los grandes problemas de las quemas por la gran sequía y por la bajante del río, encontramos que para ese tema fundamental había un gran vacío de respuestas", en particular para abordar aquellos incendios que se producen en zonas de islas donde la única forma de llegar es con medios aéreos. "Armar un operativo de ese tipo implicaba coordinar con provincia, con Entre Ríos y con Nación y demandaba varios días. Cuando avanzó 2020 coincidimos con otros ministerios en que teníamos que mejorar esa respuesta con medios y horas hombres para hacer frente a este tema". Se conformó así una brigada de 15 personas que recibieron capacitaciones específicas para actuar ante un incendio forestal pero también ante un derrumbe, una inundación u otra situación.
También llegó la vinculación con la provincia de Entre Ríos, se firmó un protocolo de acción rápida y se logró mejorar la respuesta y la coordinación con Nación que "invirtió muchísimo, de manera que si precisamos un helicóptero o un avión hidrante, está disponible". Todo esto además de los faros de conservación que registran la información a través de cámaras de alta fidelidad.
"Toda la actividad está protocolizada", explica Germán González, de la Dirección Provincial de Protección Civil. lAs medidas de seguridad y salud son fundamentales para el equipo de brigadistas. / Gentileza
"Estas estrategias nos permiten llegar con rapidez y evitar que se extienda el fuego. Con un avión vigía contratado y al mando de un técnico profesional, volamos las áreas donde están los puntos complicados y evaluamos la situación para saber si es necesario armar o no un operativo".
- ¿Quién avisa dónde tienen que ir?
- En las pantallas observamos los focos de calor y los puntos de referencia. Y ahí se recorre todo.
La evaluación depende de las intensidades: hay fuegos que son chiquitos pero tienen posibilidades de crecer y otros que son grandes pero están cerca de un río y se cierran. Son evaluaciones que hace el personal que trabaja en el tema.
- Desde 2020 trabajan con esta modalidad, qué evaluación hacen de estos tres años?
- 2020 fue de terror, sobre todo en la zona sur donde no quedaba área sin quemar. Fue realmente penoso. En 2021 mejoramos y creemos que más allá de los problemas que estamos teniendo por la época sin lluvia, con un río que sigue bajo y sin humedales internos dentro de las islas, están las condiciones para seguir por debajo de esos registros. Se dice que en 2020 fueron quemadas 800 mil hectáreas, y en 2021 fueron unas 150 mil. Ojalá este año estemos por debajo, pero hasta que no termine la temporada no lo podemos definir.
- ¿Cuándo va a terminar la temporada?
- Cuando llueva. Cuando venga una lluvia grande que enfríe toda la zona y se produzcan los humedales. Hasta tanto eso no ocurra hay que estar controlando todos los días porque el material está dispuesto para quemar.
- ¿Todos los días salen a sobrevolar?
- Todos los días controlamos todas las zonas; se vuela cuando se detecta que hay un problema grave. Pero hace 4 o 5 días que estamos volando porque queremos tener la tranquilidad de tener todos los puntos bajo control.
Fin de la jornada. Brigadistas se retiran de una zona afectada por las quemas. / Gentileza
- ¿Cuáles son las zonas más complicadas en este momento?
- La zona de Santa Fe y alrededores es compleja y la zona sur es muy compleja: Rosario, Gran Rosario y hacia el sur. Se ha llegado a trabajar durante 15 días en la zona entre San Nicolás y Baradero. La situación es más complicada cuando los vientos empiezan a rotar.
- ¿Por qué se producen las quemas?
- Tuvimos una reunión en Buenos Aires de la que participamos las protecciones civiles de todas las provincias y estuvimos de acuerdo en que el 96 % de los fuegos se inician con la mano del hombre de por medio. Puede ser por un error, una omisión o una intención. Pero generalmente está presente la mano del hombre.
La sequía y la bajante del río complican la situación en los últimos años; una lluvia fuerte podría significar el "fin de temporada" de los incendios forestales. / Gentileza
La provincia de Santa Fe efectuó hace un par de semanas una denuncia a través de la Fiscalía de Estado ante el Juzgado Federal con asiento en Victoria. Entre Ríos. Tuvimos que trabajar diez días cerca de Rosario y fue una tarea muy intensa porque (el fuego) estaba muy pegado a la ciudad y afectaba mucho a la zona urbana. Esta (la de la justicia) es la "pata" que hace falta mejorar para tener mejores resultados. Cuando la gente vea que esto es en serio, que tiene consecuencias, se va a tomar más conciencia.
Es necesario apelar a la conciencia de la gente, para que tenga en cuenta que esto es mucho trabajo, hay personas que se sacrifican y ponen en riesgo la vida. Pero también es muy costoso porque una hora de helicóptero requiere 3500 o 4000 dólares y la hora de avión hidrante, entre 1500 a 2000 dólares.
Para tener una idea, en 2020 fueron casi 4 meses de operativos (aunque con interrupciones) que involucraron a unas 150 personas. A los costos mencionados hay que sumar la logística, la rotación de brigadistas, una dieta especial, equipamiento y ropa adecuada. Este es un costo para el Estado nacional o provincial, pero que en definitiva sale de los bolsillos de toda la ciudadanía.