El Litoral | area@ellitoral.com
La empresa santafesina condujo el minucioso proceso de recuperación del inmueble patrimonial. “Fue un gran desafío y estamos orgullosos de lo que hicimos”, dijeron.
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La firma constructora Coemyc fue quien llevó adelante el proceso de restauración de la Casa de la Cultura, ubicada en bulevar Gálvez y Güemes. “Fue un desafío enorme”, reconoció su titular, Norberto Allaio. Es que la mayor experiencia que tenían en la recuperación de edificios antiguos, era la intervención que realizaron en La Redonda, “que si bien era una obra importante, no tenía la calidad artística de ésta”.
Allaio tiene claro cuál fue la clave del éxito del trabajo que realizaron: “Nuestro equipo tuvo la habilidad de convocar a los mejores especialistas del país en cada tema, ese fue nuestro mayor mérito”. Así llamaron a artesanos y profesionales para recuperar y hacer a nuevo los vitrales, las molduras de yeso, la zinguería y el techo, los pisos de madera, y así en cada rubro. “Nos sorprendió el tiempo que les llevaba cada cosa, tenían una paciencia que nos asombraba, en especial a los constructores que estamos habituados a hacer las cosas lo más rápido posible. Incluso para molduras que se colocaron a 5 metros de altura, pero ellos nos contestaban ‘el trabajo lo hago bien, se vea o no se vea’; ese era el espíritu que tenía todo el mundo que trabajó ahí, y que aplaudimos”.
Una de las mayores incertidumbres que tuvieron al tomar la tarea de reconstrucción fue la de calcular el valor del trabajo: “Arriesgamos mucho porque, la verdad, es que no sabíamos el verdadero daño que tenía la estructura de la casa”, dijo el empresario. Y contó un ejemplo: “Los techos de pizarras tienen una tejas negras de piedra que van pegadas con clavos a una estructura de madera que estaba destruida en un 50%, y hubo que reemplazarla entera. Eso no lo podíamos apreciar a priori. Y así con muchas tareas”.
Entre las anécdotas, Allaio recordó cuando contrataron a la empresa que se ocupó de reparar el techo: “Cuando les preguntamos por sus antecedentes, nos contestaron que tenían 300 años de antigüedad, nos sorprendió. Pero claro, nos explicaron que el tatarabuelo (o más lejano aún) de los actuales dueños había venido de Alemania y trajo el oficio, que continúan desarrollando hasta la actualidad. Nos reíamos todos”.
El excelente trabajo realizado en la Casa de la Cultura llena de orgullo a los integrantes de la firma santafesina: “Ver la casa terminada es un verdadero orgullo, por haberla hecho nosotros y poder mostrar que somos capaces de hacer una cosa así”. A tal punto, que ganaron las licitaciones para concretar la restauración de la fachada de la UNL y de la Casa del Brigadier, dos desafíos en pleno proceso.
“Hemos abierto la puerta a una nueva actividad, que se suma a todo lo que hemos hecho a lo largo de 47 años de historia de la mano de Mario Bourquin y Norberto Allaio”, finalizó el titular de Coemyc.