Gastón Neffen
El municipio va a colocar este sistema, que aumenta trece veces la capacidad portante del suelo, en 35 cuadras testigo del barrio. Lo utilizó EE.UU. durante la operación “Tormenta del desierto”, en Irak.
Gastón Neffen
[email protected] Si funciona, es una de las ideas más innovadoras en la historia de la Costa. La misma tecnología que utilizó el Cuerpo de Ingenieros del Ejército de Estados Unidos en la operación “Tormenta del desierto” -a principios de los ‘90-, quizás sea una alternativa para mejorar la transitabilidad de las calles de arena en Colastiné Norte, que se transformaron en un lodoso pantano de arena y barro durante las constantes lluvias de abril. La Municipalidad de Santa Fe lo va a probar en 35 cuadras testigo. “Luego de su uso militar, la empezaron a utilizar las empresas civiles y para nosotros fue una solución para hacer transitable un camino de arena que se inundaba en la selva panameña, cuando trabajaba en el canal de Panamá”, contó el ingeniero Ricardo Alcaraz, secretario de Obras Públicas del municipio, en una entrevista con El Litoral. Lo que a los ingenieros de los marines les servía para darle mayor solidez a los caminos y construir estacionamientos para sus camiones y vehículos militares en medio del desierto iraquí, se va a adaptar para que aumente trece veces la capacidad “portante” de las calles de arena de la Costa. “Sobre el suelo de la calle se coloca una malla geotextil, similar a la de los terraplenes, y luego las geoceldas que retienen la arena -junto al geotextil- y le dan mayor solidez a la calle”, explicó el funcionario (ver infografía). Es una alternativa que, además de ser más barata que el asfalto o el pavimento articulado, también tiene la ventaja de mantener la identidad de los barrios costeros y que a priori tiene una relación más sustentable con las oscilaciones de la napa freática (filtra la humedad pero no deja “escapar” la arena). “Estamos definiendo las calles en las que vamos a colocar las geoceldas en función del Plan de Hídrico del Instituto Nacional del Agua (INA) porque tienen que tener desagües”, indicó Alcaraz. El municipio va a comprar 28.000 metros cuadrados de geoceldas, una cantidad que alcanza para hacer 35 cuadras (en cinco calles de penetración, las que más usan los vecinos para salir y entrar del barrio). Esta etapa de la obra se va a financiar con recursos municipales. “Al sistema se la garantiza diez años de servicio, como mínimo, y el mantenimiento es sencillo porque logra retener la arena y evita que se formen las ollas que tanto complicaban a los vecinos”, aseguró el funcionario. Lógicamente habrá que ver cómo funciona con el combo: napas altas y lluvias intensas, sobre todo en las zonas más bajas; pero cuando este escenario climático se instala en la Costa es inevitable que haya dificultades en algunos sectores (estas medidas están pensadas para mitigar los problemas y ofrecer alternativas de circulación a los vecinos). Frente al mismo problema, el municipio de Rincón tuvo otra propuesta: colocar pavimento articulado en tres calles de Villa California (El Sol, El Rocío y Los Eucaliptos). La idea, que todavía no se presentó en forma oficial (se la adelantó el intendente Carlos Sánchez a El Litoral), generó mucho debate, porque implica una inversión significativa y también hay dudas sobre cómo puede comportarse “el articulado” en las zonas con cotas bajas cuando el río esté alto.