Este viernes a la mañana se volvieron a encontrar en el Ministerio de Trabajo representantes de UTA Santa Fe, del sector empresario y de los gobiernos provincial y municipal, ante la total incertidumbre que permanece respecto al nuevo esquema de reparto de subsidios al transporte que propuso el gobierno nacional.
La situación es muy complicada, en principio sólo para la capital provincial porque todo indica que sufriría una quita importante de subsidios, y hay preocupación por lo que podría pasar después del 4to. día hábil de febrero, cuando los choferes deban percibir sus salarios con el aumento paritario del 17,2% .
El martes de la semana próxima, las autoridades viajarán nuevamente a Buenos Aires porque se deben empezar a firmar los convenios, que imponen un congelamiento de la tarifa retroactivo al 1 de enero.
El subsecretario de Transporte de la ciudad, Lucas Crivelli, permanece en silencio. Es que tiene entre sus manos un problema de gran magnitud, del que cuesta vislumbrar una salida airosa, y mantiene en vilo a empresarios y trabajadores del sector.
¿Por qué es grave la situación de Santa Fe?
En primer lugar, en septiembre del año pasado se logró cerrar un aumento del boleto a 28,90, por debajo de lo que cuesta en otras ciudades, gracias a una inyección de dinero que acercó el gobierno nacional para ciudades del interior que tenían el sistema Sube y no percibían otros subsidios, como Santa Fe. Eso totalizó en 2019 unos $ 24.000.000 al mes, que es lo que se dejará de percibir al eliminarse la resolución 1086.
Lo que propone Nación ahora con el nuevo esquema contempla otorgar $ 14.700 por chofer (equivale al aumento paritario que ya debiera haberse comenzado a pagar en enero y no se hizo) y $ 20 por litro de combustible (Santa Fe consume unos 600 mil litros mensuales, según los empresarios, con lo cual se totalizan $ 12 millones). Los cálculos dan, entonces, una faltante de $ 12 millones para que el sistema funcione, que nadie sabe de dónde saldrán.
Además, los empresarios aseguran que la tarifa ya está atrasada y calcularon en diciembre, con el viejo esquema de subsidios, que el nuevo valor debería ser cercano a los $ 37. Pero si Santa Fe adhiere al convenio nacional, no podrá aumentarlo.
Santa Fe es la única ciudad de la provincia que se enfrenta a este callejón sin aparente salida porque es la única que está adherida al sistema Sube, por medio del cual el Estado nacional financia el costo del boleto que pagan algunos pasajeros, para que abonen menos quienes tienen algún atributo social, como AUH por ejemplo, pero no es dinero que llega a los empresarios.
Las localidades que no tienen Sube reciben, y lo seguirán haciendo con la nueva propuesta, lo que dispone la Resolución 1085, que en Rosario, por ejemplo, equivale a $ 38.000.000 al mes. Ciudades como Paraná, Corrientes, San Luis y otra decena tienen el mismo problema que Santa Fe. Quizás sea necesario encontrar una solución diferente para estos casos en el nuevo esquema de distribución de subsidios.
Si bien la decisión general de adherir a la nueva propuesta nacional está en manos del gobierno provincial, cada municipio deberá resolver si se suma o no. Para el municipio capitalino, la decisión es muy complicada: si no adhiere, no recibirá nada; si acepta, le faltará la mitad de lo que requiere el sistema para funcionar y no podrá obtenerlo de los pasajeros porque no podrá aumentar el boleto. Y según lo que vienen advirtiendo las autoridades, las cuentas de Provincia y Municipio están en rojo como para salir en auxilio.