“Señores, evitemos el papelón”. “No me corrás por ese lado, ni me tirés el reglamento interno por la cabeza”. “Traeme la versión taquigráfica, ¡dale!”. “No vamos a legitimar esta impunidad”. Gritos, reuniones poco protocolares en el recinto, un concejal que se levantó, fue a la banca de otro, le sacó una especie de “block” de notas, se la llevó a su atril y la arrojó enojado. Los dedos de los taquígrafos no daban abasto. Una concejala estaba descompuesta: “Tengo fiebre, ¿qué querés?”, se le escuchó decir. Pero su presencia era necesaria para la votación.
Tenés que leerJosé Corral, balance y el eje final de su gestión: el legado¿Qué era todo ese escenario casi “almodovariano”? El Concejo estaba tratando el mensaje N° 32, enviado por el intendente José Corral, donde le pide al Legislativo autorización para adecuar el presupuesto actual por $ 1.037.075.000 para, según el texto, pagar los haberes de empleados municipales de los meses de noviembre y diciembre, y cubrir intereses de deuda de empréstitos tomados en 2018. Jorgelina Mudallel (PJ) había asumido en lugar de Marcos Castelló, que renunció para ocupar la banca de senador por La Capital, y su iniciación de fuego en el Legislativo no pudo ser más de fuego.
Por partes: se alteró el tratamiento de los asuntos de la sesión. Se pidió tratar el mensaje con la ordenanza, se votó y aprobó su tratamiento; pero un concejal pidió urgente la palabra: “¿Qué estamos haciendo? ¡No era lo acordado en parlamentaria! ¡Es una vergüenza esto!”. Pidió reconsiderar la votación. Fue aprobada una nueva votación. Tras casi dos horas de debate, el expediente seguía ahí porque había una pulseada político-jurídica de criterios interpretativos.
Finalmente, el proyecto se votó: 11 votos a favor y 6 en contra, éstos todos del PJ excepto el de Lucas Maguid, hoy un díscolo político. Se votó pero no se aprobó, para sorpresa de propios y extraños: como había diferencias de criterios que no se subsanaron, el presidente del Cuerpo pidió que se someta a votación el expediente, pero que la comisión de Gobierno se constituya este viernes para establecer una interpretación sobre qué corresponde: mayoría especial (dos tercios, 12 votos) o mayoría simple de votos (9 manos alzadas). Esa era la diferencia interpretativa que partía aguas.
Sobre la base de esa interpretación, se reunirá el Concejo nuevamente para avalar la votación, sea por la positiva o la negativa, supo El Litoral de fuentes legislativas. De momento, todo quedó en suspenso y la sesión entró en cuarto intermedio.
El PJ no quería que se apruebe la readecuación presupuestaria en esa sesión. Pedía más tiempo de análisis, cumplir con las formalidades del despacho —que en principio, no tenía las firmas suficientes de la comisión de Hacienda— y que el Ejecutivo entregue toda la información requerida. Su postura es que, para la aprobación de esta readecuación del Presupuesto de $ 1.000 millones, se necesitaba juntar aquella mayoría especial de dos tercios de los votos.
Por su parte, tanto el Bloque FPCyS (el intendente electo Emilio Jatón estuvo presente como concejal, en la que quizás haya sido su última sesión) como el Bloque Cambiemos estaban de acuerdo con darle el visto bueno al pedido del intendente, aprobarlo y, para eso, según su “biblioteca jurídica”, se necesitaba una mayoría simple de votos. La pulseada parecía de músculos tensados al máximo, y nadie daba el brazo a torcer. Se aprueba con dos tercios: no, se aprueba con mayoría simple, se oía decir.
“(José) Corral nos toma de rehenes a los concejales, y toma de rehenes a los empleados municipales. Hay otras instancias, como un decreto municipal, ad referéndum de este Concejo al que puede recurrir. Pero no van a sacar a los ponchazos esto”, bramaba Ignacio Martínez Kerz (PJ - Santa Fe). “Yo hoy renuncio a la presidencia de la comisión de Hacienda porque no voy a legitimar, a legalizar una impunidad”, como calificó el pedido de adecuación presupuestaria.
“Objetamos las formalidades que carecía el expediente (en cuestión). No siguió el debido curso, en la comisión de Gobierno no tuvo debido tratamiento. Esa falta de formalidad hizo que yo no legitime un acto administrativo que carece de la formalidad”, cuestionó Martínez Kerz. “Esos mil millones de pesos son un monto indescifrable, es exorbitante. Porque no está detallado hacia adónde irán esos fondos, y hoy no es el día para aprobar esto. Pedimos que se cumplan con los aspectos formales de este despacho. Y es un despacho que requiere de una mayoría calificada (dos tercios)”.
Carlos Pereira (UCR-Cambiemos) pidió seguir con la votación. “No acompañamos la moción”, dijo el justicialista Juan. C. Cesoni. “Vamos a cuarto intermedio”. No ocurrió. Y así, por momentos parecía un diálogo de sordos. Intervino el secretario legislativo, para aclarar un poco tamaño desmadre: citó artículos del reglamento interno de Concejo. Cesoni pidió asistencia a la concejala que no se sentía bien. Pero no: “Me quedo”, le respondió. Se citaban más artículos: no se ponían de acuerdo en algo puntual: si la votación era con mayoría especial o simple.
¡Las comisiones se concluyeron en reunión parlamentaria, y el despacho siguió su curso normal! Se debe votar. Un poco de coherencia por favor”, clamó Carlos Suárez (UCR-Cambiemos). Según su interpretación, el despacho de la discordia podía ser tratado y aprobado con votación simple, con nueve manos alzadas. “¡Es un endeudamiento!” “¡No, es una adecuación presupuestaria, algo que se envía todos los años”, se decían entre sí los ediles, sin pedir la palabra al presidente. “Se vota con mayoría especial!”. “No, con mayoría simple”.
González recogió el guante, y recordó otras ocasiones donde se aprobaron otras readecuaciones. “No nos corran con que se necesitan dos tercios para dar una readecuación presupuestaria, porque no es así. Pongamos a votación, corresponde votación simple”, otra vez, y no: aparecía la interpretación del PJ: corresponden dos tercios. “Votemos, señores. ¡Queremos que Emilio Jatón tenga las herramientas para votar, pero no queremos que nadie nos ate las manos y nos corte la posibilidad de ejercer el gobierno como corresponde!”, sinceró el edil frentista.
El truco conversado siguió largo rato más, hasta que el presidente, Sebastián Pignata, pidió que se vote pero que se espere un dictamen de la comisión de Gobierno sobre qué interpretación jurídica debe primar en este caso en particular. Ese dictamen versará sobre la cuestión de fondo: si la readecuación pedida por Corral se puede aprobar por mayoría simple, o por dos tercios. La concejala descompuesta pudo retirarse a descansar.