California, Illinois, Indiana, Minnesota, Oregon, y Kansas; una muerte por cada Estado norteamericano. Detrás de una cortina de humo, o de una nube de vapor, se ocultaba la prueba del delito. Hace unas semanas, Estados Unidos se vio conmovido por la muerte de seis personas que, según reportó Centers for Disease Control and Prevention —Centros para el Control y la Prevención (CBC)—, enfermaron por inhalar regularmente sustancias producidas por vapeadores y cigarrillos electrónicos.
El estudio, que se llevó adelante en 25 Estados con diferentes políticas de regulación en la comercialización y el consumo, reveló que en 215 personas que enfermaron (entre estos, las seis víctimas fatales) había un denominador común: todos eran consumidores de vapeadores o cigarrillos electrónicos. Este reporte fue publicado formalmente por el Gobierno Federal de Estados Unidos y desencadenó una serie de efectos en relación a las políticas regulatorias de los diferentes Estados de ese país.
Los vapeadores y cigarrillos electrónicos son dispositivos que emergen, impulsados por la creencia de que sirven para que un fumador de cigarrillo de papel pueda dejar de fumar, hasta la nebulosa de “lo que está de moda”. El problema es que “vapear”, o fumar un cigarrillo electrónico, ocasiona efectos que pueden llegar para quedarse. La enfermedad pulmonar grave fue el saldo que les dejaron estos dispositivos a los 215 casos reportados por la CBC, donde se identificaron tres factores predisponentes: 1- la dosis (intensidad de la inhalación —cuanto vapea una persona—), 2- situaciones de cambio (cuando se cambia de aparato o de líquido), 3- situaciones crónicas previas (afecciones que los fumadores pueden haber tenido desde antes).
.
La voz de un especialista
Martín Maillo es médico neumonólogo, alergista, director del Instituto del Buen Aire (matrícula 3635) y docente de Neumonología de la Facultad de Ciencias Médicas en la Universidad Nacional del Litoral (UNL) . En diálogo con El Litoral se refirió a la problemática de estos dispositivos: “En primer lugar hay que decir que tanto los vapeadores como los cigarrillos electrónicos están prohibidos por la Administración Nacional de Medicamentos Alimentos y Tecnología Médica (Anmat), por lo tanto no se pueden comercializar”.
También aclaró que, si bien el cigarrillo electrónico y el vapeador son dos maneras distintas de generar vapor (uno lo hace a través de una reacción química y el otro por calentamiento de un líquido), ambos ocasionan problemas para la salud. El líquido que es inhalado generalmente tiene nicotina y saborizante, y otros aditivos. La nicotina es adictiva. Estos dispositivos se consideran productos de tabaco porque la mayoría de ellos contiene nicotina, que proviene del tabaco. “Al analizar las partículas ultrafinas que componen el líquido, se encuentran metales pesados (níquel, estaño y plomo), componentes orgánicos volátiles y aromatizantes como el diacetil (un químico relacionado con una enfermedad pulmonar grave). Pero no agua, como muchas veces se piensa”, agrega.
En relación a que estos dispositivos pueden ayudar a dejar de fumar y al efecto que puede producir en los fumadores, las instituciones como Asociación Argentina de Medicina Respiratoria (Aamr), Asociación Latinoamericana de Tórax (Alat), Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ), Sociedad Mexicana de Neumología y Cirugía del Tórax (Smnyct), y European Respiratory Society (ERS) son terminantes: no hay pruebas científicas que sustenten que estos dispositivos ayuden a dejar de fumar, tampoco que demuestren que es seguro para los consumidores.
Además, Maillo afirma que “muchas veces los fumadores de cigarrillos de papel no dejan de fumar ni reemplazan el consumo, sino que fuman las dos cosas”. En esto último, las instituciones antes citadas también toman un posicionamiento muy claro: hay evidencias de que estos dispositivos pueden favorecer el aumento de consumo de tabaco a nivel poblacional.
Los efectos que estos dispositivos pueden generar en los fumadores entraron en foco luego del reporte de la CBC. Pero, hasta ahora, el conocimiento respecto de esto es parcial. El Dr. Maillo expresa que “como todavía no ha pasado tanto tiempo desde que esto se empezó a consumir en forma masiva, no se sabe qué puede llegar a producir a largo plazo. Se sabe que hay sustancias cancerígenas, pero para que se demuestre la producción del cáncer se necesitan varios años de consumo de este tipo de productos. Aunque se presupone que el efecto será el mismo que produce el cigarrillo”.
Para Martín Maillo, en el último tiempo se ha visto un descenso pronunciado del cigarrillo convencional en la gran mayoría de los países y la aparición de estos dispositivos en los primeros planos, responde a generar un nuevo mercado a base de un nuevo consumo. Entiende que es importante “desenmascarar al cigarrillo electrónico”. El Director del Instituto del Buen Aire afirma que “como es una moda, es una buena forma de iniciarse en el consumo. A partir de falsas verdades, como que el vapor que se consume es solo agua, muchos jóvenes que llegan a esos elementos están motivados por un elemento que está de moda y por el desconocimiento de las consecuencias. Pero incurren en una práctica nociva para la salud, a base de un dispositivo que está prohibido”. Además, el neumonólogo agrega: “Hay que dar a conocer la información disponible y cierta sobre la realidad de los cigarrillos electrónicos y los vapeadores, pero también hacer cumplir lo que ya está regulado por Anmat”. Maillo también manifiesta la atención respecto a que estos dispositivos puedan representar una nueva vía para inhalar cannabinoides y otras sustancias prohibidas.
En orden a como se atraviesa esta problemática desde el conocimiento y la concientización en la ciudad de Santa Fe, Maillo explica que se está trabajando en lo individual y en cada reunión y charla que se puede llegar a dar sobre este tipo de dispositivos. “Lo que pasa es que hasta el momento no se contaba con un apoyo basado en una fuerte evidencia como para poder masificar el impacto. Desde el punto de vista nacional e internacional, se viene trabajando en la concientización sobre el cigarrillo electrónico desde hace más o menos tres años”, finaliza.