Los aplausos, los gritos de exclamación, vítores y los receptores de radio, daban cuenta de la presencia del protagonista de “La Piscina”, “Borsalino (junto a Jean Paul Belmondo)” y el “Asesinato de Trosky”. En ese momento, se aflojaron las piernas del “Macho” o el “Hombre de Hierro”, como se lo conocía durante su notable campaña en los cuadriláteros europeos y del mundo. Carlos Monzón, el más grande campeón mundial de los medianos, recibió en la cárcel de Las Flores, con notable alegría, una amplia sonrisa en sus labios y con un abrazo interminable, a su amigo Alain Delon.
Cuando el rodado oficial que trasladaba a Delon y que avanzaba por la Av. Blas Parera, al doblar hacia la izquierda y avanzar por la calle principal hacia la cárcel, varias decenas de miles de personas que estaban apostadas en el lugar desde hora temprana, con banderas argentinas y de entidades deportivas, fotografías del más grande deportista de Santa Fe de todos los tiempos, pañuelos, pancartas y otros elementos, llenaron de asombro al cineasta.
La visita de Alain Delon a Santa Fe en 1993
El visitante comprendió realmente la admiración, el amor, la grandeza, la popularidad y la pasión del pueblo por Carlos Monzón, los cánticos de hombres y mujeres de los barrios más humildes y vulnerables del noroeste de la capital santafesina, lo llenaban de orgullo, satisfacción, y brindaban también de esta forma el reconocimiento y agradecimiento a su amistad.
Cuando el vehículo pasó el pórtico de la Unidad Penitenciaria Nº 2 de Las Flores y se detuvo frente a la entrada principal, un nutrido grupo de mujeres que prestan servicios en dicho organismo se abalanzaron sobre la figura del intérprete de “El Silencio de un Hombre” y director de “Por la piel de un policía” y “Diamantes para un ladrón”. El director Alberto Núñez, con uniforme y el personal superior del establecimiento lo acompañaron al cineasta hasta la celda donde estaba el “Hombre de Hierro”, en medio de cerrados aplausos y ovación de los internos.
Delon fue el organizador del combate de Monzón con el cubano-mexicano José Angel “Mantequilla” Nápoles. No los unió solamente el éxito, sino también la adversidad, defendiendo el cineasta francés siempre su relación con el inolvidable poseedor del título de los medianos entre 1970-1977.
Aquella tarde en la cárcel, le confesó Monzón a su amigó francés que “estoy en la parte final del combate más largo y difícil de mi vida. Dentro del ring he sostenido peleas muy complicadas frente a rivales de notable jerarquía, porque en mi época de pugilista tuve la suerte de recorrer el mundo, especialmente en Europa (Roma, Montecarlo, París, Copenhague), teniendo como contrincantes a los mejores púgiles escalafonados en el concierto mundial”.
Entonces, el ex campeón mundial de boxeo le explicó a Delón que los momentos más dramáticos de su existencia, fueron cuando fue castigado por la Justicia bonaerense, consignando que “las celdas son deprimentes; las rejas te producen un gran dolor y tristeza y te dan ganas de quitarse la vida. Creo que me condenaron porque soy Carlos Monzón, para ejemplificar que nadie tiene privilegios”.
El insigne visitante mirando a los ojos a Monzón, le explicó en un francés un poco españolizado: “Mira Carlos, pienso personalmente que 17 años es demasiado tiempo para estar tan lejos de un hermano...”, concepto que llegó muy profundo al corazón del indomable campeón de boxeo, al que se le deslizaron algunas lágrimas de sus ojos.
Momentos después, Monzón le pidió a su amigo francés que lo acompañara hasta el patio del penal donde se sentaron solos en sillas de madera, siendo invitados por Ceferino Morales (campeón argentino amateur), sparring del inolvidable monarca, a degustar un exquisito café y a recordar tiempos viejos.
“Escopeta” Monzón reconoció que sus únicos amigos en el país galo fueron Delon y Jean Claude Bouttier, señalando que su única ambición durante todos los años que pasó en prisión, era volver a Francia para reencontrarse con ambos. “Le entregué a Carlos todos mis datos para que cuando saliera en libertad se pusiera en contacto conmigo”, refrendó el cineasta.
“En cuanto recobre mi libertad en mayo o junio tengo previsto viajar a Francia, porque ese país me gusta y te juro Alain que en la Argentina no puedo seguir viviendo”, expresó Monzón como pidiendo auxilio o ayuda.
Delon reveló a la revista argentina “Caras”, en 1993, que tuvo a su cargo la cobertura periodística exclusiva del acontecimiento que “hace 20 años invité a Carlos visitar Francia para exponer por octava vez el campeonato mundial de boxeo con Jean Claude Bouttier. Ese acontecimiento me dio la posibilidad de poder conocer mejor al monarca y sobre todo, al hombre, a ese personaje fuera de lo común”.
Alain Delon en Casa de Gobierno
La mayor sorpresa del famoso cineasta natural de Sceaux Hautes de Seine, nacido el 8 de noviembre de 1935, fue cuando arribó a la Casa Gris, debido a que le dieron una calurosa bienvenida más de un millar de mujeres (de varias generaciones), de distintos organismos provinciales, legislativos, judiciales, municipales, estudiantes y de la actividad privada; recibió entonces un especial afecto y el amor de las santafesinas expresado de distintas maneras.
El francés en el despacho oficial expresó: “Gobernador Reutemann, vengo a presentarle mis saludos, expresar mi felicitación por su nueva función y solicitarle autorización para poder visitar a mi amigo Carlos Monzón, en la Unidad Penitenciaria Nº 2 de Santa Fe, donde voy a ir a saludarlo después de 17 años, y pedirle que cuando recupere su libertad lo espero en Francia, donde pienso recorrer junto a él varios países de Europa”.
Antes de despedirse, Alain Delon además de expresar la admiración por su amigo e indiscutido monarca de los medianos, precisó que “como Monzón, nunca me olvidé de mis propias raíces, porque yo también fui muy pobre. Carlos me confesó alguna vez que de la miseria llegó a la opulencia”, asegurando finalmente que “sobre el ring fue un gran campeón y fuera de él un buen compañero y amigo”, concluyó.